En Familia

No matemos la unidad

1.jpg

El individuo nace, pero la unidad se hace, se pacta, se protege. Foto: Archivo El Litoral

Rubén Panotto (*)

[email protected]

Cuando nos aproximamos a esta fecha del año, todo grupo social entra en un estado de dispersión expansiva, difícil de dimensionar. Todo el mundo aprieta el acelerador para rescatar el tiempo perdido y completar los compromisos asumidos. Los jóvenes estudiantes entran en vigilias contrarreloj para preparar sus materias y exámenes finales, mientras la actividad comercial y bursátil ingresa en una especie de plataforma de lanzamiento donde todo se duplica: la producción, el esfuerzo, los precios, el malhumor, las deudas, las graduaciones, los balances, las quiebras y las ganancias. En particular, el grupo familiar es el más afectado por este estado de alocado apresuramiento, provocado por una especie de desintegración forzada de la armonía y unidad hogareña.

La tumultuosa actividad, en todos sus componentes, influye negativamente sobre los vínculos afectivos, debilitando, y muchas veces fracturando, las relaciones más caras y deseadas. Parece ser que nadie detecta la trampa en la que se está atrapado, como para intentar el rescate salvador.

Es pertinente destacar que este diagnóstico no se ciñe puntualmente a determinada clase social, ni estrato económico, político, religioso, etc. Sino, por el contrario, se generaliza y expande sin preventivos.

El paso a paso de todos los días

En primer lugar, es importante analizar cómo lograr la unidad entre individuos. Por definición un individuo es un ser organizado que no puede ser dividido. Aquí podemos recordar la descripción vigente de persona humana, como un ser bio-psico-social-espiritual. Nadie puede preservar la vida prescindiendo de alguna de estas cualidades, ya que un individuo es un ser indiviso. Por otra parte la unidad se define como la unión o asociación de personas para un fin común. Se expresa también como la unanimidad de un conjunto de personas que convienen en un mismo sentimiento hacia el mutuo bien. El individuo nace, pero la unidad se hace, se pacta, se protege.

En cuanto al núcleo familiar, la unidad no se produce sólo por estar juntos, o porque sus miembros se comporten con idénticos hábitos y costumbres, ni consiste en realizar actividades y eventos en conjunto. La unidad radica en que todos los miembros de una familia compartan y respeten una serie de criterios rectos y verdaderos. En el acuerdo de estos valores y en lo que ellos signifiquen, cada uno podrá participar de la unidad con su estilo personal. Cuando sus miembros se esfuerzan en desarrollar los valores de la ayuda mutua y la valoración recíproca, es donde se exhibirá precisamente ese acuerdo. ¿No le parece que vale la pena el afán de la mejora personal al servicio de los demás? ¿No llegará la familia a permanecer unida?

Cómo fomentar y crecer en la unión

Toda visión mezquina de la vida se traduce en un grupo familiar enredado en envidias, reproches, agravios y humillaciones. No obstante vemos que tal grupo familiar puede desarrollar la confianza en los demás, y esa confianza da lugar al crecimiento de las potencialidades de las personas que lo conforman como únicas y valiosas, llegando a impregnar sus actos con mutua estima y amor, no sólo hacia la intimidad del mismo, sino desbordando hacia el mundo y sus semejantes.

Algunas sugerencias de los pasos que los familiares pueden tomar hacia la unidad de la familia son:

Aceptar nuestra responsabilidad de mantener la unidad espiritual y sentimental por medio de la paz que une a todos.

Aceptarnos mutuamente respetando diferencias de opinión.

No guardar rencores. Soportarse recíprocamente y perdonar las quejas de otros.

Evitar la murmuración y crítica destructiva.

Desarmar las diferencias.

Conceder para gratificar a los demás, no priorizando la satisfacción individual.

Permitir que sus familiares formen su propia opinión, sin condenar al que piensa distinto.

Tomar la iniciativa de restablecer la unión, aunque no sea uno mismo quien provoca la división.

Enfatizar el amor y la mutua estima.

Una enseñanza de la Biblia respecto del tema dice: “En nombre de Jesucristo les ruego que todos se pongan siempre de acuerdo, para que no haya divisiones entre hermanos. Vivan en armonía, pensando y sintiendo de la misma manera. Llénense de alegría, unidos por un mismo amor, un mismo espíritu y un mismo propósito”.

Cuánto tiempo llevamos las familias argentinas sin disfrutar de un fin de año sin violencias, resquemores y desprecios. Quizás, si nos ponemos de acuerdo, éste pueda ser un tiempo diferente, que nos encuentre a todos en el mismo esfuerzo de permanecer unidos.

(*) Orientador familiar.

La unidad se define como la unión o asociación de personas para un fin común. Se expresa también como la unanimidad de un conjunto de personas que convienen en un mismo sentimiento hacia el mutuo bien.