Coyuntura
El salario y la competitividad
Los salarios registrados se incrementaron más que la inflación promedio, pero esto aumenta el costo laboral en dólares. Podría atenuarse revisando las cargas impositivas y otros aportes.

Félix Canale
Entre las múltiples interpretaciones sobre el triunfo electoral de Cristina Fernández , figura en primer término que las condiciones generales de la economía mejoraron para amplios sectores sociales en los últimos ocho años.
El último informe de Ernesto Kritz, director de Sel Consultores, pone cifras a esa mejoría enfocando el mercado de trabajo. Dice: “Desde el primer trimestre de 2003, se crearon 3,4 millones de empleos, de los cuales 3,1 millones son asalariados registrados. Esto permitió disminuir el desempleo de 20,4% a 7,3% y la informalidad en la población ocupada total de 39,7% a 30,9%”.
Un examen de la composición del empleo, según la inserción laboral, muestra que el conjunto de asalariados privados registrados creció 53% versus 28% del empleo total. Según Sel Consultores este proceso permitió que casi un cuarto de la población se incorporara a la clase media baja.
Salarios
La combinación de este crecimiento del empleo con el fuerte aumento de los salarios nominales prosigue el informe - ha hecho que en el último año la masa salarial se expandiera más de 30%, llegando a 38% en los primeros seis meses de 2011. Esa remuneración neta (de bolsillo) de los asalariados privados registrados es ahora 27% más alta que en 2007.
Más llanamente, esto significa que desde el segundo semestre de 2009 los salarios nominales del sector registrado se mantienen por encima de la inflación medida en las provincias. En el primer semestre de 2011 los salarios muestran un crecimiento promedio de 32,2%, en tanto el IPC provincial tuvo un alza, también promedio, de 23,8 por ciento.
Competitividad
Esta mejora estructural en las retribuciones, medida en dólares, coloca a los asalariados argentinos como los que más ganan en América Latina. En el año 2003, el costo laboral, ajustado por inflación mayorista de EE.UU., era de 576 dólares. En 2011 ese costo llega a 1.620 dólares, incluyendo contribuciones a Anses, Pami, obra social, ART y sindicatos.
Los datos provienen del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) que en su último informe agrega “que los costos laborales medidos en dólares
se hayan multiplicado por 3 respecto al año 2003 y sean un 13% superiores al nivel de la segunda mitad de la década de los ‘90, implica que las empresas argentinas tienen hoy menos capacidades para competir ya sea exportando de manera directa, formando parte de una cadena productiva exportadora o compitiendo con importaciones que en el pasado”.
Brasil
Observando el mismo fenómeno (incremento del costo salarial en dólares) el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, publicó un trabajo sobre el impacto de los movimientos cambiarios en los salarios industriales de Argentina y Brasil.
La conclusión más inquietante es que en septiembre, tras la devaluación del real, el costo laboral en la industria argentina está en promedio 42% más caro que en Brasil, con picos que alcanzan hasta el 72 por ciento en el caso del rubro Alimentos y Bebidas.
Con menor incidencia, esa diferencia se observa también en el rubro Maquinaria y Equipos, con salarios 15% superiores a los de Brasil, y en la Industria Automotriz con una brecha de 18% desfavorable a Argentina. Todos estos porcentajes pueden ampliarse si el real sigue depreciándose más rápido que el peso en los próximos días.
Conclusiones
Para el Idesa, la certeza es que los reclamos sindicales se mantendrán activos, para conservar o incluso ampliar las mejoras logradas. Pero la incertidumbre surge en cómo se sostendrá esa posición sin agregar presiones inflacionarias, pérdidas de competitividad o destrucción de empleos. Lo aconsejable dice la entidad - es acompañar el favorable contexto internacional con políticas internas, fundamentalmente cambios en las regulaciones laborales e impositivas que eliminen costos espurios y fomenten el crecimiento de la productividad.
Por su parte el Ieral, siempre comparando con Brasil, advierte que los impuestos o alícuotas aplicadas, tanto en aporte patronal como en contribución de los trabajadores, alcanzan en la Argentina el 41,5% del salario bruto, mientras que en Brasil representa 36,6%. Además de esa diferencia, se da el caso que en el socio del Mercosur los aportes de los trabajadores equivalen a 9% de su retribución bruta, en tanto en la Argentina escala hasta el 17 por ciento.
Una opción para 2012, es que el gobierno atenuase la presión tributaria y revisara los mínimos no imponibles de los salarios, para cerrar la brecha que existe con Brasil, socio y competidor de la Argentina.




