UMBERTO ECO

Confesiones de un escritor

El autor de “El nombre de la rosa”, “un novelista muy joven y ciertamente prometedor”, tal como se definió con su distintiva ironía en el reciente libro “Confesiones de un escritor”, acaba de cumplir 80 años.

Télam

“Publiqué mi primera novela, ‘El nombre de la rosa’, en 1980, de modo que empecé mi carrera como novelista hace cosa de 30 años”, escribió en el prólogo de ese conjunto de apuntes sobre la trastienda de la creación literaria, donde también da cuenta de que hasta el momento ha publicado unas cuantas novelas y publicará “muchas más en los próximos 50 años”.

Precisamente, “El nombre de la rosa” fue el punto de inflexión del escritor italiano que impresionó al mundo -vendió 30 millones de ejemplares- con una de las historias más tortuosas y misteriosas de la literatura universal, que fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud con Sean Connery como protagonista.

Le siguieron cinco novelas, la última de ellas “El cementerio de Praga” (2010), donde narra una historia que tiene como trasfondo el antisemitismo del siglo XIX. La obra le valió numerosas polémicas, acaso por la oscilación entre la verdad y la ficción.

“Amateur”

Eco (Alessandria-Italia, 1932) es sobre todo y desde el principio un científico: hijo de un contable, estudió filosofía en Turín, trabajó para medios y editoriales, y en 1971 se convirtió en profesor de semiótica, la ciencia de los signos lingüísticos y no lingüísticos.

Tras dedicarse a la docencia y recibir más de 38 títulos de doctor honoris causa dejó la enseñanza en 2007. La Universidad de Buenos Aires también le concedió el mismo título en 1994.

Se graduó como filósofo en 1954 con una tesis que se titula “El problema estético en Santo Tomás de Aquino” (convertida en libro) y luego, como intelectual se dedicó a quebrar las estéticas tradicionales que se consideraban incapaces de afrontar las nuevas formas de expresión, un problema socialmente importante para la Italia de los años 50.

Actualmente también es catedrático de Semiótica y director de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos en la Universidad de Bolonia.

“Obra abierta” (1962) es el ensayo que más repercusiones alcanzó en su trayectoria académica. Allí, el semiólogo asume que los libros poseen infinitas interpretaciones y considera que toda obra de arte es “un mensaje fundamentalmente abierto, una pluralidad de significados que conviven en un solo significante”.

Un tema que no dejó de abordar es el de internet, “una especie de parodia de la enciclopedia que reúne todo el saber del mundo, porque incluye también información falsa”.

Durante su discurso en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, cuando en 2010 recibió su medalla de doctor honoris causa, Eco opinó que “internet ha fracasado en su intento por ordenar el conocimiento del mundo disponible”.

Su próxima publicación es un misterio: “Lamentablemente Eco no está disponible para declaraciones, ni siquiera sobre su cumpleaños”, respondió la editorial, citada por la agencia de noticias DPA. Sin embargo, se sabe que está escribiendo, porque, como él mismo aclaró, todavía es “un novelista muy joven”.

Confesiones de un escritor

Eco (Alessandria-Italia, 1932) es sobre todo y desde el principio un científico: hijo de un contable, estudió filosofía en Turín, trabajó para medios y editoriales, y en 1971 se convirtió en profesor de semiótica. Foto: ARCHIVO EL LITORAL