En las costas peruanas

La misteriosa muerte de los delfines

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Algunas aves rapaces dan cuenta de los restos de un delfín que apareció en la playa de Caleta San José Chiclayo, en el norte peruano. Foto: Agencia EFE

El gobierno de Lima atribuye a un virus y las organizaciones ecologistas a la exploración petrolífera, la muerte de casi 900 cetáceos en distintas playas del norte de Perú.

 

Fernando Gimeno

Agencia EFE

Hasta 877 delfines han muerto en las playas del norte de Perú desde enero por causas desconocidas, pero que el gobierno achaca a un virus y algunas organizaciones ecologistas a la exploración petrolífera.

El jefe del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), Germán Vásquez Solis Talavera, compareció esta semana en la comisión de Energía y Minas del Congreso de Perú para informar que su institución, junto al Ministerio de Producción, mantiene abierta una investigación para resolver esta sucesión de varamientos.

El representante de Imarpe explicó que el área donde se han encontrado los delfines comprende una franja costera de 171 kilómetros de extensión, desde el cabo de Punta Aguja, en la región de Piura, hasta la caleta Chérrepe, en Lambayeque.

La mayor concentración de varamientos se localiza en la reserva natural de Illescas, con 83, mientras que en las islas Lobos de Tierra ya suman una treintena.

A unos 200 kilómetros al norte, la empresa estadounidense BPZ surcó durante tres meses el área pocos días después de los primeros varamientos, a bordo de una embarcación de exploración para hallar hidrocarburos en el subsuelo con un sistema acústico que impacta burbujas sísmicas de aire comprimido contra el lecho del océano.

Vásquez subrayó que “no hay evidencia científica entre la exploración petrolífera y la mortandad de los delfines” porque los ejemplares “no presentaban hemorragia en los oídos”, aunque apuntó que se necesitaría un examen más minucioso para afirmar categóricamente la inexistencia de lesiones internas.

El jefe de Imarpe indicó que la mayoría de los delfines hallados se encontraban en un estado de descomposición avanzada porque llevaban “de 2 a 4 meses muertos” a la deriva, “lo que dificultó la toma de muestras”, mientras que “los más recientes llevaban muertos de 4 a 10 días, y sólo cuatro ejemplares pudieron hallarse frescos”.

En la investigación se realizaron exámenes físicos a 42 ejemplares que “tenían una buena condición corporal y no presentaban heridas”, y se practicó una necropsia a dos de ellos, que reveló una muerte sucedida en las 48 o 72 horas posteriores a su última ingesta de alimento.

Vásquez se mostró optimista en el análisis toxicológico y en las biopsias realizadas, cuyos resultados estarán disponibles en los próximos días y podrían revelar al “morbillivirus” como la causa de los decesos.

La bióloga presidenta de la organización ProDelphinus, Joanna Alfaro, explicó a EFE que se trataría de un virus específico en cetáceos que afecta a las vías respiratorias al bajar el sistema de defensas, “pero todavía no hay evidencia científica para afirmarlo”.

“Y a pesar de que aparentemente no tenían lesiones por ondas sísmicas, tampoco se puede descartar esta posibilidad, porque no se realizó un muestreo general ni muy serio”, advirtió.

El portavoz de la ONG ProNaturaleza, Enrique Angulo, explicó que otras organizaciones ecologistas de Perú atribuyeron las muertes directamente al impacto acústico de la exploración petrolífera por provocar pequeños sismos que dañan el oído y el sistema de orientación de estos cetáceos. “Nadie ha confirmado ni descartado ninguna de las dos versiones, pero no deja de ser sospechoso que estos delfines muertos aparezcan en una zona de la costa donde es conocida la existencia de petróleo”, alertó.