/// OPINIÓN

La voz de la frustración: Le Pen hace historia con el Frente Nacional

Ralf E. Krüger - DPA

Marine Le Pen fue la sorpresa de la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas. Desde que en enero de 2011 tomó de manos de su padre Jean-Marie el control del Frente Nacional, la política de 43 años convirtió al partido de extrema derecha en la tercera fuerza más votada del país y en el mejor resultado de su hisoria, ¿a qué se debe?

“El Frente Nacional nunca había conseguido un nivel similar en unas elecciones presidenciales, ni siquiera en 2002”, apuntó Francois Hollande, vencedor de la primera vuelta. “Es una nueva señal que llama a un despertar en la República”, agregó.

Marine Le Pen se muestra menos radical que su padre, habla con una voz más ronca, con encanto y una inquebrantable confianza en sí misma. Aunque nacida en la distinguida población de Neuilly, en las inmediciones de París, algunos comentaristas la bautizaron en un primer momento en tono jocoso como “la valkiria bretona”, en referencia al lugar de origen de su padre.

Pero la sagaz abogada se ganó pronto el respeto y cambió por completo la imagen del partido fundado por su padre. Su lema fue: salir del nicho de la extrema derecha y entrar en los debates salir.

Le Pen hija vendió los lemas populistas y el ideario reaccionario de su padre con una sonrisa. Pero la amable fachada no le impidió lanzar duros ataques contra la U E y el euro, además de convertir al mundo de las finanzas en la raíz de todos los males.

“Francia va primero”, reza su proclama proteccionista. Y sus métodos para conseguir votos se asemejan en lo fundamental a los de su padre: grandes simplificaciones de relaciones complejas y una larga serie de chivos expiatorios, del euro a los inmigrantes.

Los emotivos mensajes de Le Pen y su mano derecha, el también abogado Louis Aliot, son penetrantes, sobre todo para quienes no ven con buenos ojos la globalización, la Unión Euopea, el poder de los bancos y la inmigración.

Sus principales consignas son: fuera el euro, fuera los inmigrantes -que sólo cuestan dinero-, vuelta de las fronteras, prestaciones sociales sólo para los franceses y consumo nacional. Le Pen gana puntos como voz de los frustrados y se presenta como un soplo de aire fresco en el anquilosado aparato político.

El 18 por ciento es sólo el principio,. “Los franceses se han sentado a la mesa de las élites”, afirmó confiada. “Pase lo que pase en los próximos 14 días, la batalla por Francia acaba de empezar, nada será como antes”, agregó.

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