al margen de la crónica

San Pablo se cierra a los “indignados”

La catedral de San Pablo de Londres anunció ayer que se ha visto obligada a cerrar sus puertas al público debido a los cientos de “indignados” que acampan delante del edificio desde el sábado pasado.

Se trata de la primera vez que el templo cierra sus puertas a los fieles desde la II Guerra Mundial y el deán de la catedral protestante, el reverendo Graeme Knowles, dijo que la decisión le “rompió el corazón” aunque apoya el contenido de las protestas.

Desde el pasado sábado, decenas de “indignados” acampan a las puertas de la catedral que se encuentra en el corazón de la City, el distrito financiero de Londres, como parte de las protestas globales en rechazo a los excesos del sistema capitalista.

La medida “sin precedentes en tiempos de paz” se tomó por parte de los responsables de la catedral tras recibir la recomendación de las autoridades locales que consideran que la entrada del edificio barroco está muy limitada y no cumple con los requisitos de seguridad y salud básicos.

Entre 2.000 y 3.000 manifestantes se instalaron allí después de que se les prohibiera el pasado sábado congregarse y acampar delante del edificio de la bolsa, como en un principio estaba previsto, ya que se trata de terreno privado.

Según han pasado los días, la confluencia de manifestantes ha ido reduciendo, pero de momento unas 300 tiendas de campaña continúan en la plaza de Paternoster, delante de la puerta principal del templo.

La catedral de San Pablo fue construida entre 1676 y 1710, bajo la dirección del arquitecto Christopher Wren, sobre las ruinas de la antigua catedral medieval de menor envergadura quemada por el gran incendio de 1666. Es una de las pocas edificaciones de la zona que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y fue escenario de eventos como la boda del príncipe Carlos con la princesa Diana.

Entre otros muertos celebres, la catedral de San Pablo guarda los restos del almirante Horacio Nelson, uno de los más grandes héroes de la historia de Gran Bretaña. Se destacó durante las Guerras Napoleónicas y obtuvo su mayor victoria en la célebre batalla de Trafalgar, en la que perdió la vida. La urna que guarda sus despojos había sido construida originalmente para Enrique VIII, que vivió 300 años antes.