El arroz se lo merece

El vertiginoso aumento del área sembrada a nivel provincial y de las exportaciones desde Santa Fe al mundo plantean un nuevo escenario para el cereal.

Federico Aguer

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La producción de arroz crece en Santa Fe, sustentada en sus ventajas comparativas. Las mismas están basadas en la cercanía con el río (principal insumo para el riego con agua de primera calidad), el tendido de redes de suministro eléctrico para los insumos y el bombeo, y en una geografía de tierras aptas a lo largo de todo nuestro corredor costero, bañado del sol necesario para la radiación que reclaman las panojas.

Además, suma el “know how” propio de la actividad, merced a casi cuatro décadas de trabajo conjunto entre productores, industriales y técnicos de instituciones oficiales, quienes abrieron el surco del conocimiento y generaron los primeros datos de manejo en la vieja estación de Colonia Mascías primero y en San Javier después. En contra, asoma una falta de estructura industrial que procese el volumen de materia prima. Este año se cosecharán unas 50 mil hectáreas, 5 mil más que la campaña pasada, aunque gran parte de esa producción se procesará en otras provincias.

Según los especialistas, Santa Fe es la única provincia que crece, mientras que Brasil, Uruguay, Corrientes y Entre Ríos, disminuyen su superficie destinada a este cultivo.

Con respecto a las exportaciones, los números alimentan la ilusión. Las mismas llegaron a las 173.000 toneladas base cáscara durante junio y julio. En comparación con julio del año pasado, aumentaron un 30%. Y los destinos se han elevado a más del doble de un año para otro. Entre ellos se encuentran países como España, Alemania, Dinamarca, Italia Portugal y Turquía, cuya demanda es mayoritariamente de arroz integral. Perú es otro mercado en el que estamos ganando cada vez más espacio, con una participación del 15% de lo importado por ese país (alrededor de 13 mil toneladas de arroz blanco por mes).

Para optimizar las oportunidades frente a este escenario, la reactivación del Molino de Romang, desactivado en su momento por Molinos Río de la Plata, es un factor indispensable como primera etapa. Las gestiones conjuntas encabezadas por un grupo de productores locales, más los gobiernos de la Provincia y la Nación, encienden una luz respecto a la continuidad del mismo.

Sin embargo, para la inclusión del cultivo como un sistema productivo trascendente que se inserte en la creciente demanda mundial, es necesaria la adopción de una mayor estructura industrial que procese la materia prima en Santa Fe, abaratando de esa manera los costos del flete y potencie la producción primaria de nuestro arroz.