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Marcelo Toledo nació hace 39 años; es un artista autodidacta, apolítico y trabaja desde los 15 años sin parar. Será por eso que es un apasionado de su trabajo, ése que le permite manipular metales preciosos como la plata y el oro en los que plasma su habilidad para traducir técnicas artesanales a una estética moderna.

 

TEXTOS. GEORGINA LACUBE.

Es uno de los orfebres más reconocidos de la Argentina, al que también se aplaude en el exterior. Sus creaciones han circulado por diversas manos; entre otras, las de la realeza europea, presidentes, embajadores, empresarios y artistas, como el cantante Robbie Williams, los Reyes de España Juan Carlos I y Sofía, la Reina Isabel II y el Príncipe Carlos de Inglaterra; los Príncipes Guillermo y Máxima de Holanda, y los ex presidentes Bill Clinton y George Bush.

Sin ir más lejos, en el mes de abril fue elegido para recrear las joyas de Eva Duarte para el musical “Evita”, protagonizado por Elena Roger y Ricky Martin (en el rol del “Che”), que se puede ver en el Hotel Marriot Marquis en pleno Broadway, Nueva York.

En un mano a mano, Marcelo Toledo habló con Nosotros de este acontecimiento que marcó un antes y un después en su trabajo. Recibe en su tienda-taller del barrio porteño de San Telmo, en una tarde de sol que se convirtió en el marco ideal para los flashes.

- ¿Cómo fue que te eligieron para hacer este trabajo en Broadway?

- Conozco a Elena Roger (la actriz argentina del musical, que encarna a Eva Perón) y cuando me enteré de que la obra se iba a ejecutar en Nueva York no dudé en mandarle un e-mail para proponerle mis creaciones. Ella tuvo la gentileza de contactarme con los productores del musical a quienes les mostré lo que hacía, y todos mis archivos y fotos de Eva Perón que me sirvieron para armar, en el 2007, la muestra “Evita (figura, mujer y mito)” que se exhibió en el Museo Evita. Estas piezas hoy se pueden ver en una sala privada que tengo al lado de mi boutique, donde también hay un retrato de ella, realizado en mini mosaicos de plata que demandó dos meses y medio de trabajo entre las ocho personas que participaron del armado. Luego de esto, aceptaron mi propuesta y comenzamos a trabajar juntos en un proceso de intercambio. Mi contacto directo fue con el vestuarista inglés Chistopher Oram, quien me mandaba fotos del vestuario para que lo asesore sobre cuál era la joya indicada para cada atuendo y escena que representaban las distintas etapas de la vida de Evita sobre el escenario. Por mi parte, desarrollé alrededor de 35 joyas auténticas que se lucen en escena, lo que marca un hecho inédito en el circuito teatral neoyorquino.

- ¿Viste la obra y tus joyas en escena?

- Sí, por supuesto. Asistí a la première del 5 de abril donde tuve la oportunidad de ver de cerca cómo mis joyas -dignas de una verdadera reina- se ubicaron y lucen en cada escena. Fue pura emoción, algo que para mí es muy importante porque en la vida y en el vestuario de Eva Perón las joyas siempre tomaron un protagonismo absoluto. Como actriz, hizo de estas piezas parte de su lenguaje y de su manera de destacarse. También para Juan Perón (encarnado por Michael Cerveris) labré un escudo exclusivo que se destaca desde donde lo mires. Luego asistí a la super fiesta que ofrecieron en el hotel Marriott, el mismo donde funciona el célebre Teatro Marquis que alberga el musical.

- ¿También expusiste tus joyas a pedido del Marriot?

- Sí, se dispusieron en las vitrinas del lobby del hotel unas 70 piezas para que todos los visitantes pudieran verlas de cerca. La colección estuvo (al cierre de esta edición había culminado la muestra) compuesta por aros, broches, gargantillas, anillos y prendedores, entre los cuales se encuentran el famoso collar de rubíes birmanos que Eva usó en la tapa de su libro La Razón de mi Vida, como así también el Broche Bandera, de zafiros y brillantes. La mayoría de las piezas, utilizadas por Eva en sus retratos oficiales.

- ¿Qué te dijo Elena cuando vio tu colección?

- Estaba chocha, hasta tal punto me nombra en la obra. Lo hace en un cuadro donde hablan con Perón y él le halaga una pulsera con dijes, a lo que ella le responde: “me la hizo Marcelo Toledo”. Una copada.

- ¿Cuál es tu relación con la actriz?

- Elena es única, la considero mi musa y una gran intérprete. A la obra le pone condimentos bien argentinos y propios de nuestra idiosincrasia, como las canciones bien tangueras y los temas en los que nombra a Buenos Aires o la avenida 9 de Julio en un tono bien porteño. La conocí cuando fui al estreno de Evita en Londres, allá por el 2006. En ese momento le regalé una joya (réplica) de Evita que era un sol con la bandera argentina y quedó encantada, tanto que para cuando hizo ‘Piaf’ (pieza teatral basada en la vida de la cantante francesa Edith Piaf) se puso ese broche que le había regalado. Fue un gesto hermoso que me llenó de orgullo.

- ¿A qué se debe ese fanatismo por Eva Perón?

- Aclaro que no tengo fanatismo por ella. En realidad, se convirtió en el disparador de una de mis colecciones luego de ver la obra “Evita” en Londres en 2006. Ahí me di cuenta de que el personaje traspasaba todo tipo de fronteras, la de lo político, lo ideológico... Además, desde hacía tiempo que en mi cabeza rondaba la idea de hacer una exposición con un ícono argentino y, sinceramente, me sonaba extraño desarrollar una colección sobre San Martín o Maradona. Con mi grupo de trabajo vimos en la figura de Eva Duarte a la mujer más famosa del mundo, siempre elegante, amada y odiada. Un personaje muy rico que me permitía abordarlo desde cualquier punto de vista, ya sea desde lo político, lo humano, como mujer, ícono de la moda, los discursos. Era muy completa para mí. Además hay que recordar que era una seguidora de las tendencias de la moda y que fue vestida por los mejores modistos de los años ‘40: Christian Dior, Lanvin y Balenciaga. Por si fuera poco, fue exaltada por jefes de Estado, como Franco, quien la recibió con un collar de plata con rubíes en una España arruinada por el hambre. Su objetivo era pedirle granos y comida cuando todavía éramos el “granero del mundo”.

- ¿Actualmente seguís tomando como referente de tu trabajo a Evita?

- Para mí, Evita todos los años es una obra terminada pero resulta que, después, me surge un nuevo evento o pedido para que la resucite. Por ejemplo, ni bien llegué de Nueva York me contactó la gente del Museo Evita para avisarme que reestrenarán en nuestro país, a fines de 2012, la muestra “Evita (figura, mujer y mito)”, que en su primera edición recorrió ciudades de Venezuela, Estados Unidos, Rusia y China, y que fue declarada de interés cultural por la Secretaría de Cultura de La Nación y la Secretaría de Turismo de La Nación. En fin, no me puedo deslindar del tema (remata Toledo entre risas).

CINCELADA MAESTRA

- ¿Cómo describirías tu estilo?

- Lo mío es un estilo bien diferenciado del resto de los artesanos; por un lado, mis piezas reúnen la técnica del trabajo tradicional (cincelado, repujado) pero los diseños son aggiornados a la modernidad. Me nutro de cada uno de los viajes que realizo para crear una pieza. Por citar un caso, de mi último viaje a China rescaté los colores que caracterizan a la cultura oriental para trasladarlos a floreros y otras piezas de decoración. Siempre estoy ávido y abierto a las cosas nuevas que me pasan en la vida.

- ¿Cuál es el metal que más te gusta trabajar?

- Sin duda la plata, porque es muy maleable, y el oro. Para mí son metales preciosos que tienen un valor agregado en sí mismos, algo que no sucede con el cobre, que a mi criterio es un metal más que se oxida rápido, se pone verde y se engrasa con sólo tocarlo. Un escultor de prestigio es muy difícil que no trabaje con materiales exquisitos y cotizados, en especial por el círculo social con el que te manejás. Mis clientes valoran la nobleza de los materiales y son personas para las que el precio no es un problema. No me imagino que si la Presidente está buscando un regalo especial para otro presidente opte por regalarle un mate de cobre, aluminio o alpaca. Cuando uno necesita quedar bien con alguien es mejor trabajar con metales preciosos. En general, además de joyas trabajo piezas de tamaño, como floreros (realizado íntegramente en plata), centros de mesa y objetos de decoración, entre otros.

- ¿La pieza más vendida es el mate?

- Se puede decir que sí, aunque hoy por hoy se venden mucho los alfileres para ponchos y los broches para mujer.

- Por último, ¿Cómo te iniciaste en el oficio?

- Desde los 6 años que hacía trabajos con las manos y lejos de venir de una familia dedicada al oficio fui yo quien se inició en el mismo. Mi papá era comerciante y mi mamá, ama de casa. El bichito me picó acompañando a mi abuelo a las obras de demolición donde encontraba picaportes y todo tipo de piezas y objetos de metal a los que me encantaba manipular, lustrar, etc. Fue así como a los 9 años me compré una pinza y empecé a doblar alambres de manera amateur hasta que a los 12 mi papá me compró una pinza profesional y ahí empecé a ponerle más diseño al trabajo. Me puse a averiguar quién me podía dar clases de metales en general; es que hasta ese momento no sabía que existía el oficio de orfebre como tal. A los 14 conocí a un viejito que daba un taller en ese arte, me anoté y no paré. Tardé tres meses en terminar mi primer trabajo que fue un plato de cobre con un ramillete de cardos en el centro. De más grande, comencé a vender mi producción en un puesto de Caminito (La Boca) hasta que llegué a hacerme un nombre en el rubro.

Las joyas del musical

marcelo Toledo confeccionó íntegramente a mano cada una de las joyas que María Eva Duarte utilizó durante su función pública. Todas las piezas están realizadas en oro, plata y piedras preciosas, entre las que se cuentan aros, broches, gargantillas, anillos y prendedores.

Sin duda se destaca el famoso collar de rubíes birmanos que Eva usó en la tapa de su libro “La razón de mi vida”, como así también el Broche Bandera, de zafiros y brillantes.

Imposible no mencionar que Marcelo Toledo es el primer artista argentino autorizado por la familia Duarte y por el Instituto de Investigaciones Históricas Eva Perón para replicar las piezas más valiosas que pertenecieron a la primera dama. Sus investigaciones y las reiteradas reuniones con la familia le permitieron acceder a material público y privado, como fotos, catálogos y bocetos, que le ayudaron como guía para llevar adelante este proyecto.

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