Ante más de 30.000 sabaleros, el ídolo se despidió del hincha...

¡Chau goleador, hola leyenda!

Fue una noche a pura emoción. En los 90 minutos hizo los dos goles y fue la figura. Después del partido se “quebró” y disfrutó del afecto de su familia, de sus compañeros y de la hinchada. ¡Salud Bichi Fuertes, dueño del corazón sabalero!

¡Chau goleador, hola leyenda!

¡Gracias Dios por tanto!

El Bichi festeja su segundo gol en el partido que marcó la despedida de su carrera como local. Una imagen que quedará inmortalizada en cada hincha de Colón por los tiempos que vendrán. Foto: Pablo Aguirre

 

Enrique Cruz (h)

“Todo empieza y termina... Todo tiene su final...”. El fútbol, como fiel expresión de la vida, regala emociones y sufrimientos a granel. Y así como puede dar inicio a una gran historia, algún día se le debe poner punto final. El comienzo de la historia fue allá por 1997, cuando Colón disfrutaba de una enorme campaña de la mano del siempre recordado y admirado Pancho Ferraro y armaba su equipo para jugar la primera copa internacional. El Bichi llegaba de Racing con algunas pocas credenciales para mostrar. Desde allí, se gestó un derrotero de 301 partidos (que serán 302) y 142 goles. Máximo goleador de la historia, el jugador que más veces entró a jugar profesionalmente con la camiseta de Colón, un ídolo que aprendió a querer a Colón casi al mismo tiempo que la hinchada lograba crear esa conjunción que sólo ellos —hincha y jugador— pueden comprender, sentir y explicar.

Emociona cuando uno mira esas caras felices, las palmas enrojecidas, los ojos húmedos del hincha. Emociona cuando el Bichi dice en la conferencia que “nosotros nos debemos al hincha, que muchas veces junta de dónde no tiene para conseguir el dinero y pagar su entrada”, justificando los centenares de miles de fotos que se habrá sacado durante todo este tiempo.

Emociona ver a Cristian, a Jerónimo y a Paloma (sus hijos) con la camiseta que dice: “Gracias papá”. Jerónimo le pidió hasta último momento que juegue la Sudamericana. Y hasta quiso persuadirlo, con su aureola inocente de niño, tratando de convencerlo por el lugar que más le “duele”: “Papá, jugá hasta el clásico con Unión, meté un gol y listo”, le dijo Jerónimo ante El Litoral, en la confitería del estadio de River, el día de la goleada de Argentina ante Ecuador que el Bichi quiso presenciar en compañía de su hijo.

Emocionan las banderas. Emociona ésa que dice: “Algún día, tus hijos te preguntarán por él”. ¿Cómo se puede ser tan frío y duro ante semejante expresión de afecto y cariño correspondido? Es imposible que un hincha, más allá del frenesí o el fastidio por un resultado momentáneo, pueda dejar de sentir amor por ese ídolo que con aciertos y errores (es un ser humano, en definitiva), regaló todo lo que tenía para dar.

Al Bichi le pasó de todo. Hizo goles, dejó de hacerlos, lo vendieron dos veces a Inglaterra y Francia, se dio el gusto de salir campeón con River, Falcioni lo separó cuando dirigía al equipo y pidió tenerlo afuera del plantel, se fue a la Católica de Chile y volvió a romperse los ligamentos cruzados. Ahí, ya con una edad avanzada, Lerche lo llamó y le dijo que se viniera a Santa Fe para operarse y hacer la recuperación. “Resucitó” futbolísticamente y fue logrando objetivos individuales prácticamente insuperables: pasó la barrera de los 100 goles con la camiseta de Colón, superó la cantidad de partidos que tenía el querido Bambi Aráoz y llegó el momento de decir adiós antes que el fútbol lo retire.

El 18 de junio de 2012 no será una fecha fácil de olvidar. Todavía le quedará un partido, una concentración más, otro viaje y algunos días de entrenamiento con sus compañeros. Quiere jugar el partido contra Banfield y ayer se lo dijo a todo el país como si se tratara de un hincha. Cuando Colón perdió aquella final, en 1993 en el Chateau, el Bichi no tenía previsto ni en sus más optimistas e “irrealizables” planes, poder llegar a ganarse el corazón de toda una hinchada como ocurrió con la de Colón. Apenas tenía 20 años y su sueño apuntaba a jugar profesionalmente, pero ni se imaginaba que a casi 1.000 kilómetros de su Dorrego natal estaba el club que iba a conquistar.

Fuertes jugó el partido “ideal” en su cancha por última vez. Fue la figura, metió dos goles y Colón ganó. Estoy seguro que si el equipo hubiese ganado sin que él convirtiese algún tanto, habría estado igual de contento. Pero la de anoche era su propia noche. Y se dio así, metiendo uno en cada arco, recibiendo el clamor de más de 30.000 personas que llenaron la cancha para verlo a él. Y los que anoche desafiaron el invierno y la “piojera” en los bolsillos, no olvidarán jamás las emociones y las lágrimas derramadas en este lunes frío, pero inolvidable.

“Todo empieza y termina... Todo tiene su final”. Esteban Oscar Fuertes escribió con goles su historia, hizo explotar corazones y gargantas, se ganó el rótulo que muy pocos alcanzan —el de ídolo— y con casi 40 años, confesó que lo único que le quedó pendiente en el fútbol fue haber salido campeón con Colón. Esteban Oscar Fuertes, el Bichi, el que un día metió un golazo jugando para Sporting de Coronel Dorrego contra Olimpo de Bahía Blanca y fue visto por alguien de Independiente que se lo llevó a Buenos Aires. El que vino a Colón junto al Cabezón Marini en una operación poco clara pero tremendamente ventajosa para Colón. El que un día fue goleador del fútbol argentino con la rojinegra. El que se fue y volvió cuatro veces, el que superó a otro emblema como la Chiva Di Meola despojándolo de su título de máximo goleador y al Bambi como el que más veces vistió la sangre y luto. El Bichi dijo “basta” y se despidió de su gente a puro gol, a pura emoción... El ídolo ya no pisará más el Brigadier para hacer goles. Se aleja el jugador, se aproxima el inicio de la gran leyenda.


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¡Chau goleador, hola leyenda!

Esteban Fuertes mete el remate esquinado que dejó sin chances a Ibañez. Fue el segundo gol sabalero, que coronó una noche soñada para el eterno goleador. ¿Será el último de su carrera en Colón o todavía le quedará hilo en el carretel para convertirle alguno a Banfield el domingo? FOTO: Mauricio Garín

¡Chau goleador, hola leyenda!

Las pancartas que fueron entregadas en la zona de plateas y que la gente se llevó como recuerdo de una noche inolvidable para todos los hinchas sabaleros. FOTO: Mauricio Garín

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/// SÍNTESIS

Colón 2

Godoy Cruz 0

Cancha: Colón.

Árbitro: Mauro Giannini.

Colón: Pozo; Caire, Alcoba, Garcé y Urribarri; Moreno y Fabianesi, Bastía, Prediger y Mugni; Higuaín y Fuertes. A.S.: Marcos Díaz. Estuvieron en el banco: Barraza, Costa, Graciani. D.T.: Roberto Sensini.

Godoy Cruz: Ibáñez; Ceballos, Sigali, Nicolás Sánchez y Zelmar García; Villar, Olmedo, Lértora y Rojas; Ramírez y Navarro. A.S.: Torrico. Estuvieron en el banco: Russo, Sánchez, López y Sevillano. D.T.: Omar Asad.

Goles: en el primer tiempo, a los 23 m Fuertes (C). En el segundo tiempo, a los 6 m Fuertes (C).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 17 m Ojeda (GC) por García; a los 32 m Castillón (GC) por Lértora; a los 33 m Luque (C) por Higuaín; a los 38 m Jourdan (C) por Moreno y Fabianesi y a los 45 m Alario (C) por Fuertes.

Amonestados: en Colón, Higuaín.

Domingo

a las 15.

Es el día y horario para el partido ante Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires. Para ese encuentro, Sensini tiene todos los jugadores a disposición. No fueron amonestados Fuertes, Bastía y Alcoba, que estaban “en capilla”.

BAJO LA LUPA

POZO (5).- Muy poco trabajo, apenas un remate que debió tapar en el segundo tiempo. Discutió mucho con Asad en el primer tiempo, porque con su silbido confundía a los delanteros rivales.

CAIRE (7).- Una de las figuras de Colón. Bien en la marca y proyectándose con decisión y certeza. Metió pases-gol.

ALCOBA (6).- Sobrio y sin problemas en la marca de Ramírez y Navarro. No se observaron desacoples en la zaga.

GARCÉ (6).- Otro que tuvo un trabajo más que aceptable, incluso animándose en varias ocasiones a soltarse para aparecer por sorpresa en el campo rival.

URRIBARRI (5).- Está recuperando algo de la continuidad perdida durante el tiempo que se lesionó y luego con algunas bajas actuaciones. Empezó mejor de lo que terminó el año.

MORENO Y FABIANESI (6).- Aceptable partido, con mucha movilidad y llegando en un par de ocasiones a posiciones de gol.

BASTÍA (6).- El despliegue y la entrega de siempre para convertirse en equilibrio a la hora de marcar en el medio.

PREDIGER (6).- Aportó más que el Polaco en el manejo de la pelota. De todos modos, la idea fue agilizar el juego sin tenerla tanto y tratando de darle rapidez al traslado.

MUGNI (7).- El jugador de Colón con mayor sutileza en el trato de la pelota. Se cansó de meter pases entre líneas, tuvo movilidad y dotes para cargarse el equipo al hombro. Se avizora un promisorio futuro para él.

HIGUAÍN (5).- No hizo un buen torneo el Pipita. Se destacó, al igual que Urribarri, más en el torneo Apertura (el del segundo puesto y los 31 puntos de la mano de Sciacqua), que en éste. Igualmente, no se escondió nunca y pidió siempre la pelota.

FUERTES (9).- Noche soñada para el Bichi en todos los aspectos. Arrancó un poco nervioso, metió dos goles y pudo haber convertido alguno más. Contó con tantas situaciones como en el resto de los partidos que jugó hasta ahora producto de cierta pasividad de la defensa mendocina.

LUQUE.- Entró con ganas, encaró y el arquero le tapó un mano a mano después de una enorme habilitación de Lucas Mugni.

JOURDAN.- Debutó y pudo convertir, pero le taparon el remate.

ALARIO.- Apenas el descuento en campo, pero nadie le quitará la emoción de reemplazar a Fuertes.