Tribuna de opinión
Tribuna de opinión
Aquellas vacaciones en tren

Coche Motor en Estación Potrerillos Línea del ex Ferrocarril Transandino, luego Ferrocarril Belgrano. Foto año: 1986.
Foto: Gentileza Sr. Ángel Zalazar (Mendoza).
Andrés Alejandro Andreis
En este tiempo de vacaciones recreo mi memoria y la de muchos, recordando que en las décadas de 1930 a 1980 se solía viajar en trenes para trasladarse durante la época estival en aquellos años. En distintas zonas del país, como la región de Cuyo, las provincias del Norte, la Mesopotamia y la región Central se supo gozar de estos servicios. Por entonces, los cochemotores de los ferrocarriles eran cómodos y rápidos y surcaban el territorio nacional.
En nuestra patria chica de Santa Fe, conocimos bastantes ejemplos de estos viajes. Teníamos el cochemotor Ganz a Córdoba vía San Francisco, con tres frecuencias semanales y, el de vía Balnearia, también con tres frecuencias que en ocasiones se sumaban con unidades acopladas al coche piloto aumentando su capacidad y comodidad, porque tenían en cuenta la cantidad de veraneantes que se dirigían a Mar Chiquita, célebre balneario por la cura del barro radioactivo de la zona, según lo consigna la guía turística temporada 1947/48 de los Ferrocarriles del Estado. El viaje en el denominado cochemotor “El Capillense” también transcurría cómodo, con asientos mullidos rebatibles forrados en cuero y amplias ventanillas que nos permitían observar con deleite el paisaje fugaz que pasaba delante nuestros ojos, además con ventiladores en los cuatro costados del coche, no faltando el servicio de bar, mientras recorría viboreando la zona serrana cordobesa, penetrando en los atrapantes túneles, obra de los grandes ingenieros de la época. A partir de 1959 estos coches iban siendo reemplazados por los Mavag de mayor potencia y espacio. Quiero aclarar que nada tenían que ver estos servicios con los pequeños coches que hoy recorren sectores de las sierras, abarrotados de pasajeros, pero que señalan el grado de preferencia hacia el tren que pugna por renacer en la actualidad.
Por el lado de Mendoza se hallaba el cochemotor de la otrora línea del Trasandino, que fuera inaugurada en 1910 y que nos comunicaba con Potrerillos, Uspallata, Puente del Inca, Punta de Vacas, hasta llegar a Las Cuevas y continuar hasta estación Los Andes (Chile), en una visión de cordillera, nube y cielo. No puedo dejar de mencionar los trenes mixtos (pasajeros y cargas), que hacían idénticos recorridos, pero con más lento desplazamiento y haciendo combinaciones con otros trenes.
En todas las zonas turísticas del país, junto a las estaciones ferroviarias se abordaban los automóviles de alquiler que transportaban a los viajeros luego de llegado el tren, para ser trasladados a los lugares de veraneo con excursiones y viajes especiales que se pactaban en el momento del arribo del turista. También habían comenzado a incursionar los ómnibus, pero como recorrido suplementario.
La realidad del presente
Como todos sabemos, los ferrocarriles para pasajeros se encuentran sobreviviendo en Buenos Aires, mientras que en el interior del país prácticamente no existen. Lo que era un agradable y feliz viaje en tiempo de vacaciones se convirtió hoy en nostalgia y recuerdo de un pasado. Salvo algún que otro remedo de trenes que recorren algunas provincias, pero sobre vías que se encuentran en pésimo estado. En la ciudad de Santa Fe el reinaugurado servicio Retiro-Rosario-Santa Fe en el 2003, hace varios años desapareció de esta capital.
Da vergüenza llamar a un tren “El Libertador”, pero que deja varados a 1400 pasajeros en Serodino (Santa Fe) que se dirigían a Tucumán. O en el caso “Del Gran Capitán”, que une las estaciones de Federico Lacroze (Buenos Aires) y Posadas (Misiones), que el domingo de Navidad a las 11 hs. no se movió de la estación. Ante la falta de respuesta oficial los pasajeros indignados decidieron cortar el cruce de las avenidas Corrientes y Lacroze. Finalmente el día martes la empresa resolvió disponer de micros para el traslado de los mismos a Posadas.
Desde 1983 y con mayor intensidad en la década de 1990, los ferrocarriles cayeron en picada, mientras que el servicio automotor de pasajeros se incremento en un 98%, quedando solamente indemne -pero con altibajos- el tren Buenos Aires a Mar del Plata. Desde las nefastas medidas de Menem (que aun ejerce poder), hasta nuestros días, pasaron más de 21 años sin que se modificara la situación de los ferrocarriles, pese a las renovadas promesas de reactivación.
Y pensar que antes de su destrucción, se hacía turismo a Chile por el túnel internacional. Que se viajaba a Tucumán, Salta y Jujuy, siguiendo el itinerario hacia La Paz (Bolivia), en los lejanos y ponderados Ferrocarriles del Estado, especialmente en tiempos del recordado Administrador Ing. Pablo Nogués. Sólo nos quedan en la actualidad dos emblemas de carácter internacional: “La Trochita” y “El Tren a las Nubes”.
En Santa Fe -como sabemos-, un par de cochemotores se encuentran estacionados en el puerto, impedidos de hacer un pequeño circuito desde Guadalupe a la estación portuaria, por decisión de la Secretaría de Transporte de la Nación, que aún no ha resuelto su autorización. Así, con pequeñeces y miseria humana, no vamos a ninguna parte. Las pequeñas, medianas y grandes redes ferroviarias se reactivarán con grandeza, voluntad y sin mezquinos intereses, convocando a los que saben, sean o no de cualquier signo político. Se deberán crear ferrocarriles nuevos y modernos, no con material de vía del año 1930 que se descubrió en recientes accidentes, en especial de los servicios concesionados.
Alguien dijo una vez: la imagen y el progreso de un país se valora por sus ferrocarriles. Argentina está muy lejos.
(*) Secretario de prensa del Museo Ferroviario Regional de Santa Fe.