La “mesa de los argentinos”
La “mesa de los argentinos”
De la milanesa para todos al consumo más bajo en 90 años
No cambió el gusto por la carne vacuna, sino los precios al mostrador: fueron forzados a la baja cuando se liquidaba el stock ganadero en 2009, y entonces se llegó a 68,7 kilos por habitante al año. Ahora la oferta es escasa y cara, y el consumo está en 55,5 kilos.

De la redacción de El Litoral
A casi un año del lanzamiento del plan “milanesas para todos” a $ 21 el kilo, presentado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ese producto “oficial” no existe y en el mercado se consigue entre un 28 % y un 55 % más caro. Tal vez ese ejemplo sirva para explicar por qué el consumo de carne vacuna por habitante es el más bajo de los últimos 90 años.
Lejos quedaron las listas de Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, para favorecer la “mesa de los argentinos”, incluso cerrando exportaciones. Los precios que desalentaron la producción y la sequía de 2009 se conjugaron para explicar lo que hoy sucede: la oferta es escasa.
En abril del año pasado, una vez más la presidenta se involucró personalmente en el tema: anunció líneas de crédito por $ 3 mil millones para recuperar la producción. Pero el proceso es lento y los números no acompañan: el índice compuesto de la actividad económica provincial (Icasfe) que elabora la Bolsa de Comercio marcó en noviembre último una caída interanual de la faena de 4,5 %, y un retroceso mensual de 2,8 % en el rubro.
Desde 1921 (53,7 kilos) que el promedio de consumo en el país no es tan bajo. Incluso en la última gran crisis nacional, durante 2002, el consumo de carne vacuna fue -con 58,3 kilos por habitante y por año- superior al del pasado año.
El gobierno exhibe como compensación el crecimiento de otros consumos, como los da carnes de ave y cerdo. La diversidad puede inclusive suponer mejoras en los hábitos alimentarios, pero no explica el contraste entre el relato económico oficial y el deterioro de la cadena cárnica.
Menos trabajo
En Santa Fe, el grupo brasileño JBS Friboi (ex Swift) cesó la faena en la planta de Venado Tuerto, tal como lo hizo hace tres meses el frigorífico Nelson. La semana pasada Mattievich pidió ante la Justicia que se homologue la extensión del procedimiento preventivo de crisis.
Son tres casos emblemáticos que ponen en evidencia lo que sucede. Las fuentes gremiales son muy cercanas a los intereses de la Casa Rosada y muchos trabajadores dependen de las garantías horarias y de otras ayudas estatales. Pero ya no pueden ocultar que el sector tiene en riesgo unos 1.600 puestos de trabajo en la provincia.
Más allá de los problemas en esas grandes firmas por la imposibilidad de exportar, el gerente de Mattievich, Jorge Torelli, dijo que las plantas de la zona destinadas al consumo interno están trabajando en un 60 % de su capacidad.
La cadena de la carne afronta un problema de “rentabilidad negativa” a pesar de los altos precios al mostrador, y a eso contribuyen la caída en los precios de otros subproductos industriales como el cuero, la harina de carne y menudencia que se exportaban y aliviaban los costos. Hoy la crisis internacional también ahogó esas alternativas.
-8,7%
cayó la faena vacuna en 2011
La baja acumula - 32,5 % con relación a 2009. En 2011 los frigoríficos recibieron 10,8 millones de cabezas para faenar, aunque aumentó el peso promedio por animal.
-19,3%
cayó el consumo desde 2007
cuando alcanzó 68,7 kg por habitante/año.
Una buena
“La buena noticia fue la baja participación de las hembras en la faena total, que cerró 2011 en un nivel de 38,7 % y que promedió 38,3 % a lo largo del año. Estos también fueron los registros más bajos de los últimos veintidós años y la fase de retención de hembras ya acumuló veinte meses consecutivos”, destacó el informe de Ciccra. Con estos números en la mano, la entidad tiene expectativas de que se revierta la caída del stock y que con más animales en pie se vayan mejorando las condiciones de la oferta para faenar con destino al mercado interno como a la exportación.
La explicación está en el bolsillo
En las carnicerías de Santa Fe, sus propietarios coinciden en que la baja en el consumo se produjo en el 2010 y que desde entonces los promedios de ventas se mantuvieron. Aquella caída fue del orden del 25 al 30 por ciento, según los negocios.
Voceros del sector, consultados por este diario, admitieron esta mañana que “esta situación tuvo, tiene y tendrá directa relación con el precio de la carne vacuna y no tendría ninguna vinculación con cambios de hábitos alimentarios. La gente sigue comiendo carne, aunque ya no sea exclusivamente vacuna. Como señalan las estadísticas, hay mayor consumo de pollos y de cerdos”, indicaron. Según explicaron, el año pasado no hubo una caída significativa en el consumo de carne vacuna en esta capital, que se recuperó hacia fin de año. “Hoy podríamos hablar de un amesetamiento del mercado”, apuntó un proveedor mayorista. Para los consultados, “será difícil recuperar la demanda mientras la carne vacuna tenga estos precios. Pero más dificil será que haya más oferta. Hoy el productor agropecuario hace números y se dedica a lo que le resulta más rentable en el corto plazo; es decir, la soja”, argumentaron.
Oferta en baja
Ciccra atribuyó la caída del consumo a una combinación de “una menor disponibilidad de carne vacuna junto a una población en continua expansión”. La producción de carne totalizó el año pasado 2,5 millones de toneladas res con hueso, lo que representa un descenso de 4,7 % contra el volumen de 2010, en tanto que si se compara con 2009, la contracción fue de 25,7 %. La menor oferta de carne vacuna se reflejó en una caída de las exportaciones, y del consumo interno, que se retrajeron 19,3 % y 2,8 %, respectivamente.