Llegan cartas

Volver a vivir

 

Publio Benuzzi.

Un pensador poético.

Abriré la ventana a la vida/ Dejare entrar el sol en mi habitación./ No miraré si la paloma herida/ quiere volar/ Sólo le suplicaré al viento, que la pueda alejar;/ Cerraré la puerta del pasado/ No dejaré penetrar el dolor,/ Recordaré aquellos tiempos amados/ Saldré al jardín a recoger una flor./ Caminaré por mis viejas calles/

Cuando de las manos vivíamos felices/ Pensaré en lo libre que es el ave en el valle/ Y de mi ayer,/ Borraré los días grises/ Llevaré tu presencia imaginada/ Pensaré que aún somos niños/ Serás mi querida amiga/ Mi amiga amada, que con sus sabias palabras siembras cariño/ Me dormiré y soñaré contigo/ Como si toda una vida/ Hubieses estado a mi lado/ Me darás tu mano, me darás tu abrigo/ Soñaré, porque no fuiste tú mi mujer amada.

¿Democracia representativa o delegativa?

 

Prof. María Teresa Rearte

DNI. 6.844.546.

Señores directores: Refiriéndose a Rosas, esto decía Alberdi: “Hemos pedido, pues, a la filosofía una explicación del vigor gigantesco del poder actual: la hemos encontrado en su carácter altamente representativo”. Con preocupación, el mismo planteo me hago yo, a partir del caudal de votos que se infiere podría obtener la presidenta de la Nación en las elecciones de octubre próximo.

En casi tres décadas de democracia hemos construido ciudadanía. ¿Pero es la nuestra una democracia representativa? ¿O por sus características, encuadra en lo que G. O‘Donnell llama democracia delegativa? Lo esencial en ésta última radica en que los líderes delegativos acumulan un enorme poder, que los lleva a subordinar o suprimir los controles institucionales. E incluso a cooptar a quienes les dificultan en sus propósitos. Y se rodean de colaboradores en los que el valor determinante es la “lealtad” y subordinación al líder.

El país tiene graves problemas, que es razonable esperar se agudicen. Al momento de votar, es necesario discernir con responsabilidad a quién y qué votamos.