editorial

ETA, terrorismo y anuncio de paz

El anuncio de los dirigentes de ETA de que renuncian a la lucha armada, en general ha sido bien recibida por el gobierno socialista de Zapatero, y por el candidato del Partido Popular, Rajoy, su principal opositor y probable sucesor. Sin duda es una buena noticia para España que la organización terrorista que desde hace cincuenta años reclama por la vía de la violencia directa la separación de las provincias vascas de España, declare su renuncia al terrorismo y ae manifieste dispuesta a transitar el camino de la paz.

No obstante, dirigentes políticos españoles y destacados intelectuales han expresado dudas y recelos respecto del comunicado. No es la primera vez que la ETA habla de paz, de tregua o de abandono de la lucha armada. En rigor, lo que se reclama a esa organización -para que sea coherente con su propuesta- es que entregue las armas y se disuelva, algo que según las declaraciones de sus dirigentes, no parecen dispuestos a hacer.

Desde que se constituyó en 1959, la ETA asesinó a 829 personas, entre las que se cuentan políticos, intelectuales, funcionarios y población civil afectada por atentados indiscriminados. Lo más grave de esa cifra es que el 80 por ciento de los muertos fue asesinado en tiempos democráticos. ¿Qué respuesta da el Estado de derecho a esos delitos? El consenso mayoritario es que los crímenes deben sancionarse y una declaración de paz no puede ser causal de amnistía o indulto.

Los dirigentes de la ETA, por su parte, no manifiestan autocrítica o arrepentimiento por sus actos, tampoco renuncian a sus reivindicaciones separatistas. Y lo peor es que no dicen una palabra sobre las víctimas de sus actos, muertas en operativos a los que tácitamente reivindican.

Tal como se presentan los hechos, pareciera que los dirigentes de la ETA han aprovechado el momento electoral para hacer esta oferta e intentar negociar en condiciones ventajosas con el nuevo gobierno que muy probablemente sea de signo conservador.

El reclamo de paz en España es muy alto, pero también es intenso el reclamo de justicia y de condena a los asesinatos cometidos por la organización terrorista. El futuro gobierno español deberá combinar con sabiduría la intransigencia con la flexibilidad. No será una tarea sencilla. Da la impresión de que en las propias provincias vascas la ETA ha perdido credibilidad y consenso, que se han reducido sus posibilidades de reclutamiento y financiamiento. A decir verdad, el gobierno socialista ha tenido el mérito de desmantelar la estructura militar y política de la organización separatista o, al menos, de llevar a fondo una tarea de acorralamiento.

Tres conducciones políticas han sido encarceladas en este período; y la misma suerte han corrido sus militantes de base, motivo por el cual la ETA carece de fuerza y recursos para seguir actuando. Para decirlo con otras palabras: la organización terrorista ha sido derrotada por el Estado español; por lo tanto, este anuncio de abandonar la lucha armada debe inscribirse en ese contexto.