Dificultades para las operaciones de rescate

El Costa Concordia amenaza con hundirse en el abismo

Las aguas del Tirreno están tan movidas que el crucero “Costa Concordia”, naufragado el pasado viernes, ya se ha desplazado nueve centímetros en su vertical y uno y medio en su horizontal, amenazando con deslizarse a una sima de 90 metros en la que quedaría sumergido a cerca de 150 metros de la costa.

“La nave habla y esto no es una buena señal”, aseguran a los medios los submarinistas que penetran en sus entrañas en búsqueda de desaparecidos y que, para mayor rapidez en las operaciones utilizan microcargas de explosivos para abrir el barco por su quilla.

Al “Costa Concordia” continúa entrando agua por los 70 metros de apertura de su casco que, como un cuchillo, abrió la formación de rocas conocidas como la isla Scole, cuando trató de navegar sobre ellas a unos 500 metros de la isla de Giglio.

Las predicciones meteorológicas no animan a las operaciones de rescate.

El jueves se prevé una fuerte marejada y hace temer a los más pesimistas que la nave, inclinada 30 grados sobre su lado derecho, pueda darse la vuelta y hundirse completamente con lo que acabaría toda esperanza de encontrar a alguien vivo atrapado en el barco.

“Hacia el abismo”, aseguran miembros de la unidad crisis del puerto de la isla de Giglio.

Las rocas de La Gabbinara, que mantienen sujeto en tres puntos al crucero, no son suficientes para su seguridad y estabilidad.

Del banco de arena de 37 metros profundidad, el coloso del Mediterráneo podría resbalar hacia un depresión de 90 metros pronta a engullir lo que queda del buque, una posibilidad que haría dificilísimo la extracción del carburante, 2.380 toneladas contenidas en 17 cisternas en la popa.

Los helicópteros han sobrevolado la zona y han avistado algunas manchas, que podrían ser de combustible ligero y pertenecer a lanchas locales con lo que se cree que serían de fácil evaporación, según los expertos.

Se trata de una carrera contrarreloj para sacar el carburante, una operación que podría durar no menos de dos semanas.

El ministro italiano de Medioambiente, Corrado Clini, ha pedido a la compañía Costa Cruceros que facilite mañana el plan previsto para vaciar el depósito y en diez días, el programa para sacar la nave del punto en el que se encuentra.

La compañía holandesa Smit, que reflotó el submarino nuclear ruso “Kursk” (hundido en agosto de 2000), pretende reflotar y salvar la nave para después remolcarla a un puerto todavía no anunciado.

Pero para ello, es primordial sacar el carburante.

Las operaciones a cargo de la compañía holandesa comenzarán la próxima semana pero todo “depende de la estabilidad de la nave”, ya que dada la densidad del carburante debe ser calentado antes de extraerlo.

Para poder trabajar a 40 metros de profundidad, es necesaria una compleja estructura que incluya una cámara hiperbárica, para la recuperación de los buzos tras las inmersiones, así como un recinto cerrado apoyado sobre una plataforma, en el que los submarinistas puedan permanecer entre 7 y 15 días, y una cápsula móvil que se utilice como ascensor.

Los primeros generadores de calor y los aparatos necesarios para sacar el carburante ya han llegado a la isla.

Se trata de conjurar un desastre ecológico cuya envergadura sería no solo para la isla de Giglio, sino para todo el archipiélago toscano.