Soldados de Dios
Soldados de Dios
Es extraño como, elecciones que parecen insignificantes, pueden terminar modificando el rumbo de la vida entera de una persona. Mucho más llamativo es cuando vemos hasta qué punto todos los seres de este planeta podemos estar conectados, y cómo la decisión trivial de un hombre puede unir su destino al de otro que vive a miles de kilómetros de distancia y marcar la existencia de varios.
TEXTOs. MARÍA VITTORI. FOTOS. EFE, AFP Y EL LITORAL.
El fin de semana es el momento ideal para ponerse al día con películas pendientes. Y este último, la elegida por quien escribe fue un film llamado “Machine Gun Preacher”.
La trama se basa en una inspiradora historia real, la de Sam Childers, un criminal que pasaba sus días traficando y consumiendo drogas y quien, tras ser protagonista de una serie de violentos hechos, decide replantear su vida y cambiar radicalmente su camino.
Childers pone fin a su pasado delictivo y elige apoyarse en Dios.
Pero la metamorfosis llegaría aún más lejos. En uno de los servicios religiosos a los cuales asiste se topa con un reverendo que colabora en Uganda y que cambiaría su futuro para siempre.
Intrigado por el panorama narrado por el sacerdote, Childers sube a un avión y viaja hacia África para ver con sus propios ojos una realidad bastante más desgarradora de lo que podría haber imaginado.
Su trabajo, destinado a proteger sobre todo a los niños del lugar, es reconocido hoy por varios organismos internacionales. Pero también le valió un precio puesto a su cabeza por Joseph Kony, criminal de guerra que siembra el terror en todo el territorio ugandés.
EL “SEÑOR DE LA GUERRA”
El planteo de la película, más allá de la historia de Childers, empuja a saber más sobre la situación reinante en África y sobre quién es Joseph Kony. Este hombre, conocido como “El Señor de la Guerra”, nació en 1961, en la aldea Odek, al este de Gulu en el norte de Uganda.
Es el fundador de un grupo guerrillero paramilitar denominado “Ejército de Resistencia del Señor” (Lord’s Resistance Army - LRA) y actualmente es el hombre más buscado por la Corte Internacional de Justicia.
Su objetivo es crear un gobierno teocrático basado en la Biblia Cristiana y en los Diez Mandamientos. Según el diario Excelsior, una de las declaraciones registradas de Joseph Kony anota textualmente: “La Biblia dice: si vas a hacer el bien, haz el bien toda tu vida. Si vas a hacer el mal, haz el mal toda tu vida. Yo escojo el mal, y eso es lo que siempre voy a hacer...”
Quienes vienen siguiendo de cerca la historia de Kony y su grupo aseguran que esta guerrilla, detrás de un objetivo aparentemente cristiano, en realidad emplea la brutalidad extrema contra la población del norte de Uganda y del Congo.
Para lograr su fin, ha secuestrado y reclutado a más de 50.000 niños y niñas desde los inicios de su causa en 1987, convirtiendo a los primeros en militares y a las últimas en esclavas sexuales. De hecho, se calcula que un 90% del ejercito rebelde está conformado por “niños soldados”.
Una práctica escalofriante es la “iniciación”, en la cual la primera misión de los pequeños es asesinar a sus propios padres. Con esta aberrante práctica, en la cual los niños son obligados bajo la amenaza de los adultos de matarlos a ellos y sus familias, Kony se asegura de que los chicos no tengan hogares a los cuales regresar, medida que es reforzada con el incendio y la destrucción de aldeas completas en medio de la noche.
Los menores también son sometidos a duros trabajos; son usados como mulas, cargando suministros hasta que sus fuerzas se agoten para ser asesinados y abandonados en medio de la nada.
A los menores que generan “problemas” les mutilan la nariz, las orejas o los labios y se los obliga a comerse su propia carne, como escarmiento para ellos y el resto del ejército aunque, la mayoría de las veces, esta brutal práctica no tiene más motivo que demostrar poder sembrando pánico en niños que no tienen más de 15 años.
Muchas de las niñas secuestradas, que Kony o soldados superiores consideran atractivas, son convertidas en “esposas” y en caso de negarse a consumar estos matrimonios forzados, son violadas, ferozmente maltratadas y finalmente asesinadas. Las pocas que tienen “la suerte” de sobrevivir son madres precoces o son contagiadas de HIV por los mismos miembros del ejército.
Por esta razón, en la oscura noche africana, puede verse a miles de niños peregrinando silenciosamente para alejarse de las aldeas y evitar ser abducidos por los rebeldes. Son enviados por sus propios padres, que deciden quedarse en sus hogares como cepo para desviar la atención de los soldados y salvar a sus amados hijos.
Muchas de estas aldeas y sus habitantes aparecen convertidos en cenizas al día siguiente, luego de la visita de los insaciables asesinos.
En medio de tanto sadismo, Kony está convencido de ser un buen cristiano y sostiene que su única meta es convertir a su país en una nación cristiana regulada mediante leyes basadas en los Diez Mandamientos. Además sostiene que su movimiento busca la “paz” y bajo esta excusa ha entablado una guerra con el gobierno de Uganda.
Este miserable ser humano, que tiene una orden de captura por parte de los organismos internacionales desde hace siete años, es uno de los más buscados del mundo. Sin embargo son muy pocos los que saben sobre él y su movimiento. De hecho, muchos ni siquiera conocen la ubicación exacta de Uganda.
UN HOMBRE, UN GRANO DE ARENA
Hace diez años, un director de cine llamado Jason Russell, viajó por primera vez a África. Allí conoció a Jacob, un joven con una historia de vida completamente distinta a la suya y con quien hoy comparte una amistad iniciada en una promesa hecha desde lo profundo del corazón.
Jacob se cruzó literalmente en su camino mientras corría para salvar su vida. Este pequeño huía de los rebeldes que asesinaban chicos a diestra y siniestra todas las noches. Unos días antes, había presenciado la muerte de su propio hermano en manos de estos hombres, que utilizaron una panga para cortar su cuello delante de la mirada aterrorizada de sus seres queridos. “Vamos a hacer todo lo necesario para detenerlos”; ésa fue la promesa hecha por Russell. Y el cineasta mantuvo su palabra. Ayudó a fundar y hoy comanda un proyecto humanitario llamado “Invisible Children”, dedicado a rescatar a todos los pequeños que les sea posible y a difundir información sobre Kony.
“KONY 2012”
Una de las vías utilizada por Russell en su misión de poner en conocimiento público la escalada de violencia africana hizo ruido esta semana en las redes sociales de todo el mundo.
“Los 27 siguientes minutos son un experimento. Pero para que realmente funcione, debes prestar atención...”. Con esta frase comienza el video más visitado en YouTube en los últimos días. Se trata de un documental, llamado “Kony 2012”, de autoría del propio cineasta. Y a sólo días de ponerlo al aire, ya lo habían visto más de 80 millones de personas.
El objetivo del video es “hacer famoso a Kony”, no para celebrarlo, sino para que toda la población del planeta conozca quién es y las prácticas ilícitas y abominables que él dirige.
La meta de “Invisible Children” es que la justicia internacional encuentre, procese y condene a este criminal antes del fin de este año. El proyecto se apoya además con un grupo abierto en Face- book y en Twitter con los hashtags #kony2012 y #josephkony, que se han convertido en dos de los más mencionados en el mundo (en unos 60 millones de tweets).
Por otro lado, se ha logrado el respaldo de numerosas personalidades internacionales, desde George Clooney, Lady Gaga, Angelina Jolie, Ellen Degeneres y Oprah Winfrey, hasta el mismísimo Barack Obama, quien ha ordenado el envío de tropas a África con la misión de colaborar en la búsqueda de Kony.
Uno de los testimonios en que descansa el documental es el del reconocido abogado argentino Luis Moreno Ocampo -actual procurador de la Corte Internacional-, quien explica la brutalidad de los crímenes de este fanático y el enorme esfuerzo que se hace desde el organismo para capturar a quien hoy ocupa el primer lugar entre los criminales más buscados por la Corte.
Una de las primeras metas del video tiene ya una fecha establecida, y tras ofrecer en forma gratuita kits y posters con el rostro del dictador e invitar a sumarse a la movida, Russell sostiene: “Empieza a hacer famoso a Kony hoy, pero todos estos esfuerzos culminarán en un día: el 20 de abril, cuando cubriremos la noche. Este será el día en que nos encontraremos al anochecer y empapelaremos todas las calles de todas las ciudades hasta que salga el sol. Seremos inteligentes y concienzudos. El resto del mundo se irá a dormir el viernes a la noche y se despertará con miles de posters pidiendo justicia en cada esquina”.
No obstante, esta maratónica campaña está contrastando con las críticas de varios expertos en el conflicto, pues algunos consideran que el mensaje de “Invisible Children” está simplificando el problema y manipulando la información sobre los niños soldados.
“Lo mejor que podemos hacer para reintegrar a los niños soldados es humanizar a aquellos que lo fueron, no presentarlos como víctimas sin cerebro de un autómata programado para matar”, declaró Mark Drumbl, profesor de derecho de la Universidad de Washington, a la agencia informativa EFE.
A favor o en contra, sea esta información correcta o no, lo cierto es que estar presente en este mundo implica una responsabilidad irrevocable ante los hechos que suceden. Y si bien los argentinos tenemos nuestros propios problemas, también es cierto que ningún niño del mundo merece sufrir, y mucho menos el tipo de brutalidades ejecutadas por las manos de un hombre que esconde su perversidad detrás de una Biblia.
Debemos entender que nuestras decisiones, por más pequeñas que parezcan, tienen la capacidad de afectar vidas más allá de la nuestra, y que todos los seres humanos en alguna medida estamos unidos.
Ya lo decía sabiamente John Donne: “Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio; o la casa de uno de tus amigos; o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti”.

el film “Machine Gun preacher” muestra la trágica situación reinante en áfrica.

el documental es el más visitado en youtube.
