Personajes de nuestra tierra

Pedro Kling, un hombre de a caballo

El 5 de febrero próximo se llevará a cabo en Sauce Viejo el Sexto Festival de Jineteada y Chamamé, organizado en homenaje a la trayectoria del gran jinete local.

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En acción, años atrás. “Para poder controlar al pingo hay que demostrar algo de destreza y habilidad, con la fuerza sola no podés doblegar al caballo”, dijo Pedro Kling, una leyenda viviente de la doma nacional. Foto: Agencia Santo Tomé

Ariel Durán-Sergio Ferrer / [email protected]

Don Pedro Jorge Kling es sinónimo de jineteada y doma en todo el país, con notable pasado en los tradicionales festivales de Jesús María, San Justo y Diamante. Y fue un domador muy famoso, por cierto, al que el próximo 5 de febrero se le hará un justo homenaje en el predio del Fortín Tradicionalista La Posta de Sauce Viejo, en el marco del Sexto Festival de Jineteada y Chamamé que será celebrado en su honor. Si bien ya está retirado de la actividad como jinete, seguramente Pedro se hubiera sentido mucho más cómodo andando a los saltos -a lomo de un caballo- que frente a un grabador, asumiendo el desafío de contarle a El Litoral cosas sobre su vida y anécdotas que tienen que ver con su rica y extensa trayectoria.

Pedro es entrerriano y está próximo a cumplir 61 años (nació en Hernandarias el 25 de marzo de 1951). Proviene de una familia de origen ruso alemán, pero vive desde 1977 en Sauce Viejo, el pago que eligió para establecerse, formar una familia y trabajar (hace muchos años que desempeña tareas en la Comuna sauceña). “Yo nací en el campo y fui criado en un tambo, por lo que aprendí andar a caballo siendo muy chico, con mi vieja”, manifestó a este medio, al momento de recordar sus inicios en el menester de intentar dominar un potro díscolo y bellaco. Precisamente, esa relación casi natural con los animales le dio la posibilidad de empezar desde muy jovencito en la doma, ya que para 1964 se subía a los pingos con intenciones de domarlos. Fue en esos tiempos en que empezó a competir y a participar de los festivales grandes, los que cimentaron su fama y prestigio. Entre 1983 y 1992 tuvo su época de esplendor, “con primeros puestos, reconocimientos y premios casi todas las noches”. Así, alguna vez fue Mención Especial en Jesús María (con vuelta de honor incluida) y cinco veces ganador del “Desafío Argentina-Uruguay” de San Justo, en este último caso junto a Tito Burca y Oscar Dipricio.

El cariño del público

Hubo un momento de la charla con Kling en la que afloró el costado más singular de este verdadero protagonista de nuestra tierra: su increíble y llamativa relación con el público. “Me hice querer en todos lados, así humilde como soy; eso me ayudó mucho y siempre coseché aplausos, nunca una reprobación”, remarcó el experto domador, haciendo recordar a Próximo, el personaje del filme “Gladiador”, que le dice a su discípulo más aventajado (Máximo, alias “El Español”): “Gánate el favor del público; yo en mis tiempos fui el mejor, si, pero no porque mataba rápido, sino porque la gente me quería”.

“Domador, es cierto, uno se va haciendo con las montas, pero un poco también se nace, porque no es fácil; no existe una técnica especial para hacerlo, sino que es una cuestión de destreza; la jineteada tiene su reglamento: pueden exigirte 8, 12 y hasta 16 segundos de permanencia arriba del caballo, de acuerdo a la categoría en la que se participa”, detalló Pedro posteriormente.

Luego resaltó: “Muchas veces la cosa es a cara de perro, para decirlo de algún modo, pero la doma pasa básicamente por la habilidad, no por la fuerza; sólo con fuerza no podés competir contra el animal, tenés que demostrar agilidad, cintura, dominio”.

“Tuve varias montas de las que llaman especiales, fundamentalmente cuando era más joven, no de grande”, destacó Pedro, quien ganó gran parte de su fama como jinete domando caballos difíciles. Los más bravos, dijo, “son los que tienen una mezcla de puros con pesados; esos son los peores”.

“De esos que venían volteando y no eran fáciles de arrear recuerdo bien a Conmigo No, de Chacabuco y a Torpe de Especie, de Córdoba; en realidad, invictos de doce o trece montas que venían bajando gente quité en cantidad, aunque aquellos dos fueron los más famosos”, ejemplificó. “Jinetear un caballo que viene con todos los bríos, es algo grande, pero no es fácil... porque por ahí te tiembla el garrón”, se sinceró luego. “Uno puede ponerse nervioso, en especial cuando le toca subir a un caballo que viene bajando y bajando... pero con un par de whiskies encima te olvidás de todo y te animás”, completó Pedro entre risueño y pícaro, mostrándose tan simple y franco como es. En Sauce Viejo es un personaje querido y apreciado por todos. Nunca se presentó en el extranjero. Tuvo un ofrecimiento para hacerlo en Perú, pero no lo concretó “por terror a viajar en avión”. Actualmente doman sus hijos Maximiliano y Facundo.

40 tropillas, 120 montas

El Sexto Festival de Jineteada y Chamamé cuenta con la organización del Fortín Tradicionalista Posta del Sauce. Es un homenaje que los propios hijos le hacen a Pedro Kling, quien durante la jornada se desempeñará como capataz de campo. Se trata de un desafío entre domadores con un total de $ 18.000 en disputa y anunciado como “El encuentro de tropillas más grande de la provincia”. Será el domingo 5 de febrero, con la presentación de 40 tropillas provenientes de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. En total se realizarán unas 120 montas, en el marco de un espectáculo que dará comienzo a las 9.30 con la primera rueda de la categoría bastos (por $ 5.000) y continuará a las 12 con el clásico almuerzo criollo (asado con cuero, empanadas, chorizos, choripanes, pollos). A las 14 se llevará a cabo la “Gran rueda en clinas” (por otros $ 5.000) y a las 16 actuará Gastoncito Suárez. La doma tendrá continuidad después de las 17, con la concreción del denominado Espectacular Broche de Oro en Bastos (con $ 8.000 en premios).


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Ya no domo, porque a esta altura de mi vida, si me llegaran a voltear, se me haría difícil recuperarme de los golpes. Por suerte nunca me lastimé mal, por lo que tengo el orgullo de haberme retirado sano y a tiempo.

Pedro Kling