editorial

¿Cuba se flexibiliza?

El gobierno de Cuba ha anunciado que está dispuesto a liberalizar el ingreso y la salida a la isla, uno de los temas trascendent es y críticos de un régimen que durante más de cinco décadas ha impuesto rigurosas trabas para impedir que la población abandone la isla. Los funcionarios cubanos han prometido avanzar en esta dirección, pero habrá que prestar atención a las medidas que se tomen porque en estos temas también vale el refrán que sostiene que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace.

Por lo pronto, el reconocido cantautor Pablo Milanés se ha pronunciado a favor de una libertad plena. En la misma dirección lo ha hecho la talentosa bloguera Yoani Sánchez, quien en su última nota recuerda a sus lectores que desde hace años ha iniciado trámites para viajar al extranjero y que sistemáticamente se le ha denegado el permiso. Desde Miami, Madrid y México, donde reside la mayor cantidad de exiliados, el escepticismo es alto, no obstante lo cual todos están siguiendo con atención los acontecimientos.

Habrá que ver qué dirá Raúl Castro en su mensaje a la Asamblea Nacional, porque más allá de que ya es de estado público que algunas reformas se implementarán, sus contenidos y alcances siguen siendo una incógnita. Además, a nadie escapa que por más buena voluntad que se ponga para abrir la frontera, existen trabas políticas y sociales que podrían poner en riesgo la propia estabilidad del régimen.

Por lo pronto, hay que decir que una liberalización plena es muy difícil. Y lo es, porque los relevamientos sociológicos coinciden en señalar que si existiera la libertad de abandonar el país -como existe en la mayoría de los países del mundo-, es muy probable que la isla se pudiera despoblar rápida y peligrosamente, ya que son cientos de miles las personas que desean irse de Cuba.

Como se recordará, desde que se produjo la revolución y se inició el embargo norteamericano, el gobierno de Fidel Castro prohibió que los cubanos pudieran abandonar el país. En ese punto el régimen castrista no aporta nada nuevo a lo que ya hacían las diferentes dictaduras comunistas, empezando por Alemania del Este, la más emblemática de los 60 a raíz del muro levantado para impedir la fuga de disidentes.

En Cuba, al ser una isla, el muro no hizo falta porque a esa tarea la cumplían con creces el mar y los tiburones. La tragedia de miles de cubanos intentando escapar de las delicias del comunismo en naves frágiles e improvisadas ha puesto en evidencia durante décadas la desesperación de la gente. A la vez, constituye un capítulo de la historia universal que alguna vez deberá conocerse con todas sus escabrosidades y trágicos desenlaces.

En la actualidad, se estima que alrededor de dos millones de cubanos viven en el extranjero. Y no exageran quienes afirman que si se levantaran las trabas de salida, en pocas semanas un millón de personas optaría por abandonar el país. Paradójicamente, las remesas de los exiliados a sus parientes en la isla constituyen una de las principales fuentes de ingresos del régimen.