Enfermedades de trigo y cebada

La roya de la hoja, a la cabeza

Las enfermedades de los cereales de invierno ocasionan normalmente pérdidas considerables año tras año, si bien presentan cierta variabilidad según el material genético y las condiciones climáticas del año en particular.

Los resultados del monitoreo de aproximadamente 20.000 ha, realizado por los Ings. Diego Álvarez y Santiago Barberis del estudio de monitoreo de plagas y enfermedades Lares SRL en un área que abarca el norte y oeste de Buenos Aires, sur de Santa Fe y costa del Paraná, mostraron que la incidencia de las enfermedades en trigo y cebada resultó con un menor impacto con respecto a años anteriores. Si se pudo observar un incremento significativo a favor de las enfermedades necrotróficas en comparación a las biotróficas.

Entre las enfermedades predominantes que atacan al trigo, la roya de la hoja (Puccinia triticina) es la más difundida y destructiva, especialmente en zonas analizadas. Cuando se dan las condiciones ambientales predisponentes, la enfermedad se manifiesta, siendo su síntoma característico la aparición de lesiones pequeñas y ovaladas, de color anaranjado, más evidentes en la parte superior de las hojas.

De acuerdo con los datos aportados por los profesionales de Lares S.R.L., el porcentaje de aplicación fue relativamente variable para las distintas zonas. En los lotes tratados en Z37, aparición de hoja bandera Z39, hoja bandera totalmente desplegada Z45, espiga embuchada se utilizaron fungicidas mezclas de estrobirulinas + triazoles con diferentes proporciones y principios activos según sea el caso.

Mancha amarilla

La segunda enfermedad detectada en trigo fue mancha amarilla (Dreschlera tritici). Los síntomas de mancha amarilla aparecen como manchas necróticas con un punto más oscuro en el centro, generalmente rodeadas por un halo clorótico, que varían en tamaño según la severidad del daño, llegando a coalescer hasta secar toda la hoja.

En el caso de la cebada, la continuidad de las dificultades en la comercialización del trigo ha sido uno de los determinantes para que la cebada se consolide como alternativa entre los cereales de invierno, sumado a otras ventajas que posee este cultivo desde una perspectiva netamente agronómica. En consecuencia, una mayor superficie cultivada determina la aparición de patógenos específicos.

La mancha en red de la cebada (o mancha reticulada -Dreschlera teres-) es una enfermedad común en las regiones frías y húmedas donde se produce este cultivo. Es una mancha oscura que al desarrollarse avanza con el crecimiento de la hoja, formando un patrón en forma de red, con bandas transversales y longitudinales. En esta campaña se observaron lotes afectados por esta enfermedad, una superficie aproximada de 3500 ha, según datos aportados por los técnicos de Lares.