En Familia

El humor saludable

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La risa es un remedio infalible, como lo demuestran los grupos de médicos y paramédicos conocidos como los payamédicos, que buscan la risa de los pequeños pacientes, de sus familiares y del personal que los asiste. Foto: Archivo El Litoral

Por Rubén Panotto

 

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En la ciudad y en determinados horarios de un día laborable, se observan mareas de personas aceleradamente movilizadas para llegar a su trabajo; colectivos repletos con gente apretada; niños y adolescentes rumbo al colegio, y madres conduciendo preocupadas por dejar puntualmente a sus pasajeros, en los diferentes establecimientos educativos. Sin dudas, son los momentos más tensos de la jornada, en que se ven ceños fruncidos, labios apretados, donde el buen humor y la sonrisa desaparecen bajo la presión de agendas sobrecargadas para encarar dignamente la vida personal y del grupo familiar. Esta es nuestra realidad, y así vivimos soñando con la fantasía de poder disfrutar el placer del esparcimiento, las vacaciones y de compartir con otros el buen humor, la alegría, la risa.

La salud y la risa

A mediados del siglo pasado, nació una revista denominada Selecciones, pluritemática, que aún hoy circula, con la edición de artículos y experiencias científicas para una vida saludable, y entre varias notas hallé una titulada: “La risa remedio infalible”.

Años ha, chicos y grandes disfrutábamos leyendo los sanísimos chistes de esa publicación, que obligaban a reírse sin pudores. A modo de ejemplo, en una ocasión había un texto humorístico que decía: “... recuerdo que cuando mi abuela cumplió setenta años, el médico de la familia le recomendó que caminara por lo menos 5 km diarios... Justo hoy debe estar cumpliendo los noventa, pero no sabemos a dónde habrá llegado”. Otro contaba que un abuelo hizo una llamada telefónica y lo atendió su nieto de 5 años: “¿Sabés quién soy?”, bromeó el anciano, y el niño dejó rápidamente el tubo y corrió para comentarle a su madre: “¡Mamá, habla el abuelo y no sabe quién es!”.

En nuestra ciudad hemos recibido la visita de grupos de médicos y paramédicos jóvenes -los payamédicos-, hasta donde se conoce, viajando desde Italia como voluntarios, desplegando visitas en los hospitales de niños, con la finalidad de hacer reír a los pequeños pacientes, a sus familiares y al personal que los asiste, con el digno propósito de mejorar el estado anímico de los involucrados, y obtener mejoras sustentables en los tratamientos hospitalarios. Su objetivo, más allá de mostrarse con sus grandes narices rojas y zapatos de gigantes, es sacar de adentro el humor que todos tenemos, y compartirlo para hacer la vida más llevadera.

Para la Organización Mundial de la Salud -OMS- “la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia. La dimensión mental de los pensamientos y emociones, como también las conductas y relaciones sociales del ser humano, influyen en la salud del individuo”. Es oportuno recordar que célebres humoristas se presentaban ante las tropas en la Segunda Guerra Mundial, para levantar el ánimo y humor de los soldados, que cada instante arriesgaban sus vidas en el frente de batalla.

Un estudio hecho en Bangladesh sobre setecientas mujeres encinta dio como resultado que el 25% de ellas había padecido depresión y ansiedad durante el embarazo, y fueron las que desarrollaron fetos disminuidos y de bajo peso, en comparación con aquellas que habían llevado el embarazo con buen ánimo y sentido del humor.

A los padres

Cuando vemos que todo lo que ocurre a nuestro alrededor no da motivos para el buen humor ni lleva a la risa, es algo lógico y correcto. De manera que debemos buscar en otros ámbitos esos estados indispensables para disfrutar de la vida. ¿No será que la posibilidad está en nosotros mismos? ¿No les parece que el humor y la risa es una capacidad que está en cada uno y debemos desarrollarla con inteligencia y predisposición? Muchas veces se ha considerado que la risa, en ámbitos como el aula, no corresponde, y hasta implicaría una falta de respeto; no obstante está comprobado que reírse oportunamente y con libertad distiende y ayuda al aprendizaje y a la convivencia. El bebé recién nacido llora por necesidad y ríe por satisfacción. La risa y el humor se cultivan en los encuentros familiares recordando anécdotas y picardías de los más jóvenes, mirando fotos de los mayores, relatando situaciones aun dolorosas pero despojadas de dramatismo, con sentido del humor.

La risa tiene componentes terapéuticos y estimula los sistemas respiratorio, cardiovascular y hormonal, con el agregado de que nos llena de optimismo y ganas de vivir. ¿No les parece que los padres debemos forjar el ambiente apropiado con nuestra actitud para que los niños nos vean susceptibles al buen humor? Reírnos de nuestros actos fallidos, de nuestros furcios y bloopers es inteligente y efectivo. Reír no siempre es fácil; sin embargo el buen humor es tan necesario en la vida familiar como los límites y los valores. ¿No les parece que es la forma adecuada de humanizar asperezas y conflictos? Entre tantas redes sociales que funcionan hoy en día, sería bueno crear redes mediante las cuales nos ayudemos a enfrentar las adversidades con resiliencia y buen humor.

“Para el afligido todos los días son malos, pero para el que es feliz todos los días son fiesta” enseña un proverbio, y sostiene: “Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé que es un regalo de Dios que el hombre coma o beba, y disfrute de todos sus esfuerzos”.

Los invito a manifestarme sus opiniones y consultas, ya que pueden ser muy importantes para enriquecer el tema... y con humor.

(*) Orientador Familiar