Susana Squeff:

“La poesía es compulsión”

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En un encuentro sentido y cálido, la autora compartió mesa con la escritora María Luisa Miretti y el artista Domingo Sahda, autor del diseño de tapa del libro. Foto: FLAVIO RAINA

Militante peronista, profesora de historia del arte, referente de la historia cultural santafesina y luchadora incansable, presentó su libro de poemas, editado por su hermana Marilita a modo de regalo para su cumpleaños número 60.

 

De la Redacción de El Litoral

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En el espacio UNL-Triferto Falucho fue presentado el jueves pasado el libro “Poemas” (Editora de La Laguna), de Susana Squeff.

En un marco íntimo y emotivo que el molesto bullicio del entorno no logró opacar, la licenciada María Luisa Miretti fue la encargada de darle la bienvenida a la flamante autora: “Santafesina, profesora, o más que profesora: una educadora de ley siempre preocupada por mejor enseñar y por elegir buenas lecturas (lleva a Coronda en su piel). Enamorada de Nietzche, que ha compartido en sus enseñanzas, lo mismo hizo con Arlt, con el arte, con la crítica, con el ensayo. Buena amiga, buena profesional, excelente persona, siempre junto a quien más lo necesita”, la describió.

Miretti enumeró a vuelo de pájaro algunos de los temas que aborda la poesía de Squeff: “El agradecimiento de su hermana Marilita y los comienzos; el intento de desnudar a Coco Sahda, aunque se queda en un enigmático umbral (en el poema “Gracia de Domingo”); el recorrido como metáfora de su viaje por la vida, involucrándose, viviéndola intensamente, los itinerarios; los recuerdos: Santa Fe y sus sueños, París con Morrison en Père Lachaise, Roma y las ratas en Vía Condoti; los entrañables: Federico, sus limones, sus toros, su veleta y los gitanos, con preguntas retóricas que aumentan la intriga superlativa de un grande, para el que nunca habrá respuestas, sino conjeturas; Blas de Otero y la palabra que al menos nos dejaron, después de la guerra, después de la barbarie; las imágenes esperpénticas de un Goya viejo y desquiciado al que reclama, que aún en sus monstruos ciegos en blanco y negro no pierda el sentido ni el color de su bandera; la recuperación de Don Alonso Quijano en las figuras emblemáticas de Don Quijote y Sancho, en esa dualidad extrema entre la locura y la cordura”, detalló.

La condición humana

El artista plástico y crítico de arte Domingo Sahda es el autor del diseño de tapa. “Atreverse es una actitud frente a la vida. Atreverse a decir, a ser, a vivir. Escribir y convocar el misterio insondable de la condición humana es tener coraje para asumirse como persona, en esa mezcla de espanto y olvido que es la vida cotidiana”, definió.

“Me pidieron la tapa del libro de una semana para la otra. ¿Cómo hacer una tapa, que es la puerta de entrada al mundo maravilloso de la palabra? Hice lo que sentí, y salió bastante bien: a mí me gusta. Yo compito con el sol, lo tengo dicho: tengo un ego fenomenal”, dijo Coco, entre risas.

“Respeto profundamente a las personas que pueden hilvanar con sonidos y dibujar con palabras la historia de lo humano, de los sentimientos”, subrayó, antes de dar paso a las palabras de la protagonista.

Me queda la palabra

“Nunca pensé que mis poemitas fueran a convertirse en un libro” comenzó, modesta, la autora. Con sutileza y sensibilidad, sin golpes bajos, los textos abordan desde el amor hasta la angustia existencial, la impotencia ante la miseria, el milagro de la vida y la muerte.

Después de agradecer a quienes hicieron posible la edición, aclaró que “los poemas fueron escritos antes de que me diagnosticaran cáncer: a lo largo de mi vida, en distintas etapas”.

“En general me pasa que aparece en mi cabeza una frase y siento la necesidad compulsiva de seguirla. Por eso digo que estos escritos no tienen tiempo: la poesía es para mí compulsión”, sostuvo.

“Creo que la palabra instituye, determina, produce realidad. En una época de tanta desvalorización de la palabra, pienso que el esfuerzo debe estar dado en reivindicar ese valor”, opinó.

Para terminar, confesó su sueño: “Ojalá cada vez mayores sectores de la población puedan tener acceso al uso de la palabra, para convertirse en sujetos activos de su destino. Ése es mi anhelo más profundo”. Y leyó, a modo de despedida, “En el principio”, de Blas de Otero: “Si he perdido la vida, el tiempo, todo/lo que tiré, como un anillo, al agua,/si he perdido la voz en la maleza,/me queda la palabra./Si he sufrido la sed, el hambre, todo/lo que era mío y resultó ser nada,/si he segado las sombras en silencio,/me queda la palabra./Si abrí los labios para ver el rostro/puro y terrible de mi patria,/si abrí los labios hasta desgarrármelos,/me queda la palabra.

“Hija mía”

Susana Squeff

“Estás en la medida exacta de mis sueños

Ni más acá ni más allá de aquel sudor eterno

Que estremeció mi cuerpo dolorido

Cuando tu grito tronó en mi destino.

Sos todo cuanto sos...

Amor, nostalgia, risas...

Tiempo impalpable

Memoria enardecida.

Sos más, sos siempre mucho más

Que todos mis anhelos...

Claridad que interrumpe mi oscuridad antigua

Y alumbra con sus dones mi vida sin caricias.

Estás en la medida exacta de mis sueños

Geometría intangible,

Lenguaje impredecible,

Geografía armoniosa

Que dibujé de niña

Soñando en darte vida.