El Montevideo de Benedetti

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Estrella de Benedetti, en la peatonal Sarandí.

Los cálidos bares, inhóspitas oficinas y paseos melancólicos del Montevideo que Mario Benedetti habitó y retrató en su obra son ahora destino obligado para los turistas que visitan la capital uruguaya.

TEXTOS. ÁLVARO MELLIZO. FOTOS. EFE REPORTAJES.

“Al sur, al sur/ está quieta esperando/ Montevideo”. Con esos versos de Benedetti abre este proyecto, impulsado por la fundación que lleva su nombre con la única intención de brindar conocimiento sobre la ciudad que inspiró y en la que se desarrolla la mayor parte de su literatura.

Textos, ideas, recuerdos y actividades de Benedetti se mezclan en seis recorridos diseñados para hacerse caminando y que discurren por otros tantos barrios de la capital uruguaya.

Esos paseos permiten así vislumbrar y reconocer los lugares por donde deambulan, por ejemplo, los protagonistas de “La Tregua” o tomar un café en un bar en la misma mesa donde Benedetti comía, escribía y charlaba con sus amigos.

LA HUELLA DACTILAR

La “Guía Benedetti de Montevideo”, que las autoridades uruguayas reparten en cada puesto fronterizo de entrada al país en su formato de papel y que, mucho más ampliada, puede verse en Internet, surgió “como una necesidad” creada por los admiradores de su obra que venían de visita a Uruguay, según explicó a Efe el secretario de la Fundación Benedetti, Ariel Silva.

“Desde que empezó a funcionar la Fundación recibíamos muchísima gente que venía de todo el mundo, que había leído a Mario y que quería saber dónde estaban los lugares invocados en la obra”, indicó Silva, que durante muchos años se desempeñó como secretario del escritor.

Ese reclamo de los aficionados recordó a los gestores de su legado literario el carácter “fuertemente montevideano” de la obra entera de Benedetti, que en palabras del también escritor y amigo del autor Eduardo Galeano forma parte de “la huella digital” de la capital uruguaya.

“Con eso en mente recibimos una iniciativa de dos escritores, Helena Corbellini y Alfredo Fonticelli, que se habían encargado de seleccionar textos de Benedetti en los que aparecía la ciudad. Nos pusimos a trabajar conjuntamente y en abril de este año ya teníamos todo listo”, agregó Silva.

TODA LA CIUDAD

Uno de los problemas que encontraron fue, precisamente, la gran cantidad de lugares específicos de la ciudad mencionados por Benedetti en sus textos, más de 600: Eso sin contar con aquellos espacios físicos importantes en su vida, como sus bares favoritos, sus casas o el lugar donde escribió sus libros, que también tenían que aparecer en los recorridos.

Al final, se hizo una selección y se crearon los recorridos urbanos en donde aparecen destacados algunos lugares junto con el texto específico de la obra de Benedetti que los menciona. “Por supuesto, el recorrido tiene una parte literaria y otra biográfica, con los lugares importantes en la vida de Mario. Pero como en todo escritor, lo biográfico siempre está dentro de lo literario y tiene su importancia”, indicó Silva.

Así, el visitante podrá conocer lugares a priori tan poco estimulantes como la Contaduría General de la Nación, una imponente y gris oficina pública uruguaya en la que Benedetti trabajó como empleado público y en la que escribió sus “Poemas de la Oficina”, obra que le dio su primer gran éxito mundial. Observando un lugar tan poco turístico uno, sin embargo, comprende mejor las palabras del poeta y su amargura ante el mundo burocrático y triste del oficinista.

Para compensar, la guía también le puede llevar a uno al Jardín Botánico y buscar un lugar “A la izquierda del roble”, tal y como hizo Benedetti para escribir alguno de sus más reconocidos poemas de amor, o ir a visitar la iglesia donde el escritor se casó con Luz López, un templo metodista que fue elegido porque allí nunca le pidieron un certificado de bautismo, según indica la guía.

LA HUELLA QUÍMICA

Para el escritor Alfredo Fonticelli -uno de los encargados de seleccionar los textos y los lugares señalados en la guía- uno de los problemas mayores fue, precisamente, el exceso de lugares importantes para Benedetti en Montevideo.

“Estaba en todas partes, al igual que en todo tipo de textos, ya fuera narrativa, teatro o poesía, además de su trabajo, su actividad política y su papel como ciudadano. Así pensamos en la selección que lo ideal era reflejar una pincelada de cada aspecto de su obra”, indicó el escritor.

Por supuesto, la selección de lugares también buscó atraer tanto al fanático de Benedetti como al profano en su literatura, creando un equilibrio suficiente para que cada uno se pueda “llevar la huella química” del escritor y comprender un poco “su carácter humilde como Montevideo, y su compromiso con sus ideas”.

Precisamente lo que resalta de Benedetti cuando uno sigue la guía es su “normalidad” como ciudadano. Las oficinas en las que trabajó, los bares a los que acudía a comer, los rincones donde se sentaba a leer y escribir, las casas en las que habitó poco permiten imaginar que por allí anduvo uno de los más reconocidos escritores del último siglo en lengua española.

“Eso está claro, Mario era un ciudadano normal, en una ciudad muy normal como es Montevideo, pero con ideas críticas. Era crítico desde su rinconcito, y ponía compromiso y texto en el mismo lugar, y llega a decir cosas de Uruguay que nadie tiene ganas de oír”, analizó Fonticelli.

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Calle Sarandí.

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Palacio Salvo.

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Bar Las Misiones.

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Palacio Estévez.

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Calle Washington, Ciudad Vieja.

+ información

EN LA WEB

www.guiabenedetti.com.uy

EL BUEN VECINO

En opinión de Alfredo Fonticelli, al recorrido turístico del Montevideo de Benedetti le falta una parte clave que ni él ni la gente de la fundación habían tenido en mente cuando iniciaron el proyecto: la memoria que la propia gente de la ciudad tenía, y tiene, del escritor.

“Durante la creación de la guía fuimos a visitar los lugares que aparecen en ella, y allí la huella de Benedetti que nos recibió fue precisamente la de los ciudadanos. Cuando nos preguntaban qué hacíamos, de repente todo el mundo resultó tener recuerdos de él, y todo el mundo nos señalaba los lugares donde le habían visto leyendo o escribiendo habitualmente”, apuntó Fonticelli.

Así, vecinos, camareros, transeúntes, vendedores de prensa, taxistas, todos parecían tener una anécdota referente al escritor y a su buen talante, su simpleza y honestidad en el trato, y su vida como ciudadano de a pie.

“Esa es la parte que nos falta, la del Benedetti ciudadano. Y merece la pena hacer un libro con eso, con las entrevistas a la gente anónima que lo veía, hablaba con él y tenía una opinión sobre él, lo que nos da más pistas. Todo esto mezcla sin duda realidad y ficción, pero también le añade una dimensión muy humana al escritor, quizás la que siempre tuvo”, concluyó.