Héctor Superti, ministro de Justicia

“Esta fue una etapa fundacional”

Emerio Agretti

[email protected]

—La pregunta de rigor en un balance es si se cumplieron las expectativas con que se asumió la gestión. ¿Es su caso, ahora que deja el ministerio?

—Cuando nosotros antes de asumir -yo diría bastante antes- diseñamos la política judicial que imaginábamos para Santa Fe tuvimos en cuenta una ideología que tenía algunos puntos centrales. Uno de ellos era reivindicar para el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, y llevar adelante orgánicamente una política para el Poder Judicial, por entender que los 24 años previos de democracia eso no se había hecho. Y que le correspondía al Poder Ejecutivo y el Legislativo hacerlo, porque la base de una política judicial son las leyes. Este fue uno de los primeros puntos: ocupar ese espacio. Y de ahí la creación del Ministerio de Justicia.

El segundo punto que nos habíamos propuesto fue no simplemente poner un ladrillo más en un tribunal o hacer un juzgado, sino hacer un cambio profundo cultural, donde se iba a reemplazar un sistema burocrático por uno humanista, tratar de generar nuevas ofertas a la sociedad en la manera de resolver conflictos -que es la razón de ser del sistema judicial- y el mejor resultado está dado cuando la forma que se encuentra para resolver los conflictos es pacificadora. Porque los conflictos siempre se resuelven, el asunto es cómo.

Y tercero, que cuando llegue el turno del sistema judicial propiamente dicho, imaginábamos uno que trabajara por objetivos, no por rutinas, donde el resultado eran estadísticas y no calidades. Y lógicamente, abriendo las puertas y ventanas, para que la transparencia genere el efecto republicano del control popular de los actos de gobierno.

—Esto en lo conceptual. Pero en el plano de las concreciones ¿está satisfecho con los avances?

—Justamente, esas bases ideológicas sustentaron todos los planes que llevamos adelante. En el Consejo de la Magistratura, generar una designación de jueces más democráticos y republicanos, con participación de la gente y prescindencia del Poder Ejecutivo y también de la Corte. Esto generó muchas resistencias y las sigue generando. Pero bueno, ese tipo de críticas nos enorgullece. Hemos enviado casi 190 pliegos, hemos duplicado la cantidad de la gestión anterior, pero sobre todo con un nivel de transparencia que es ejemplo en el país. Usted entra en Internet y sabe lo que pasa. Y cuanto más quejas vienen de los sectores que perdieron el poder que tenían, más contento me pongo.

Hemos generado la Justicia de pequeñas causas, que apunta a llegar a sectores que tienen conflictos interpersonales, pero que estaban fuera del alcance del sistema tradicional, con un tramo inicial justamente de mediación comunitaria, ese reemplazo de la oferta estatal inmediata del juicio por la negociación asistida.

También con el afán pacificador, hemos puesto en marcha la mediación obligatoria en materia civil y comercial.

Y la gran reforma procesal penal, que se está poniendo en marcha progresivamente. Uno de los temas fue justamente la mediación en materia penal y los cinco centros que están funcionando en la provincia tienen su oficina de mediación y su oficina de asistencia a las víctimas, que eran las grandes olvidadas del sistema, y hoy tienen la posibilidad de querellar. En Rosario, el 40 % de las querellas corresponde a víctimas asistidas por las oficinas del Estado. Por otra parte, la Mesa del Diálogo está avanzando muy bien, estamos en las vísperas de poner en marcha todo el nuevo sistema.

—¿Entonces?

—Creo que hemos cumplido con los compromisos asumidos con nosotros mismos, respetando los principios de los que no nos hemos apartado nunca. Y hemos llegado a nuevos puntos de partida: la justicia comunitaria está sancionada y en vigencia, se la separó del Registro Civil, pero ahora hay que desarrollarla. Hemos puesto en marcha la mediación prejudicial obligatoria, hay tres años para desarrollarla en todos los juzgados. Estamos terminando las nuevas estructuras para la Justicia penal. Para el Consejo de la magistratura, el gobernador acaba de dictar un decreto con algunas modificaciones que perfeccionan el sistema; como hacer más ágiles las impugnaciones, la emisión de informes sobre las especialidades de los candidatos. Hicimos lo que dijimos que íbamos a hacer y llegamos hasta donde podíamos llegar, trabajando de lunes a lunes y todas las horas posibles.

Conflictos y paradojas

—Con respecto a la reforma penal, las principales críticas se enfocan a las demoras, sobre todo en la provisión de infraestructura. Y está el conflicto con la Corte por la designación de personal para los nuevos órganos.

—Lo que pasa es que estamos fundando un sistema nuevo, y sin reforma constitucional. Y esto tiene como consecuencia trabajar muy encorsetados, porque nuestra Constitución tiene 50 años y entonces había muchas cosas que no existían o no se veían como se ven hoy, no se habían firmado tratados internacionales, ni se había reformado la Constitución Nacional. Por lo tanto, nuestra Constitución entra en crisis con respecto a esas normas superiores y eso genera una dificultad al transformar todo lo que estamos transformando. Y por otro lado, todo lo que se hace, que se hace a nivel legislativo, tiene un déficit de inestabilidad institucional; porque no es lo mismo una ley que puede ser modificada por otra, que la previsión constitucional.

La reforma constitucional es una asignatura pendiente, que hace que nuestra institucionalidad, que ha evolucionado en los últimos tiempos, esté atada con alambre.

Entonces, se dan situaciones conflictivas que podrían solucionarse fácilmente con una interpretación correcta de lo que es la pirámide jurídica -los tratados internacionales, la Constitución Nacional y luego la vieja Constitución de la provincia- o con una reforma constitucional, para que los que simplemente ven la Constitución de la provincia entiendan de qué se trata. Y esto uno lo puede ver leyendo los fallos de la propia Corte, esta reforma que ha servido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que acepte que Santa Fe está cambiando y nos permita soluciones negociadas como la que acabamos de terminar en el caso Godoy. Con esta paradoja de que para el mundo estamos trabajando constitucionalmente, y para algunos sectores que pierden poder estamos haciendo algo que es inconstitucional.

Entonces, estos conflictos llevan a que la Fiscalía y la Defensa van a tener que consolidar sus espacios de autonomía y autarquía que establecen las leyes, en un diseño constitucional muy especial, y se van a tener que resolver dentro del Poder Judicial.

—Esta gestión no tuvo oportunidad de proponer ningún ministro para la Corte. ¿Hubiese sido deseable algún cambio?

—La Corte es un cuerpo colegiado, integrado por personas que no piensan igual. Insisto en la importancia de leer los fallos. En este tema, ha habido una mayoría constante de 4 a 2 a favor de la reforma, y en los fundamentos hay lecturas distintas. También en otros fallos. Creo que hay cambios en la doctrina de la Corte, para mí no es lo mismo ésta Corte que la de hace algunos años, aunque los miembros sean los mismos. Hubo una dinámica distinta por todos los cambios que se han llevado adelante, y la Corte tuvo mucha intervención. Lo importante a veces no es tanto el cambio de personas como el cambio de visiones.

—Bueno, y la pregunta de rigor para terminar es a qué se va a dedicar tras este alejamiento, o no continuidad en el gabinete de Antonio Bonfatti.

—No me alejo ni no continúo: me quedo y continúo, aunque desde otro lugar. Nosotros somos un equipo y venimos trabajando desde el 2002 en el marco del Cemupro, todos los proyectos se han elaborado en ese marco, y se resolvió que así como en algunos casos convenía mantener a las personas, en otros era mejor renovar. Yo voy a continuar como asesor del gobernador en temas específicos, lo que me va a permitir volver también a la actividad académica y privada; el resto del equipo queda con la misma línea ideológica y los mismos planes. Todas las etapas tienen luces y sombras. A nosotros nos tocó una etapa fundacional, pero ahora vienen también muchas dificultades, hay que desarrollar todo esto. Pero todos estamos muy convencidos y con mucho entusiasmo. El cambio continúa no fue un eslógan, sino una realidad.

Consignó las bases ideológicas sobre la que se montó, por primera vez en lo que va de la democracia, una política para el Poder Judicial. Y dijo que en esta gestión se establecieron nuevos puntos de partida para la próxima.

“Esta fue una etapa fundacional”

“Nos propusimos reemplazar una Justicia burocrática por una humanista, y generar nuevas ofertas a la sociedad en la manera de resolver los conflictos”.

Foto: Guillermo Di Salvatore

Síntesis

“Con el Dr. Rafael Gutiérrez (presidente saliente de la Corte) no tengo nada personal. Lo que sí puede suceder es que yo sintetizo una idea y el sintetiza otra. Yo siempre fui muy claro en mi pensamiento, lo escribí y lo dije durante muchos años. Y el Dr. Gutiérrez, bueno, a veces tiene posiciones que no coinciden ideológicamente con las mías. Digo a veces porque a veces parece que coincide, a veces que no. Pero todo pasa por una visión de lo que debe ser un sistema judicial”.

/// el dato