Internas presidenciales en Estados Unidos

Florida refuerza la candidatura republicana de Mitt Romney

Romney se impuso con el 46,4 por ciento de los votos contra el 31,9 por ciento de su principal competidor Newt Gingrich. La elección interna continuará en cuatro días en Maine y Nevada.

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El candidato republicano criticó a Obama luego de su victoria. Foto: agencia efe.

Silvia Ayuso - DPA

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“Contundente”. “Dramática”. “Decisiva”. Los medios estadounidenses no dudaron hoy en resaltar la victoria de Mitt Romney en las primarias celebradas el martes en Florida y que, según coinciden los analistas, suponen un paso de gigante en los esfuerzos del ex gobernador de Massachusetts por hacerse con la candidatura republicana a la presidencia estadounidense.

Y es que Florida significa para Romney mucho más que los ya de por sí importantes 50 votos de delegados que le dan para la Convención Republicana que el próximo agosto deberá coronar en ese mismo estado al candidato oficial del partido que trate de arrebatarle la presidencia al demócrata Barack Obama.

Su triunfo “sirve como una refutación directa a las críticas acerca de que no es lo suficientemente conservador para ser el nominado del partido”, sentenció el diario “The Washington Post” en referencia al fuerte conservadurismo que caracteriza a los republicanos de Florida, según coinciden muchos analistas.

Por su parte, “The New York Times” destacó que su “imponente victoria ofreció una contundente respuesta a las inquietudes que surgieron sobre su candidatura apenas hace diez días, tras la punzante derrota ante (Newt) Gingrich en Carolina del Sur”.

Porque Florida no sólo rompe el empate técnico que mantenían los candidatos hasta ahora, con tres votaciones republicanas previas que dieron la victoria a igual número de aspirantes.

La gran diferencia de votos lograda por Romney en este estado costero, de más de 14 puntos, hace olvidar que su hasta ahora otra única victoria, en New Hampshire, fue mucho más estrecha de lo esperado por los expertos.

Su contundente resultado en Florida le sirve además para rebatir el argumento que su máximo rival, Gingrich, había mantenido: que los votos del ex presidente de la Cámara de Representantes, unidos a los del tercer aspirante, Rick Santorum, podían superar los recibidos por Romney, demostrando así que el voto “conservador” no está del lado del millonario ex gobernador.

No fue así en Florida, donde Gingrich sólo obtuvo el 31,9 por ciento de los sufragios y Santorum el 13,4 por ciento, cuya suma no llega al 46,4 por ciento obtenido por Romney.

Quizás por ello “The Miami Herald” fue más allá aún y aseveró que la victoria en Florida demostró que Romney “puede ganarse a los conservadores, triunfar en los debates y luchar una campaña de golpes que puede dejar deshecho a un oponente”.

Es más, agregó el rotativo floridano, Florida “también demostró a los republicanos que (Romney) puede realizar el tipo de campaña nacional capaz de derrotar a Obama en noviembre”.

Y es que Florida, coinciden los analistas, no sólo es relevante por constituir el cuarto estado más poblado del país. Más importante aún es que constituye una fuerte representación de la “diversidad geográfica, política y étnica” de todo Estados Unidos, recordaron medios como el “Post” o el “Herald”.

Datos todos ellos que un más que sonriente Romney tenía seguramente en su cabeza cuando, la noche del martes, salió a celebrar su victoria dejándose presentar por su esposa, Ann, como el “próximo presidente de Estados Unidos”.

Al igual que ya hiciera tras su victoria en New Hampshire, Romney pronunció un discurso más presidencialista que de victoria local y, consciente de los estragos que ha podido causar su fuerte enfrentamiento de los últimos días y semanas con Gingrich, apeló a la unidad del Partido Republicano para lograr imponerse a Obama.

“Nuestras primarias no nos dividen, nos preparan y vamos a ganar”, aseguró Romney. “El nuestro será un partido unido con un billete ganador para Estados Unidos (...) Estoy listo para liderar este partido y para liderar a nuestra nación”, prometió.

Mas tampoco dejó pasar la ocasión para volver a distanciarse de Obama y refutar al mismo tiempo los ataques de quienes piensan que su candidatura es demasiado parecida a la del mandatario como para vencerlo.

“Obama y yo tenemos visiones muy diferentes para el país”, afirmó el millonario ex empresario.

Pero pese a que Florida le ha dado un respaldo significativo, la carrera republicana está lejos de terminar.

Por si a alguien le cupieran dudas, Gingrich colocó durante su discurso en Florida grandes carteles con el lema “Aún quedan 46 estados” y, en un combativo discurso, prometió “luchar en todos los lugares”.

“Y vamos a ganar y estaré en Tampa (sede de la convención republicana) como el nominado en agosto”, prometió.

Ya en Nevada, próxima cita el sábado para un nuevo asalto republicano, también Santorum y Paul aseguraron que no tienen intención alguna de tirar la toalla pese a sus pobres resultados, confirmando predicciones de los analistas que hace tiempo vaticinaron que la batalla republicana puede prolongarse mucho más de lo esperado.

El peor de todos

Romney arremetió -en su discurso de triunfo- contra el presidente Barack Obama, a cuyo mandato atribuyó representar “lo peor de lo que se ha convertido Europa”.

Un exultante Romney compareció ante sus partidarios tras conocerse su victoria para dar las gracias por sus votos y declarar que el proceso de primarias republicanas, muy reñido hasta ahora, “no nos divide, sino que nos prepara” para la batalla electoral del 6 de noviembre contra Obama.

El presidente estadounidense fue el blanco absoluto del discurso del exgobernador de Massachusetts, quien se declaró dispuesto “a liderar este partido” y el país.

“Señor presidente, lo eligieron para liderar y usted optó por dejarse mandar. Ha llegado el momento de echarse a un lado”, afirmó Romney, quien quiso proyectar una imagen ya de mandatario y de candidato de hecho de su partido.

Obama, insistió, ha “adoptado una política de apaciguamiento y de pedir perdón”.

Como ha hecho a lo largo de sus discursos de campaña, Romney arremetió contra el presidente estadounidense, asociándolo al Viejo Continente, al afirmar que la Casa Blanca de Obama representa “lo peor de lo que se ha convertido Europa”.

En cambio, si él resulta elegido, dijo: “juntos comenzaremos unos nuevos Estados Unidos en donde la esperanza -el lema de campaña de Obama en 2008- es un nuevo puesto de trabajo y una paga, no una palabra gastada”, prometió.