diferencias entre la teoría y la realidad

Los Bajos Submeridionales no son un humedal

Eloy Rodríguez

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En el noroeste santafesino ante cada situación de sequía se pronuncia la palabra humedal sin ningún rigor científico. Se utiliza el término como oposición a la aridez.

Algunos opinan que los bajos submeridionales reúnen las características que el medio ambiente exige para conformar un humedal. Pero los Bajos Submeridionales no son un humedal. Esta aseveración surge de la definición brindada por la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.

Qué dice el manual

Humedales “son zonas donde el agua es el principal factor controlador del medio y la vida vegetal y animal asociada a él; y se dan donde la capa freática se halla en la superficie terrestre o cerca de ella o donde la tierra está cubierta por aguas”. Hoy, en la periferia de la Ruta Provincial Nº 77, zona este de los bajos, las napas freáticas se encuentran a 10 o 12 metros de profundidad (en Antonio Pini a 8 metros). Aquí vale una aclaración: las napas en épocas de anegamiento en algunos lugares de los bajos se encontraban a flor de tierra, pero no reúnen la característica de permanente que sí tienen los humedales, que tienen agua a pesar de la sequía.

Se agrega que: “son extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial. Pueden ser permanentes o temporales, con aguas estancadas, corrientes, dulces o saladas” (se incluyen las aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros).

También se define el rol de los humedales: “las funciones hidrológicas que cumplen se refieren a mitigación de las inundaciones (Son las zonas en que se derrama naturalmente el exceso de agua cuando hay tormentas y grandes lluvias); Recarga de las aguas subterráneas (La recarga de algunos acuíferos depende casi enteramente de la filtración tierra adentro del agua de un humedal o, a la inversa, el origen del agua de algunos humedales puede radicar en un acuífero) y almacenamiento de agua (debemos tenerlos en situación saludable estable ya que todos los necesitamos).

Entre las funciones ecológicas destaca que los humedales “Mejoran la calidad del agua (las plantas de los humedales ayudan a fijar los sedimentos y pueden ser eficaces para suprimir el exceso de nitrógeno y de fósforo; también pueden eliminar en parte los elementos patógenos) y contribuyen a la diversidad biológica (los humedales continentales de agua dulce tienen una diversidad de especies superior a la de los ecosistemas marinos o terrestres).

¿Se cumple la teoría?

Nada de esto ocurre con los bajos sumeridionales, ya que las inundaciones fueron mitigadas mediante la ejecución de una anarquía de canales, que conllevó a la construcción de nuevos drenajes con el agravante del escurrimiento del agua dulce. No tiene recarga de aguas subterráneas, la profundidad de las napas freáticas así lo confirman, tampoco se produce el almacenamiento de agua, muchos menos se mejora su calidad ya que tiene una elevada composición de sales y la diversidad biológica se encuentra en extinción (puma, tatú, guazuncho, vizcacha, montarasa, perdiz, mulita, aguará guazú, víboras (cascabel, yarará, coral), culebras, chajá, lampalagua, crespín, tuyango, zorro, charata, pato, etc.)

¿Entonces, cuál sería la definición de bajos submeridionales?

Los bajos son una extensa llanura, más de 3.000.000 millones de hectáreas, que comprenden gran parte del este de Santiago del Estero, sur de Chaco y los departamentos del norte santafesino, General Obligado, Vera y 9 de Julio, correspondiéndole a estos dos últimos la mayor superficie.

Es una región de paso obligado de los cursos hídricos con dirección noroeste-sureste, provenientes del sur de Chaco y este de Santiago del Estero, Río Salado, que desaguan en el Río Paraná, por el Arroyo Los Amores, Las Garzas y El Rey o bien hacia los arroyos Golondrina, La Sarnosita, Calchaquí y Río Salado.

Su régimen de lluvias, bajo un clima subtropical con estación seca, en los últimos años no ha superado los mínimos anuales requerido, 850 mm, casi sin precipitaciones en invierno, convirtió la geografía en un yermo desierto.

Es un sistema que se defiende acumulando, por eso se denominan bajos.

Más árido que húmedo

El Departamento 9 de Julio con respecto a la altitud sobre el nivel del mar, en su parte oeste (limítrofe con Santiago del Estero) está a 80 metros y al este, sobre la Ruta Nº 13 (lindante con el Departamento Vera) a 60 metros. La pendiente es una planicie perfecta con un promedio de 21 cm. cada 1.000 metros en sentido noroeste-sureste.

Se caracteriza por presentar alternancias de períodos húmedos (inundaciones) y áridos, debido a la irregularidad de las precipitaciones y por tener un clima subtropical con estación seca en invierno. Se puede prever que la sequía estival, con una temperatura máxima absoluta de 46,8º, prolongará tal situación en un invierno seco, con 295 días libres de heladas o con 70 días aptos para “helar”, que devastará los forrajes y los cultivos y dilatará la falta del agua, agravando la aridez y sus consecuencias a temporadas demasiadas extensas. De aquí que se asevere que el gran problema de la región está dado por la sequía.

En el oeste casi todo el monte nativo fue talado por el avance de la agricultura: algarrobo, ñandubay, quebracho, garabato, etc. y en las abras, el aibe (pasto amargo). En el centro, con monte más ralo: algarrobo, chañar, tuzca, etc., el escenario fue modificado por la actividad agrícola-ganadera y el este (bajos propiamente dichos), limítrofe con Vera, sin vegetación arbórea y con exclusividad del espartillo, es el menos reformado por el hombre respecto de la flora.

Ahora bien, desde hace casi 40 años, la gran expansión agropecuaria produjo una reconversión geográfica acompañada por un cambio climático que ocasionó el anegamiento de grandes superficies. El brusco desmonte eliminó la disipación chaqueña y Santa Fe, alarmada por las prolongadas permanencias líquidas, ya no almacenó sino que provocó el escurrimiento a través de numerosos canales, que ocasionó una reacción en cadena y la necesidad de aumentar la cantidad y magnitud de los mismos como consecuencia de la sumatoria de los excesos, situación que se agrava porque éstos se colman de tierra y se incrementan las tareas de mantenimiento. También existe un alto riesgo de inundación de los cultivos y la eliminación de agua dulce, que es lo primero que se lleva un canal ante la precipitación recibida.

Concluyendo se podría afirmar que los bajos submeridionales no son humedales y que no figuran en el listado de 20 sitios Ramsar (hasta el 5 de junio de 2011), citados por la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación para la República Argentina.

El autor se vale de las definiciones que figuran en organismos oficiales para afirmar que, sin rigor científico, el término es usado sólo para oponerlo a la aridez. También explica que ninguno de los requisitos necesarios para encuadrarlos en tal categoría se cumplen en esta extensa llanura del norte provincial.

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Obras de contención. La ganadería de la región utiliza bordos para la retención de agua de lluvia y así promover el crecimiento de pastizales naturales. Foto: Archivo/Juan Manuel Fernández

las inundaciones fueron mitigadas mediante la ejecución de una anarquía de canales, no tiene recarga de aguas subterráneas, tampoco se produce el almacenamiento de agua y la diversidad biológica se encuentra en extinción