Tocomochos

“¡Afuera!” y el instinto teatral

La nota

Gustavo Bendersky es el gran protagonista de un espectáculo de jerarquía. Foto: Gentileza producción

Roberto Schneider

No es frecuente encontrar -y disfrutar- en el teatro con un único actor que en escena tiene la responsabilidad de entretener, conmover, contar una historia y viajar a una dimensión imaginaria. El unipersonal es un género difícil de abordar y para emprender la tarea una sola palabra define esa verdadera aventura: talento. En “¡Afuera!” gauchada teatral, el espectáculo ofrecido en la Sala Marechal, la premisa se cumple fantásticamente.

El actor, enfundado en un traje color marfil, con camisa celeste y corbata al tono, abre el juego. Sobre la escena, una magnífica escenografía se transforma en un corral que adoptará luego diversas significaciones. El vestuario también se modifica con pocos elementos. Se comienza a narrar desde una óptica singular un texto conocido por el espectador, “Don Segundo Sombra” de Ricardo Güirales. Aunque en este caso éste sea sólo un disparador. Aquí se muestra a un actor que, evidenciando la instancia representativa, se lanza a contar una historia. Gustavo Bendersky apela a lo lúdico y esencialmente hace disfrutar la historia, con una plena identificación con lo político, porque la propuesta consiste en utilizar al mítico gaucho de la literatura nacional para pensar, tal vez, en uno nuevo.

Teatralmente se logran puntos sumamente intensos, puesto que Bendersky encuentra la posibilidad de contar una historia conmovedora pero a su vez apela a la utilización de diversos lenguajes teatrales. En la totalidad, algo de la historia no oficial se filtra. El adentro y el afuera. El centro y el margen. La ciudad y el campo. La pampa con toda su extensión, la noche, el caballo y la prienda, tan muñeca, tan hermosa, tan adorable.

“¡Afuera!” cumple con una tradición teatral y literaria poética, irreverente y también atorranta, en un clima atrapante, con un ritmo que no cesa. Bendersky dicta una cátedra de actuación, andando, construyendo y reconstruyendo historias y relatos, la mirada hacia la tierra de adentro pero con la consigna del afuera permanente, excelentemente dirigido por Ignacio Koonstra, quien junto con el actor -que maneja voz, cuerpo y alma de manera brillante- realizó también el collage de textos y situaciones.

Antes del estreno, Tocomochos había anticipado que en el teatro un tipo de la ciudad contaría una historia del campo. Pero lo que se ve en primer plano no es el canpo... Un recorrido iniciático, un encuentro, un salir afuera para volver a entrar, aprender de la intemperie, si es que algo se puede aprender. Cuando el talento se hace presente, todo se disfruta. Y también crece el intelecto. Con verdad, con entrega, con pasión.