Llegan cartas

Críticas y agradecimiento

Griselda Graña.

DNI. 22.449.034.

Señores directores: Yo me pregunto: ¿para qué te descuentan toda la vida la obra social, si cuando llegas a la tercera edad, que es cuando más la empezás a utilizar, te cubre la cuarta parte de las cosas?

Mi mamá es jubilada, es increíble lo que gasta en medicamentos. Iapos no le cubre el gasto de las gotas oftalmológicas, no cubre los tratamientos psicológicos, no cubre los traslados interurbanos en ambulancia, estuvo internada y además de autorizar la orden ($ 36) debió abonar $ 150 aparte que cobra el sanatorio. ¿Da para tanto el sueldo de los jubilados?

¡Por favor, algo de consideración, al menos con los abuelos!

Por otra parte quiero agradecer la muy buena atención del personal de enfermería y de servicio que estuvo de guardia en el 2do. piso del Sanatorio Garay los días 5, 6 y 7 del corriente mes y por supuesto al Dr. Juan Carlos Abraham (traumatólogo) por su excelente trabajo. A todos gracias por habernos hecho sentir como “en casa”.

Esperar

Dolly Campana.

L.C. 1.049.195.

Llegada cierta edad la vida se transforma en un esperar.

¿Qué esperan los ancianos cuando en la noche aparecen sombras que enloquecen?

Esperan el sol y cuando el día llega, esperan el poder salir para olvidar la soledad.

Cuando sus piernas no dan más de tanto caminar, esperan a su casa poder regresar, porque la comida está por llegar, con tristeza, comer solos, para luego descansar y esperar que el teléfono suene para con alguien conversar. Van al café y viendo gente pasar no tienen tiempo de pensar que ningún nieto le pregunta: “¿Abuelo, como estás?”, y así llega la noche con sus sombras y soledad, y nuevamente la luz del sol esperan pidiendo a Dios fuerzas para la rutina del nuevo día comenzar. ¡Si ayudas a estos abuelos, Dios te bendecirá!