Las elecciones en Estados Unidos

Nubarrones en la campaña de Obama

La realidad económica del país encabeza el ranking de preocupaciones de los estadonidenses, cuya confianza en el gobierno cayó cuatro puntos en un mes. Los analistas consideran perjudicial esta situación para el actual presidente que buscará su reelección en noviembre.

 

Agencias EFE y DPA

La satisfacción de los estadounidenses acerca de la marcha del país se situó hoy en un 20 %, 4 puntos menos que un mes atrás, y los temas económicos se mantienen como la principal preocupación, según la firma Gallup, que considera estos datos negativos para la campaña de reelección del presidente Barack Obama.

Cerca de siete de cada diez ciudadanos cita algún aspecto económico al ser preguntados por el principal problema que afronta el país, publicó ayer la firma encuestadora Gallup.

Aunque el mandato de Obama, que inició en enero de 2009, ha pasado por momentos de mayor descontento, lo cierto es que la satisfacción de los estadounidenses ha retrocedido cuatro puntos en un mes y seis puntos desde abril, en paralelo al avance de la campaña electoral.

Los demócratas son los menos pesimistas (34 % de satisfacción), seguidos por los independientes (20 %) y los republicanos (12%).

Sin embargo, la tendencia es la contraria: mientras que los demócratas han reducido su satisfacción en 10 puntos en tan sólo un mes, los que se definen como republicanos han mejorado su percepción del país en 3 puntos.

Gallup analiza los datos como negativos para Obama, quien buscará la reelección en los comicios de noviembre próximo, ya que se sitúan en los niveles de satisfacción con el rumbo del país previos a la derrota de Jimmy Carter en su intento de reelección en 1980 y de George Bush padre en 1992.

Por contra, el análisis también destaca que los estadounidenses se mostraban mucho más pesimistas con el país antes de que Obama llegara a la presidencia.

Los encuestados citan como principal reto la economía en general (31 %), por delante del desempleo (25 %), el déficit federal (11 %) y la falta de dinero (5 %). Más allá de la economía, aflora también el sistema sanitario (6 %).

La mirada del mundo

En coincidencia con las cifras anteriores, pero a nivel global, una encuestra de US Pew Research Centre difundida ayer, revela que el entusiasmo por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha bajado “significativamente” desde que llegó a la Casa Blanca en 2009, pero en muchos países sigue existiendo un fuerte apoyo por su reelección en noviembre.

De acuerdo con este centro de investigación, la confianza en Obama bajó del 86 por ciento al 80 por ciento en 2009 en Europa, y del 85 al 74 por ciento en Japón, las dos regiones donde el mandatario norteamericano es más popular.

Sin embargo, a pesar del desencanto por sus políticas y la creciente oposición a los ataques con aviones no tripulados en Pakistán, Yemen y otros lugares, hay varias regiones que apoyan su permanencia al frente del Despacho Oval otros cuatros años. Obama tiene un amplio apoyo en Francia (92 por ciento); Alemania (89 %); Reino Unido (73 %); España (71 %); Italia (69 %); la República Checa (67 %); Brasil (72 %) y Japón (66 %).

Ese fuerte respaldo fuera contrasta con la lucha que libra a nivel interno frente a su rival republicano, Mitt Romney. Obama cuenta con un ajustado 46,3 por ciento de apoyos si se compara con el 44,6 por ciento de su rival, según la media de las encuestas que ha realizado la página web realclearpolitics.com.

No obstante, en Cercano Oriente parece no haber tanto entusiasmo por su reelección y una mayoría en Egipto (76 por ciento); Jordania (73 %) y Líbano (62 %) desean que se vaya.

En términos generales, el apoyo a las políticas internacionales de Obama ha ido declinando desde 2009. El apoyo bajó del 78 al 63 por ciento en Europa; del 34 al 15 % en los países musulmanes; del 40 al 22 % en Rusia; del 57 al 27 % China; del 77 al 58 por ciento en Japón y del 56 al 29 % en México.

El centro de investigación Pew realizó una encuesta en 21 países entrevistando a más de 26.000 personas.

Mano a mano en Ohio

El presidente de EE.UU., Barack Obama, y el candidato a arrebatarle la reelección en noviembre, el republicano Mitt Romney, medían fuerzas hoy en el decisivo Estado de Ohio con mitines centrados en sus planes para reactivar la economía.

Ohio es considerado un reflejo del sentir político del país, ya que desde 1960 ningún candidato presidencial ha ganado unas elecciones generales sin haberse impuesto también en ese Estado.

En 2008, Obama tuvo dificultades para atraer el voto de los blancos con bajo nivel educativo que forman gran parte de la población de Ohio, pero logró hacerse finalmente con un 52 % de los sufragios.

De acuerdo con la web RealClearPolitics, que elabora un promedio diario de las principales encuestas de opinión, Obama tiene hoy un apoyo del 46,4 % en Ohio frente al 44,6 de Romney, que será nominado oficialmente candidato presidencial en la convención republicana de agosto en Tampa (Florida).

Obama dará su mitin en una universidad de Cleveland y enfatizará que en noviembre los estadounidenses acudirán a las urnas para elegir “entre dos visiones muy diferentes de cómo hacer crecer la economía, crear empleos para la clase media y pagar nuestra deuda”, explicó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. El plan de los republicanos es recortar impuestos y “aniquilar” las inversiones, mientras que Obama apuesta por reducir el déficit “de una manera equilibrada”, sin dejar de “invertir en educación, energía, innovación e infraestructura”, destacó el portavoz.

Romney, por su parte, hará campaña en Cincinnati, el área metropolitana más poblada de Ohio.

Durante un encuentro ayer con más de 100 empresarios en Washington, Romney atacó duramente las políticas económicas de Obama y acusó al presidente de ralentizar la recuperación económica con el incremento de las regulaciones para hacer negocios en un momento “crítico” para el país.

LA FOTO /// Reunión de amigos

Paternidad responsable

Nubarrones en la campaña de Obama

El presidente de EE.UU., Barack Obama, se arremangó ayer la camisa para comer en un restaurante carne a las brasas con dos militares y dos peluqueros de Washington: fue su forma de reivindicar la paternidad responsable en vísperas del Día del Padre en el país. La reunión tenía un mensaje de fondo, ya habitual en Obama coincidiendo con esta festividad: divulgar la campaña de la Casa Blanca en favor de la paternidad responsable y pedir que los hombres no abandonen sus obligaciones familiares, algo frecuente en algunos sectores sociales del país Foto: Agencia EFE

Distinción

El presidente israelí, Simon Peres, recibió hoy de manos del mandatario estadounidense, Barack Obama, la “Medalla de la Libertad” en una ceremonia en la Casa Blanca en la que el anfitrión resaltó los lazos que unen a los dos países.

Obama destacó “el espíritu indomable” de Peres, a quien describió como “la esencia de Israel en sí mismo” en una ceremonia previa a una cena en su honor a la que asistió la primera dama, Michelle Obama, y el vicepresidente, Joseph Biden.

El presidente indicó que nadie “ha hecho tanto durante tantos años” por la alianza entre Estados Unidos e Israel como el mandatario israelí, de 88 años.

El mandatario estadounidense afirmó que como el fundador y primer ministro de Israel, David Ben Gurión, Peres conoce la importancia para la paz en la región de un Estado israelí “capaz de defenderse por sí mismo” y aseguró que para Washington “la seguridad del Estado de Israel no es negociable”.

Obama señaló que esa seguridad no sólo depende de “la fuerza de las armas”, sino también de la “rectitud de los hechos”, algo que en su opinión Peres ha perseguido durante toda su vida en su lucha por la “paz, seguridad y dignidad para israelíes y palestinos y todos los vecinos árabes”.

El mandatario estadounidense ha sido criticado por grupos de presión judíos por su débil postura frente al desarrollo nuclear iraní, mientras que la Casa Blanca mantiene que la presión de las sanciones económicas y comercial y la diplomacia son el camino adecuado por el momento.

Según medios de EE.UU., Peres ha pedido en esta visita a Washington que Obama conceda la libertad a un espía estadounidense que pasó información al gobierno de Tel Aviv en los años ochenta y que cumple una condena de cadena perpetua.

Jonathan Pollard, un analista de la Marina, se declaró culpable en 1987 de haber espiado para Israel, un asunto que aún levanta ampollas en las relaciones entre los dos países.

Nubarrones en la campaña de Obama