Al margen de la crónica

“Amasia”: el futuro supercontinente

Hay algo interesante en los estudios científicos. Y es que no sólo se limitan a brindar una explicación racional a cuestiones que tienen que ver con nuestras vidas. Muchas veces, la ciencia funciona como una “máquina del tiempo”, permitiéndonos espiar mundos remotos, pasados o futuros, y convirtiéndonos en sus espectadores y protagonistas.

Esta semana, la ciencia, nos plantea el desafío de imaginar un mundo en el cual el norte de Chile esté separado de Miami sólo por un estrecho canal.

Efectivamente investigadores de la Universidad de Yale descubrieron que dentro de 50 ó 200 millones de años, América, Europa y Asia chocarían sobre el Polo Norte y formarían un mega continente, al cual llamaron “Amasia”, y al que más tarde se unirían África y Australia.

Esto fue lo que pudo verse en una simulación computacional que explicó la forma que tomará el próximo supercontinente que podría tener la Tierra.

Los autores del trabajo, encabezados por Ross Mitchell, sostienen que el desplazamiento de las placas tectónicas y el magnetismo terrestre inducirían la desaparición del actual océano Ártico y el mar Caribe.

Además, esto provocaría un radical desplazamiento de Sudamérica y Asia. Esta última, incluso se vería desmembrada ya que Arabia quedaría donde hoy está India y ésta, a su vez, daría forma a una gran isla ocupando el espacio donde hoy se encuentra la península de Indochina. Australia, por su parte, se desplazaría desde su actual ubicación en el hemisferio sur, hasta quedar al este de la futura India, separada por un estrecho mar. Por el norte, sus costas enfrentarían a China. En cuanto a África, quedará casi fusionada con la península Arábiga, desapareciendo el mar Rojo.

Los geólogos creen que, durante miles de millones de años, las placas tectónicas han impulsado a las masas continentales juntándolas periódicamente, creando los supercontinentes. Primero Nuna (hace 1.8 millones de años), Rodinia (mil millones de años atrás) y luego Pangea. Pero que paulatinamente fueron separándose por el movimiento de estas mismas placas hasta su configuración actual.

Para esta nueva teoría los investigadores han analizado los datos de los movimientos tectónicos, así como la información magnética encerrada en rocas alrededor del mundo, pudiendo predecir así cuándo y dónde se formará la futura “Amasia”.

¿No se siente en una película de ciencia ficción?