“El cuadro filodramático”

Entrañable visión de los artistas trashumantes

Roberto Schneider

Durante las primeras décadas del siglo XX, las ciudades más pequeñas del interior se nutrían teatralmente casi en forma exclusiva con los actores trashumantes, aquellos cómicos de la legua que giraban de pueblo en pueblo para desplegar sus obras o sus números de varieté. Es en esta temática en la que abreva Jorge Ricci en “El cuadro filodramático”, una obra escrita hace algunos años y que conserva su verdadero espíritu, ése de sentido homenaje a un tiempo pretérito que siempre adquiere vigencia, porque está escrito con el corazón. Así lo entiende el director Edgardo Dib, responsable de la entrañable y exquisita versión de la obra estrenada por el Grupo del Centro Ciudad de Rafaela-Teatro Laserre.

Como bien se expresó antes del estreno, el montaje aborda en tono de comedia dramática el delante y detrás de escena de una función en gira de un elenco del interior de nuestra provincia en los años ‘50 a partir de un texto que es un homenaje a los antecesores que trabajaron arduamente para difundir el noble arte que es el teatro por el interior del interior.

La melancolía ronda por ahí en el trabajo de Dib como director, pero las lágrimas no son tantas como podría imaginarse porque la sonrisa también está a flor de piel. Los actores, parece decir Ricci, están acostumbrados: conservan los genes de sus antecesores trashumantes. La carreta de los cómicos está siempre yéndose a otra parte. El actor extrañará entonces menos la obra que a su personaje. Se lo apropió, es suyo. Si pasados los años otro lo interpreta, se sentirá despojado, le costará admitir esa otra versión posible. Mientras, elabora el duelo. De algo está seguro: nunca le será arrebatada del todo la criatura que le tocó, con ayuda del director; inventar, arrancar del libreto y darle una carnadura ficticia y a la vez real. Tal vez, furtivamente, se llevará a escondidas su personaje, oculto en un repliegue del alma y, de vez en cuando, para diversión o para consuelo, a solas o ante los amigos, lo sacará a ventilar.

En la puesta en escena dibediana, los actores parecen decir con su cuerpo y su voz, con la indisimulable entrega de todos, algo así como “yo fui ése, yo le di cuerpo y memoria, gestos, manías, una voz: por él me convertí en otro, pero ese otro soy yo mismo”. ¿Cómo explicarlo? En el misterio perdura algo del origen religioso de la ceremonia teatral, la que Ricci crea y la que Dib relee. Certificado todo cuando, en el programa de mano, se lee que “estos actores, que iban de pueblo en pueblo llevando su arte, fueron los precursores de lo que luego sería el teatro independiente argentino. En nuestro espectáculo “El cuadro filodramático” Bambalinas’ llega a principos de los ‘50 a Colonia Soldano para presentar un popurrí de grandes escenas y poesías universales para deleite de grandes y chicos. Una hora de sueños y fantasías. Una lograda propuesta para toda la familia, agregamos como homenaje.

El equipo del CCR es como el de los actores de provincia viajando por las vías de la ensoñación perfecta. Allí están todos, poniéndole lo mejor de cada uno a un resultado que pega fuerte en la emoción más pura. En perfecto orden de abecedario, aunque cada uno tenga brillo propio, Ana Aubagna, Beatriz Bouhier, Miguel Ebenegger, Arturo Gentilini, Atilio Krilich, María Rosa Luciano, Liliana Olivero, Stella Sagrodnik, Juan Pablo Strina, Martín Tenorio, Virginia Tessio, Teresita Tosco, Alba Vincenti y el músico Jerónimo Rubino, que acompaña la acción con la bella música ejecutada en un acordeón. La asistencia de dirección está a cargo de Galdino Gentilini.

Tienen alto valor estético el espacio escénico y la planta de luces de Dib, del mismo modo que el exquisito vestuario que lleva la firma del director y de Arturo Gentilini. Todos los rubros técnicos suman calidad a una propuesta enmarcada en los ochenta años de labor teatral ininterrumpida en el Centro Ciudad de Rafaela. Con un espectáculo que pega en el corazón, y de la mejor manera.

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Exquisitos valores estéticos enriquecen la propuesta del Centro Ciudad de Rafaela dirigido por el santafesino Edgardo Dib. Foto: Archivo El Litoral