Señal de ajuste

Perdón, mami

Perdón, mami

En La Casa de al Lado de Gran Hermano, al fin se ha podido apreciar lo que Peluffo llamó “un histeriqueo interesante”, es decir los preliminares de lo que fatalmente va a suceder entre Ezequiel y Daniela.

Foto: Gentileza Telefé

 

 

Roberto Maurer

Los acontecimientos van demasiado rápido o sea que estas líneas ya pueden estar llegando tarde. “Tenemos una Casa de al Lado adonde la están pasando cada vez más bonito’’, es la forma elegida por Mariano Peluffo para referirse a Ezequiel y Daniela, luego del par de noches pasadas a solas en “la Casa de al Lado’’, ese alojamiento modesto, contiguo a la casa principal, que presentó como novedad Gran Hermano 2012. Es una especie de hogar transitorio que ocasionalmente puede funcionar como garconniére, como ahora que Daniela tuvo que dejar la residencia mayor para unirse a Ezequiel en La Casa de al Lado, donde la única compañía del joven era una yegua, en sentido estricto, a la que tuvo que renunciar para recibir a Daniela.

Como se sabe, se confía en Ezequiel, quien, como es público, a los cinco días había serruchado -como suele decirse- a Victoria (*), que luego de liberar sus instintos dijo “perdón, mami’’ sin indicios de arrepentimiento. Triunfal, Jorge Rial festejó la derrota de la vergüenza y observó que “la bebita se convirtió en terrible mujer’’. Por si acaso, Mariano Peluffo garantizó un buen stock de preservativos en la casa.

EN LA CASA DE AL LADO

En sus años fundacionales, Gran Hermano era un reality en el cual la manipulación no resultaba evidente y el sexo era una promesa insinuada que sobrevolaba la convivencia de los participantes, sin consumarse. Hoy se observa un control y un direccionamiento que pueden ser el resultado de la desesperación: por primera vez y al menos hasta ahora, el rating de GH 2012 es pésimo, y vaya a saber qué combinación de factores ha provocado el fracaso, cuando hace un año su audiencia era fenomenal.

El sexo con histeria y suspenso parece la solución, aunque un bulto informe que se menea en la penumbra y algunos pies que se asoman más bien se parecen a una obra de Marta Minujin que a una escena erótica.

En La Casa de al Lado, en fin se ha podido apreciar lo que Peluffo llamó “un histeriqueo interesante”, es decir los preliminares de lo que fatalmente va a suceder entre Ezequiel y Daniela, o ya sucedió al momento de entregar estas líneas.

Daniela se sube a caballo de Ezequiel, boca abajo, y lo masajea con crema. O, entrelazados, él le pregunta qué le pasa y ella contesta, ansiosa, con un “necesito cariño”, entre suspiros que podrían derribar árboles. Ezequiel sale a fumar al patio, a descargar nervios. Siguen los diálogos, entre rozamientos continuos.

-Hagamos las cosas bien, mantengamos la distancia.

-Mirá, me hacés poner la piel de gallina.

-Basta , boludo, basta en serio, te digo.

-¿Querés un mate?

LLAMARADA

De vuelta al panel, Peluffo proporciona una caracterización magnífica de lo que estamos mirando: “Qué travesía difícil tienen estos chicos”. Sus compañeros coinciden:

-Es imposible resistir semejante situación.

-Hay mucha tensión, alguno de los dos va a tener que ir al frente.

-No llegan al fin de semana, esto es una llamarada.

Hace un par de años, el interés que despierta Gran Hermano fue reconocido por los tribunales brasileños, cuando Carlos Ferreira Rodrigues, juez titular de Campos de Goytacazes, un municipio del Estado de Río de Janeiro, declaró que el televisor es un “bien esencial” y obligó a una importante cadena de artículos para el hogar a indemnizar al comprador de un aparato fallado, invocando en su sentencia el derecho a ver Gran Hermano.

(*) Victoria Irouleguy, 18. Reconoce una vocación de botinera y describe sus experiencias sexuales dentro de un auto sin vidrios polarizados y sin quitarse el uniforme de la escuela.