Presentaron libro de Alberto Catena

La flecha y la luciérnaga

La flecha y la luciérnaga

“Si la flecha es penetrante, la luciérnaga irradia una luminosidad indispensable en la oscuridad, dos virtudes que el arte de Griselda nos procura en abundancia”, escribe Catena en el prólogo del libro. Aquí, acompañado por Griselda Gambaro y Olga Cosentino. Foto: Gentileza producción

De la redacción de El Litoral

En el Centro Cultural de la Cooperación se presentó recientemente el libro del periodista e investigador Alberto Catena titulado “La flecha y la luciérnaga”. Ante una platea colmada de público, se hicieron presentes entre otros el escultor Juan Carlos Distéfano, esposo de Griselda Gambaro; Oscar Barney Finn, Francisco Javier y Cecilia Rossetto y los críticos especializados Hilda Cabrera, Cecilia Hopkins, Beatriz Seibel, Rafael Granado, Ana Seoane y Gabriel Peralta. En el panel de presentación, hicieron referencia a la nueva obra precisamente Gambaro -personalidad sobre la que se basa el libro de Catena-, Olga Cosentino y el propio autor.

“La flecha y la luciérnaga” aborda la totalidad de la obra de la notable dramaturga y narradora argentina. La periodista Hilda Cabrera consignó en Página 12 que qué mejor halago que el expresado mediante la palabra justa. Griselda Gambaro dramaturga, novelista y autora de cuentos y ensayos eligió las palabras justas para referirse a “La flecha y la luciérnaga”, un ensayo sobre la totalidad de su obra, escrito por el periodista, abogado y crítico teatral Alberto Catena, editado por Capital Intelectual y presentado en el Centro Cultural de la Cooperación. Gambaro acompañó al autor, junto a la periodista Olga Cosentino y la actriz Stella Matute.

Otros redescubrieron, en la presentación y en el libro, una producción que no tolera ningún gesto demagógico y ha incorporado heroínas al teatro argentino. Esto último lo ejemplificó en “La flecha...” la directora Laura Yusem. Puestista de numerosas obras de Gambaro, Yusem recordó allí que “los personajes de teatro eran casi todos hombres, héroes o antihéroes, y las mujeres, salvo en títulos muy contados cuando estaban, eran putas o tontas, y se les dedicaba papeles chicos, sin desarrollo”. A su vez, el dramaturgo y director Mauricio Kartun valoró, también en el texto, la actitud de no perseguir “esa originalidad burguesa que a veces ha consumido las energías de la vanguardia, sino que, como sucede con los grandes artistas, ella es carne con su propia poética”.

Cosentino rescató un encuentro con la dramaturga, enlazándolo con fragmentos “reveladores”. Entre otros, un diálogo sobre la creencia o no en la reencarnación. Una picardía de Catena a la que Gambaro respondió, también en el texto, como una posibilidad que se concede a la manera de un ejercicio de la imaginación, y siempre que, “apenas se apague la luz”, pueda retornar a lo que siente propio: “Ser escritora desde el principio”. “No es que la luz dure mucho más, es por inclinación y fidelidad a lo que he sido en esta vida”, respondía en el libro.

Estar menos solo

La “condición discreta y rotunda” de la obra y biografía de Griselda fue aprobada por todos, y el autor, feliz por haber conocido a Gambaro y completar su investigación sobre una producción que abarca artículos que en otro tiempo generaron controversia. La lectura de sus textos escribió Catena en el prólogo “me produce una sensación reconfortante: la de estar menos solo en este mundo sombrío e inhóspito, colmado de utopías rotas y tan resistente, aunque no impermeable, a la esperanza”.

Cabrera destacó en “Página 12” que disfrutando el momento, Gambaro evitó mencionar en esta presentación su natural desconfianza ante los halagos. Por el contrario, agradeció sin alharacas, pero con sentimiento el titánico trabajo del autor, su búsqueda en los archivos y la solidez de sus preguntas: “Se podrá decir de este libro en mi opinión imprescindible para quienes quieran conocer mi obra y hasta mi vida que fue escrito tal vez con excesiva admiración, aunque, naturalmente, eso no me molesta. Esa admiración habla de un ánimo generoso. Agradezco a Alberto y a todos los que opinaron sobre mi obra. Memoró luego los encuentros con Catena, desde los iniciales hasta los concretados por” La flecha...”: “En el transcurso de la escritura de este libro preciso se ha transformado para mí en una persona querida, en el mejor de los amigos... He descubierto en él a una persona íntegra, de mucho saber y grandeza”.

El libro -concluye Cabrera-, expresión dialéctica del conocimiento del autor respecto del material, muestra a una escritora que, rebelde ante las injusticias, sabe cómo construir a través del propio trabajo y de la relación con los otros. La evaluación de su narrativa y dramaturgia, hecha por las distintas voces aquí recogidas, propician un campo de reflexión sobre una autora que no se ubica por encima de la diversidad, sino que acciona en ella”.