Premios Sur

“Un cuento chino”, la mejor de 2011

Así lo decidió la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, en los galardones que premiaron a la producción cinematográfica estrenada en durante 2011.

Claudio D. Minghetti

Télam

El filme “Aballay” de Fernando Spiner consiguió ocho Premios Sur, que entrega la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, a la producción cinematográfica estrenada en durante 2011.

La ceremonia tuvo lugar en el Auditorio Osde, en la zona de Retiro, y en la misma estuvieron presentes importantes figuras del quehacer cinematográfico nacional, no obstante fue significativa la ausencia de su presidente, Juan José Campanella.

“Aballay” candidata argentina al Oscar a Mejor Filme extranjero, se llevó los de mejor director, actriz (Moro Anghileri), actor de reparto (Claudio Rissi), adaptación, fotografía (Claudio Beiza), montaje (Alejandro Parysow), dirección de arte (Sandra Iurcovich) y música (Gustavo Pomenarec).

Los premios para “Un cuento chino” fueron a mejor película, mejor actor (Ricardo Darín) y actriz de reparto (Muriel Santa Ana), sorprendiendo a muchos al dejar así afuera un trabajo memorable como el de Osmar Núñez como Juan Perón, en “Juan y Eva”.

Otros premios

“El estudiante”, de Santiago Mitre, no sólo se llevó el premio como mejor ópera prima sino también los destinados a mejor guión original y revelaciones, a Esteban Lamothe y Romina Paula.

Dos premios, el de maquillaje y caracterización y de vestuario fueron para Mirta Blanco y Julio Suárez, por sus trabajos en “Revolución, el cruce de Los Andes”, de Leandro Ipiña.

“El gato desaparece”, de Carlos Sorín fue premiada por su sonido, responsabilidad de José Luis Díaz, mientras que en el rubro documental el ganador fue para “Hacerme feriante”, de Julián D‘Angiolillo.

Discurso en ausencia

Las palabras escritas por Campanella, leídas por Verónica Calvo, secretaria técnica de la entidad sonaron duras pero algo confusas: no dejaron en claro si los conceptos del cineasta se dirigían a propios o ajenos, y el clima quedó algo enrarecido, más de lo que ya estaba.

“Es bastante difícil encarar un discurso de esta índole, mucho más dejarlo por escrito y tratar de sintetizar todo un año en un par de párrafos”, se excusó el director, tras lo cual agradeció a Liliana Mazure y al Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) “por su apoyo constante para que esta ceremonia sea realizable”.

Sin embargo, a lo largo de cuatro minutos exactos subrayó la austeridad de la ceremonia de este año en relación a las anteriores, una y otra vez: “En cierta forma, quisimos reflejar la modesta realidad de nuestra querida entidad”, insistió.

“No para dar lástima ni justificar ni avalar lo realizado o no por esta comisión directiva en su mandato que culmina volvió a la carga sino para generar conciencia de que la Academia necesita de la voluntad y la colaboración no sólo económica de sus miembros para establecerse en la industria y en la sociedad”, dijo a la distancia.

Después tuvo algunas palabras también duras con el periodismo e intentó llevar a la categoría de “mejor jurado” para seleccionar películas argentinas frente a academias similares al conformado por los socios de la entidad y hasta llegó a decir que quizás sea “el más importante que tengamos”.

Divididos

Los resultados de la votación fueron contradictorios: por un lado se premió con ocho estatuillas a “Aballay, el hombre sin miedo”, incluso a Fernando Spiner como mejor director, pero se lo dejó afuera del rubro película, donde es evidente que se premió la taquilla lograda por “Un cuento chino”, de Sebastián Borensztein.

De las más nominadas, curiosamente, la única que se fue con las manos vacías fue “Juan y Eva”, de Paula de Luque, que tenía ocho candidaturas.