Tribuna de opinión
A 50 años de una frustración nacional
Tribuna de opinión
A 50 años de una frustración nacional
El 29 de marzo de 1962 ante la decisión del Presidente Frondizi de no renunciar, los mandos militares resolvieron su detención, sin pronunciamiento institucional ni razón alguna.
De tal manera se clausuró abruptamente un proceso de desarrollo para la integración social y territorial del país, orientado a restablecer la justicia social sobre bases sólidas y sostener la industrialización, fuente de trabajo de millones de argentinos que habían migrado a los centros urbanos.
Arturo Frondizi logra un mandato para la pacificación nacional, para lo cual el desarrollo económico constituía la plataforma material. Y no obstante las difíciles circunstancias políticas e institucionales que debió afrontar en su corto período de gobierno, da un impulso decisivo a la modernización del país en el plano económico, social, tecnológico, científico y cultural.
Entre lo más emblemático destacamos: la resolución de la crisis energética que estrangulaba nuestra incipiente industria. Logró el autoabastecimiento petrolero en menos de 3 años, dejando de importar las dos terceras partes de lo que consumíamos, mediante contratos de locación de obras y servicios con empresas independientes del cartel internacional, que nos abastecían por cuenta y orden de YPF, que por Ley previa detentaba el monopolio en la materia sin perjuicio de los derechos provinciales y, simultáneamente, se construyeron oleoductos y gasoductos.
Se superaron los viejos pleitos con las compañias eléctricas y se creó la nacional SEGBA, resolviéndose la ecuación energética, ya que carecíamos de las divisas para seguir importando y así dejábamos de engordar el bolsillo de los intermediarios, con costosos fletes y seguros, que se llevaban los ingresos de nuestras exportaciones primarias.
Con la misma finalidad se da inicio a la producción de acero en SOMISA y se triplica la de Altos Hornos Zapla. Se proyecta Chocón-Cerro Colorado, se impulsa la industria automotriz y se construyen 13 mil kilómetros de caminos, se modernizan los aeropuertos y se aporta tecnología, máquinas-herramientas y agroquímicos para el campo. Una concepción global de la problemática argentina.
Se sancionan la Ley de Asociaciones Profesionales y se entrega la CGT, intervenida, a los trabajadores y el Estatuto del Docente, terminando con las designaciones a dedo de los maestros y se aprueba la movilidad jubilatoria estableciendo el 82%. Se fortalece el accionar del Estado en áreas estratégicas: YPF, Gas del Estado, Empresas Eléctricas, Obras Sanitarias, Salud y Educación. Se crean Universidades y Escuelas Técnicas. Se consolidan el CONICET y el INTA. Son solamente algunos hechos de la gestión desarrollista.
Fue un gobierno sin enconos ni prejuicios, abierto a la participación de todos. Sin embargo fue ciegamente hostilizado por el ‘partido militar’ vigente desde 1930 hasta hace pocos años, que en el siglo XX fueron determinantes para el derrocamiento de tres presidentes que nacionalizaron los yacimientos de petróleo: Yrigoyen, Perón y Frondizi, cuyas iniciales conforman- paradojas de la historia- la sigla YPF.
Frondizi fue un estadista lúcido y patriota, un presidente intelectual señaló Arturo Jauretche. Un hombre honesto y austero. Buscó servir a la Nación no en abstracciones sino en sus dramáticas contradicciones, que desde el comienzo de nuestra historia signan frustraciones y tragedias.
Nos dejó un mandato: unidad de clases y sectores para fortalecer la Nación y alcanzar el bienestar general.
Danilo Kilibarda y Miguel Kilibarda

Arturo Frondizi en Santa Fe, junto al gobernador de nuestra provincia, Silvestre Begnis. Foto: Archivo El Litoral