Novedades productivas con futuro

La soja genera valor agregado

Los integrantes de la flamante Cámara Industrial de Extrusado y Prensado de Santa Fe avanzan en la consolidación de un modelo productivo que imprime valor agregado a la materia prima, genera trabajo genuino y produce un alimento altamente nutritivo y económico.

La soja genera valor agregado

Caliente. El expeler sale de la prensa a altas temperaturas y se deposita en los silos.

Fotos: Federico Aguer

 

Federico Aguer

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Enviado especial a San Guillermo

El expeler es un subproducto del poroto de soja que presenta como principales características un gran concentrado proteico y además, a diferencia de los pellets extraídos por solventes, tiene un aporte de grasas y energía que lo transforman en una materia prima de altísimo valor nutricional para la elaboración de alimentos balanceados. Obtenido mediante un sistema de prensado, el expeler se encuentra desactivado en actividad ureásica, gracias a un proceso de precocción por vapor indirecto.

En líneas generales, el mercado de alimentos balanceados viene experimentando un aumento sostenido del 5%, apuntalado mayoritariamente por las categorías bovinos (carnes y leche), avicultura (pollos y gallinas ponedoras) y porcinos, según el último informe de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal. El informe agrega un dato relevante: el consumo de alimento balanceado alcanzó en el año 2010 las 14 millones de toneladas, siendo el pollo parrillero y los bovinos de leche las especies que mayor consumo han tenido, seguida por los bovinos de carne. “Pero mientras que para la alimentación de pollos y ponedoras la totalidad del alimento balanceado pasó por un proceso industrial, en bovinos de carne y leche hay todavía mucha autoproducción en los establecimientos productores. En estos casos, mediante un correcto proceso de mezclado de granos de maíz o sorgo, alguna fuente proteica junto con una premezcla de vitaminas, minerales y algunos aditivos, se logra elaborar un alimento balanceado, aunque sea de otro tipo, no industrial”, agrega el informe.

En los últimos años, la creciente demanda de este alimento inclinó a muchos productores a volcarse de lleno a la elaboración de este derivado de la oleaginosa más famosa. Sin embargo, un grupo creciente de emprendedores santafesinos encaró el negocio al revés que las grandes aceiteras: el principal destino es el expeler, mientras que al aceite lo consideran un subproducto.

El inicio

Walter Albrecht nació en Hersilia, y junto con su hermano Federico, desarrollaron durante años el negocio del tambo en Villa Trinidad para incursionar luego en la cría y la invernada en La Rubia. Pero lo suyo pasaba por otro lado, por eso a partir de 1998 se lanzaron al negocio de la venta de insumos en San Guillermo.

“Salimos del 97 de una inundación”, recuerda. “Éramos dos cartuchos húmedos, pero igual salió el tiro”, rememora con una sonrisa, para ilustrar lo difícil que fue todo al principio. En 2009 compraron la planta de silos lindante con la cooperativa local, haciendo realidad el sueño que venían armando desde hacía un par de años: procesar su soja.

Su emprendimiento es considerado “chico”, frente a las grandes procesadoras de aceite, pero comparte sus realidades productivas con una veintena de emprendimientos similares que están dando los primeros pasos para conformar la Cámara de Extrusadores de la provincia de Santa Fe. Hoy, los Albrecht procesan unas 30 toneladas de materia prima diaria, de las cuales salen casi 25.000 kg. de expeler y 3.600 kg de aceite.

No conformes con esto, siguen “poniéndole fichas al sueño”. Para duplicar la producción, en los próximos días están inaugurando un tablero que comanda dos prensas para grano. “Compartíamos muchas cosas con otros, por eso, la idea que había que hacer algo fue tomando forma en una reunión en el INTA Manfredi donde conocimos a nuestro similares de Córdoba, con quienes intercambiamos ideas y decidimos unificar criterios”, rememora. Actualmente, los integrantes de este grupo en formación (unas 20 empresas), procesan en total unas 630 tn. de molienda diarias. “Ahora podemos lograr negocios en conjunto como exportar el expeler, ya que la problemática diaria de todos es similar. Queremos lograr la condición cámara de nuestro expeler con los parámetros de calidad que ello implica”, agrega ilusionado.

Ventajas

El expeler sale con un porcentaje del 6 al 8 % de materia grasa, y eso es un alto porcentaje de energía para los animales. “Si el nutricionista lo aprovecha puede bajar muchos kilos en el consumo de sorgo o maíz”, aconseja Albrecht. Sin embargo, actualmente no hay suficiente demanda de expeler para poder hacer crecer al 100 % de estas plantas. “Se podría producir un excedente de materia prima y un consiguiente deterioro de la rentabilidad”, aventura. Por eso, siguen apostando a la salida exportadora. “La alícuota del 32 % nos deja afuera del mercado. Encima, países como Uruguay tienen un arancel interno adicional que lo hace todavía más caro”, explican. Se exporta algo a Chile pero haciendo mezcla con maíz. Finalmente, Albrecht explica la importancia de estas procesadoras para poblaciones como San Guillermo. “Estas plantas en pequeños pueblos pasaron a ser entre la primera y la quinta fuente laboral de cada pueblo en cuanto a facturación y generación de mano de obra, además de desarrollar el transporte, los servicios, los metalúrgicos, y otros”, explica.

La soja genera valor agregado

Silos. Los Albrecht alquilaron un campo para albergar 6.000 kg. de soja en silobolsas. El resto lo guardan en los silos de la planta y los clientes en sus propios campos.

Entusiasmo

Gustavo y Sergio Bernardi ingresaron al negocio al revés que la mayoría. Para estos contratistas de Llambi Campbell, el procesamiento de la soja surgió como una alternativa a una realidad cada vez más difícil para quien tiene “los fierros” pero no la tierra. “En 2008 nos largamos a procesar la soja, entrando al revés que el resto, ya que arrancamos siendo contratistas rurales sin campo propio. Lo vimos como una alternativa para nuestra producción de soja que ya veníamos analizando”, recuerda.

En ese entonces decidieron largarse y consiguieron un crédito del FONTAR que les cubría el 60 % de la inversión. Para arrancar, debieron definir un organigrama completo que incluyó un contrato de asesoramiento del proyecto técnico, del flujo de fondos, y una evaluación del mercado, en conjunto con técnicos de la Universidad Nacional del Litoral. “Eso nos cambió la cabeza”, recuerda Bernardi, en referencia al hecho de proyectar con los números en la mano.

Hoy, procesan 20 toneladas de soja por día con maquinaria 100% nacional excepto un prensa brasilera (modelo que pronto se fabricará en el país). En referencia a la maquinaria nacional, destaca que es costosa pero que al tener los proveedores cerca, es más fácil resolver cualquier problema. “Las chinas son buenas pero la posventa no es igual”, dice enfático.

Los Bernardi necesitan más de 1.000 tn. para poder operar. Por eso, para estar un poco más holgados, decidieron aplicar un proyecto ambicioso que incluye apostar al maíz para complementar el emprendimiento original.

“La idea es hacer 4 silos (2 de soja y 2 de maíz), para poder hacer un extrusado de maíz que tiene un mercado puntual”, dicen. Para lograrlo, la inversión rondará casi los U$S 700 mil. Allí producirán también premezclas extrusadas, arrancando primero con el maíz, y luego con mezclas maíz-soja o trigo-sorgo-soja, ya que están convencidos que “hay demanda de balanceado para la exportación. La premezcla para exportación tiene mucho futuro”, afirma Gustavo.

Pero para estos contratistas, los desafíos son cotidianos. Actualmente obtienen un porcentaje de su producción en las 500 hectáreas de soja en campos alquilados, y la mayor porción de otros asociados. “Con el alquiler tenemos otros problemas”, se lamenta. “Desde 2003 lo veíamos venir, por los jugadores que están involucrados, a los contratistas nos vienen reemplazando. Tenemos que hacer servicios a terceros para compensar la maquinaria ociosa. Es un esquema complejo, pero hoy los campos valen eso y al evaluar dónde ir, apostamos por procesar nuestra producción”, afirma.

La Cámara va

El grupo avanza. Impulsados por los vientos que favorecen el agregado de valor a nivel político, se alinean detrás de su principal fortaleza. Todavía faltan terminar las cuestiones estatutarias, cuotas sociales y demás papeles propios de una Cámara, tal como tienen los cordobeses. Pero están convencidos en la calidad y nobleza de su producto. A pesar de esto, reclaman cambios en la normativa legal que hoy no los contempla. “Hay normas que se deben adecuar, tales como las capacidades de almacenamiento, los modos de emplear al personal y demás. La mayoría arrancó como planta de silo y después puso un extrusor y una prensa. Y hoy debemos inscribirnos como aceiteras”, dispara Bernardi. Y aclara: “no hay dos plantas iguales. Pero el producto trata de ser unificado. La Cámara reúne a grandes y chicos y todos trabajamos igual”.

La soja genera valor agregado

Alimento de alto valor que se obtiene en minutos.

Apoyo y envión

Para Eduardo González Kees, presidente de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, la reciente inclusión de la Cámara de Extrusadores a la entidad se logró de manera inmediata al ver las ganas de crecer que tenía el grupo. “Ingresaron a la Bolsa como Cámara adherida”, explica. “Tienen un entusiasmo bárbaro. Es que estas plantas son polos generadores de empleo en cada pueblo en donde están radicados, por lo que no dudamos cuando nos vinieron a pedir una mano”, explica. Para el titular de la entidad, el crecimiento ha sido muy veloz, sustentado en el hecho que son productores que ya cuentan con la materia prima y deciden agregarle valor en origen.

La soja genera valor agregado

Lluvia de oro. El proceso es sencillo y exento de productos químicos.

Proceso

Primero se recibe el poroto de soja, se acondiciona y almacena en planta de silos. Luego viene el quebrado en el molino quebrador. Lo sigue la primer cocción a 70 º C y el posterior laminado en un molino hidráulico. La cocción se realiza en cocinadores de 6 pisos por vapor indirecto, lo que permite un correcto desactivado de la actividad ureásica. El primer prensado en prensas a tornillo por el cual se logra una primera extracción de aceite y se deja un expeller de un 11 a un 13% de grasa residual. El segundo prensado, del cual se obtiene el expeler final con un porcentaje de 7 a 8% de grasa, con un 41 a 42% de proteínas. Como última etapa, el expeler de soja final es enfriado, y por medio de transportadores mecánicos es almacenado en silos con sistema de aireación para su adecuada conservación, a la espera de su despacho. La mercadería se presenta mayormente a granel, aunque algunos clientes lo solicitan embolsado.