Editorial
La contracara del caso Jazmín
La necesidad de generar audiencia no alcanza como argumento para violar derechos esenciales a través de los medios de comunicación.
A principios de febrero de este año, la opinión pública argentina se sorprendió ante la publicación de fotografías que mostraban a la joven modelo Jazmín de Grazia desnuda y muerta. El diario Crónica decidió exponerla de esa manera, indefensa, vulnerable. Y para que no quedaran dudas sobre cuáles habían sido los motivos de su deceso, a un costado de la imagen principal se mostraba un plato con cocaína, una birome y una tarjeta de crédito.
Como si las imágenes no resultaran suficientemente agraviantes para la víctima, las fotos aparecieron bajo títulos que se sonaban a bromas truculentas: “Pobre Jazmín” y “Pobre ángel”.
Luego vinieron las decisiones del poder político, que decidió apartar de sus cargos a los investigadores policiales que habían tenido participación en el caso, pues no quedaron dudas de que alguno de ellos había filtrado las imágenes al medio en cuestión, seguramente a cambio de dinero.
Los editores periodísticos de aquella cobertura contaron con el tiempo necesario para decidir qué publicar y de qué manera hacerlo. Optaron por violar el momento íntimo de la muerte de un ser humano. Probablemente Crónica haya batido algún récord de venta. Sin embargo, la decisión editorial de publicar ese material provocó un rechazo masivo de millones de personas que expresaron su indignación y su enojo a través de redes sociales y medios masivos de comunicación.
La contracara de esta situación acaba de producirse en la lejana Qatar. La cadena de noticias Al Jazeera, decidió no emitir los videos de la masacre cometida por Mohamed Merah, el francés de origen argelino que asesinó a tres soldados, un rabino y tres chicos judíos en Toulouse y Montauban, Francia.
Las imágenes fueron filmadas por el mismo asesino mientras ejecutaba a sus víctimas y habían llegado a las oficinas de Al Jazeera el lunes, junto con una carta donde Merah se atribuía la matanza.
Según se informó a través de la agencia de noticias Reuters, los responsables de la cadena de televisión consideraron que las imágenes filmadas y editadas por Merah “no aportarían ninguna información que ya no fuera conocida” para justificar su emisión.
La empresa también decidió rechazar pedidos de otros medios para obtener copias de la grabación, pero optó por entregar el video a la policía francesa para cooperar con la investigación.
Previamente, en Francia e había instalado el debate público sobre qué hacer con esas imágenes. El presidente Nicolas Sarkozy; el candidato presidencial socialista, François Hollande; y las familias de las víctimas, pidieron que el video no fuera reproducido a través de las pantallas de la televisión. Todos estuvieron de acuerdo. Los canales se comprometieron a no mostrar las imágenes, y cumplieron.
Hace algunos años en la Argentina se instaló el debate sobre el rol y la actuación de los medios. Pero esa discusión está absolutamente politizada.




