De este lado del río

De este lado del río

Jorge Drexler, uno de los exponentes de la rica historia musical legada por el país charrúa, llega este martes -por segunda vez- a la ciudad de Rosario. En estas páginas, un recorrido por su trayectoria, iniciada en su Montevideo natal, consolidada en el Madrid de Joaquín Sabina, y reconocida en todo el mundo.

 

TEXTOS. LUCAS CEJAS. FOTOS. EL LITORAL.

Uruguay es un país pequeño pero hacedor de grandes cantautores, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Eduardo Mateo, Jaime Roos y, por supuesto, Jorge Drexler. En su bitácora de vida no faltan el agua, la tierra, los versos elaborados y los exquisitos arreglos electrónicos que acompañan sus canciones.

MONTEVIDEO

De padre judío alemán (Gunter Drexler) y madre uruguaya de zona rural (Lucero Prada), Jorge es el mayor de cuatro hermanos que crecieron entre el calor de la música, las extensas playas montevideanas y las festividades religiosas (tanto cristianas como judías).

Drexler transitó por varios géneros musicales, no sin antes haber estudiado teoría, solfeo y composición, lo que le otorgó una consistente formación musical. Pero siguiendo los influyentes designios paternos -siempre con la persuasión antes que la imposición- estudió medicina, siendo -según él- “una maquina de rendir exámenes” en los 6 años de estudios. Una vez recibido, alternaba pequeñísimas actuaciones con visitas médicas a domicilio, máxime cuando una gripe o bacteria ameritaba la aplicación de un inyectable. Fue así que llevaba la guitarra a las prácticas hospitalarias y guardaba su chaquetilla en la funda del instrumento cuando debía actuar. De hecho, su primer disco editado en 1992 “La luz que sabe robar” lo costeó con el dinero que obtuvo de aplicar inyecciones, algo que el propio Sabina experimentó antes de un show.

En el disco se destacan temas como “Bienvenida” (ritmo de candombe, donde percusión y bajo establecen una base de neta raigambre oriental) o la bellísima “La aparecida” (sin rasgos de murga y candombe, dos ritmos propios y contundentes de la cultura uruguaya). Esta opera prima refleja un lugar vital en la memoria de su disco rígido: “La Paloma”, donde Drexler acudía y aún hoy lo hace- para disfrutar de vacaciones juveniles.

Dos años después volvería con “Radar” su nuevo trabajo, reafirmando sonidos propios de Uruguay y agregando composiciones notables como “El valle de las leñas amarillas”, “Tu voyeur” (una sugerente y exquisita conexión/correlación entre melodía y letra) o “Cerca del mar”(reeditada en el CD “Vaivén” con una leve reminiscencia bossa). Además de la misma “Radar”.

Posteriormente, fue telonero de Joaquín Sabina en el teatro de Verano de Montevideo, lo que le valió una invitación para actuar en tres conciertos del mismo artista español; fue por tres meses y se quedó a vivir hasta el día de hoy.

MADRID

Quizá Drexler nunca pensó recalar en España, pero emulando a John Lennon -quien sostenía que “la vida es aquello que sucede mientras uno se empeña en hacer planes”- aceptó la invitación y partió a dicho país. Los comienzos lo encontraron cantando en una cantina -de esas en las que cuelgan jamones ibéricos- y venciendo la timidez a puro acorde de guitarra. Sabina lo introdujo en el ambiente musical de España, en el que abundaban intérpretes.

Acto seguido, Drexler se erigió como unos de los letristas más requeridos allí, obteniendo un rédito mayor con los derechos de autor que con las propias actuaciones, y escribiendo letras para Jarabe de Palo, Luis Eduardo Aute, Ana Belén y el gran Pedro Guerra.

Tal desembarco en España , aunque su llegada fue en avión, motivó en Drexler una arrolladora pulsión creativa que dio cauce a numerosos discos. El primero fue “Vaivén”, esbozando un álbum donde sobresalen “Zamba del olvido” (junto a Sabina) “Luna de espejos” y la balada “730 días”, dedicada a su abuela Gegé. En medio de estas relaciones musicales concretó una relación personal con la cantante Ana Laan, con quien tuvo un hijo llamado Pablo. Ana fue su musa en el tema de nombre homónimo, incluido en el disco “Llueve”, y de muchas canciones más.

Un año después, se aproximaba el CD “Llueve” aportando las melancólicas “No pienses de más” y “Milonga paraguaya”, el pegadizo corte “Llueve” o “Montevideo”, canción rica en añoranzas a su tierra oriental. Además de “Flores en el mar” con coros de la propia Ana Laan.

FRONTERAS

En 1999 Drexler grabó lo que sería el punto de inflexión en su propia carrera: “Frontera”. Comenzaba a desandar un camino novedoso en la música popular de habla hispana. Hasta ese momento era impensado escuchar una samba (“Camino a La Paloma”) que comenzara con una base de percusión electrónica en lugar del bombo leguero tan común en el género folclórico. Esta nueva mixtura de sólidas composiciones, más el agregado de componentes electrónicos (samples y bases digitales) se trasluce en la canción “Aquellos tiempos”, una intensa aguafuerte de lo que pasaba en el Uruguay post dictadura. Con la notable intervención del querido Negro Rada, que exhibe un talento descomunal al tocar tambores e imitar instrumentos con sus cuerdas vocales -al mejor estilo Bobby Mc Ferryn- se transforma, quizá, en el tema de mayor fuerza y complejidad del disco. Además, ofrece el bonito tema chill out “Corazón de cristal”, que viene de yapa y rubrica que este uruguayo no se amedrenta con ningún género.

Según Drexler “fue el álbum que menos se vendió pero también el que me provocó mayor alegría”. Como dato interesante, cabe mencionar que pudo negociar con la empresa discográfica y grabarlo en Uruguay, alquilando una casa e instalando un par de computadoras. Allí fueron a participar el eximio guitarrista Eduardo “Toto” Méndez, Pitufo Lombardo y el legendario Francisco Fattoruso, entre otros.

A su anterior trabajo experimental le seguiría, en 2001, “Sea”. Embanderado como el corte principal del disco, “Sea” fue una innovadora marcha camión/electrónica, donde sonidos de tambores, guitarras, programaciones digitales y coros de murga fueron perfectamente balanceados y mezclados para convertir dicha canción en una potente y dinámica pieza musical. Este CD esta cargado de temas conmovedores, alguno autorreferencial, como “Un pais con el nombre de un río”; otros de tinte histórico o empático, como “El tamborero “ o “El pianista del Ghetto de Varsovia”, respectivamente. También incluye la harto conocida “Me haces bien”, utilizada para una publicidad hecha en Argentina. Quizá este disco sea uno de los puntos más altos de producción en su carrera, nutriéndose , esta vez, de la compañía de sus coequipers Juan Campodónico y Carlos Casacuberta. Lo que insinuaba en “Frontera”, lo confirmaba en “Sea”, ante todo el pentagrama como punta de lanza de sus composiciones pero con la incorporación de bases, sonidos y programas digitales. Y todo en su justa medida.

Drexler volvería con un nuevo disco llamado “Eco” (2004). Este trabajo contó con la participación de artistas de América Latina y Europa: Fernando Cabrera (Uruguay), Paulinho Moska (Brasil) y “Chicho” Sanchez Ferlosio (España). Cada uno hace su aporte en distintos temas.

Una dulce milonga con pequeños arreglos digitales “Salvapantallas” (dedicada a sus hermanos) es la encargada de volver el tiempo atrás y hacernos saber que Drexler compartió con sus hermanos “batallas perdidas” y “horas de pedaleo” en una ventosa playa montevideana. Otros tracks son la testimonial “Milonga del moro judío”, utilizada por varias radios españolas después del atentado a la estación de Atocha, “Eco” y “Transporte”, dedicada a su hijo Pablo, entre larareos de murga y cierto aire flamenco. Los temas cumplían con el cometido propio de este artista, la emoción, pero también la reflexión ante ciertas cuestiones de la vida.

Su eclecticismo se manifestó -sobre todo en este CD- sin pudores o reservas de ningún tipo. Basta con ver la selección de temas incluidos que dieron forma a “12 segundos de oscuridad” (2006), un disco motivado por el dolor de una infidelidad/separación , pero también por la posibilidad de una nueva oportunidad -previa herida cauterizada- para que Afrodita haga de las suyas. De esta experiencia derivaron los temas “Sanar”, “Hermana duda” y “El fuego y el combustible”. También versionó dos temas: “Disneylandia” (de Arnaldo Antunez) y “High and dry” (de Radiohead) en clave de milonga. El tema “Transocéanica” le imprime algo de dinamismo al igual que “La vida es más compleja de lo que parece”, confesional hasta la médula.

Fue un trabajo catártico y revelador al mismo tiempo.

El presente lo encuentra a Drexler probándose como actor en el film “La suerte en tus manos” (de Daniel Burman) y recorriendo el mundo con su banda. Tres hijos, una nueva mujer y un premio Oscar conforman parte de su CV que es vasto, por cierto.

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Drexler y el cine

EL OSCAR

Cuando Walter Salles, director de la película “Diarios de motocicleta” escuchó el demo “Al otro lado del río” le pidió que lo interpretara él mismo. Originalmente, Drexler había compuesto el tema pensando en la voz de Mercedes Sosa. Finalmente lo cantó Jorge y ganó un Oscar por mejor canción cinematográfica.

CON TARATUTO

Juan Taratuto fue el director cinematográfico de la comedia “No sos vos soy yo”, e incluyó los temas “Sea” y “730 días”.

PROTAGONISTA

Jorge Drexler volvió a incursionar en el cine, pero esta vez en un rol protagónico: dirigido por Daniel Burman y junto a la actriz Valeria Bertuccelli, se lo puede ver en “La suerte en tus manos”.