Mesa de café
Mesa de café
Soberanía nacional y Malvinas

Remo Erdosain
Estamos acomodados en la mesa que da contra la ventana del bar. Hay varios pocillos de café, una taza de té, un par de vasos -uno vacío y el otro con cerveza- y los diarios del día apoyados en una silla o desparramados en la mesa. Hace calor y gracias al aire acondicionado está más fresco adentro que afuera. Hace calor, pero el informe meteorológico anuncia tormenta para la noche. Tormenta con granizo y luego vientos frescos.
-Santa Fe es una ciudad modelo en esquivar tormentas -comenta Marcial- todas pasan de largo o desaparecen antes de llegar.
-Es una ciudad con personalidad definida -digo- no llueve nunca, pero cuando lo hace nos inundamos.
-No se puede desconocer que somos originales -comenta Abel.
-A mi me gustaría no serlo tanto -señalo.
-No sólo Santa Fe es original, los argentinos también lo somos -asegura Abel.
-Tan originales somos -acota José- que el ministro inglés nos calificó de colonialistas.
-Lo dice para ganar votos. Margaret Thatcher logró la reelección gracias a Malvinas -afirma Marcial.
-Yo entiendo el negocio de los ingleses, lo que no entiendo es el negocio argentino -puntualizo.
-¿Y se puede saber qué es lo que no entendés? -pregunta Abel.
- No entiendo que esas islas nos movilicen tanto. No entiendo cómo es posible que un país que tiene miles de kilómetros cuadrados sin poblar haga de la recuperación de las Malvinas la gran causa nacional.
-No lo entendés porque como buen gorila sos un colonizado por los colonialistas -acusa José.
-¿De qué colonialismo me estás hablando -digo- cuando los habitantes de las islas quieren seguir siendo ciudadanos ingleses?.
-Lo cual me parece muy sensato -agrega Marcial-. Si yo estuviera en el lugar de ellos haría lo mismo. Te imaginás, vivir en las Malvinas y que el gobernador sea Mariotto, el sindicalista sea Moyano, Oyarbide sea el juez y Guillermo Moreno el jefe de relaciones públicas.
-¿Y a la viuda del Calafate, qué lugar le asignas? pregunta Abel.
-El de reina, por supuesto
José simula no escuchar e insiste:
-Las Malvinas son argentinas, son una gran causa nacional y el punto de partida de la gran lucha latinoamericana contra el colonialismo.
-Soportar el calor y escuchar pavadas es una fórmula demoledora -comenta Marcial.
-Para los gorilas toda defensa de la soberanía nacional es una pavada -acusa José.
-¿Vos sabés por qué México no reclama Texas que es mil veces mas importante que Malvinas? pregunta Marcial.
-¿Y se puede saber por qué no lo hacen? dice José amoscado.
- No lo hacen no porque sean cobardes, sino porque consideran que es inútil dar una batalla perdida de antemano y que ya lleva un siglo y medio de derrota.
-Habría que preguntarse por qué Colombia no exige la devolución de Panamá. En todos los casos nos estamos refiriendo a territorios mucho más importantes y más útiles que las Malvinas.
-Yo creo -enfatiza Abel- que las Malvinas son un mito impuesto por el nacionalismo criollo y muy en particular el nacionalismo militar.
-Ustedes no pueden desconocer que los piratas ingleses la ocuparon en 1833 y que, por lo tanto, es una de las reivindicaciones nacionales más profundas de los argentinos -reacciona José.
-Yo hago la siguiente pregunta -expresa Marcial suspirando-, si por una casualidad mañana las Malvinas fueran nuestras, si mañana los kelpers se fueran y el Reino Unido nos dijera que nos hagamos cargo de ellas, ¿en qué cambiaría la suerte de Argentina? ¿Seríamos más ricos, más desarrollados, más cultos?
- No sólo no cambiaría nada -digo- sino que, además, nadie querría irse a vivir allí.
- No me importa -exclama José- aunque haya un argentino decidido a hacerlo, a irse a vivir allí, ese argentino tiene más derecho que los ingleses.
-Yo creo -insisto- que nosotros podemos tener una reivindicación territorial sobre las Malvinas. Pero esa reivindicación no tiene nada que ver con el colonialismo. Es tan disparatado decir que la Argentina es colonialista como afirmar que la defensa de Malvinas es una causa anticolonialista.
-¿Y se puede saber cuáles son las razones que te autorizan a decir semejante cosa ? pregunta José.
-Porque el colonialismo es una relación de sometimiento entre personas, entre personas de diferentes nacionalidades. Si esto es así, la pregunta a hacerse es dónde está el pueblo colonizado por los ingleses? Diferente sería si existiera en Malvinas una población argentina oprimida y discriminada. Una población, además, decidida a luchar por su independencia. Nada de eso hay en Malvinas. Por el contrario, los pobladores de allí no quieren saber nada con la Argentina.
-Yo creo que Malvinas es un pretexto nacionalistoide destinado a engañar a la gente -afirma Marcial. Engañarla o distraerla de los verdaderos problemas. Todos ocupados por dos islitas mientras el continente sigue subdesarrollado, pobre e injusto.
-Era injusto -responde José-, la compañera Cristina habló ayer y nos dijo que la desocupación se ha reducido al mínimo, la integración social ya es un hecho y el país va a seguir creciendo y modernizándose.
-Y eso que dijo -pregunta Marcial- ¿además hay que creerlo?
José está a punto de contestar, pero el que toma la palabra es Abel:
-Yo creo que de todos modos es interesante que la presidente haya dicho que la lucha por la recuperación de Malvinas seguirá tramitándose por la vía diplomática.
-Me parece muy bien y muy prudente -respaldo.
-Sobre todo prudente -agrega Marcial-, después de la paliza que nos dieron en 1982 creo que a nadie le deben quedar ganas de hacerse el guapo.
-No se por qué te alegrás con una derrota nacional -reprocha José.
-No me alegro por la derrota. Mucho menos por la muerte de unos pobres muchachos a los que mandaron como carne de cañón. De lo que me alegro es que gracias a esa derrota cayeron los militares. No pudimos recuperar Malvinas pero recuperamos la democracia. No me parece un mal negocio. Como le digo a mi compadre: nosotros le estamos debiendo un monumento a la Margaret Thatcher.
-No comparto -dicen al unísono Abel y José.