Historias escritas sobre el ring

Raúl Pérez, la sombra negra de carlos Monzón

Sergio Ferrer

“El que me tuvo de hijo fue Raúl Pérez, de Rafaela, que me ganó tres veces...”. La frase, publicada por la revista 7 Días en 1978, titulada “No fue casualidad: le ganó tres veces a Monzón”, no pertenece a un perdedor cualquiera, que reconoce fácil y dócilmente la paternidad de un rival.

La dijo el mismísimo Carlos Monzón en 1971, ya siendo campeón mundial mediano, al recordar los pormenores menos difundidos de su pasado amateur y hacer memoria, especialmente, sobre aquel peleador al que visitó en tres ocasiones en “su patio”, para salir, invariablemente, con las manos vacías y derrotado.

En tal sentido, no caben dudas, Raúl Pérez -también conocido como “Granito” o “Talón”- fue la verdadera sombra negra del inigualable pugilista oriundo de San Javier, porque este último nunca pudo contrarrestar la enjundia, ni pudo frenar los ataques del retacón y morrudo rafaelino, aunque bien cabe aclarar que muy lejos estaba “ese” Monzón novato e inexperto de sus apariciones en la Perla del Oeste, de aquel monarca con destino de leyenda, tremendo y brutal, que terminaría imponiendo su boxeo en todo el orbe, con una marcada superioridad e implacable capacidad destructiva.

No hubo cuarta pelea

Osmar Raúl Pérez, nombre completo del protagonista recordado en esta oportunidad, nació el 11 de febrero de 1942 (según fecha expuesta en Boxrec) y se hizo boxeador a tiempo completo a partir de los 14 años, cuando debutó en las lides amateurs de la mano de su inseparable director técnico y manager, Alfredo Charra, figura emblemática del boxeo de Rafaela y su zona de influencia.

En realidad, la primera y la tercera pelea entre Pérez y Monzón se realizaron en el Club Ben Hur de la mencionada localidad santafesina -una en 1960 y la otra en 1962-, mientras que la segunda contienda tuvo lugar en 1961 en Sunchales, haciendo valer Raúl la condición de local a escasos kilómetros de su casa.

Contra lo que creímos durante muchos años, jamás hubo cuarta pelea entre estos antagonistas, porque tal como lo recuerda Charra, ya no le convenía hacer pelear al suyo con alguien al que siempre le ganaba. “No hubo una cuarta pelea. ¿Para qué? No era negocio ganarle siempre al mismo”, relató Alfredo en la edición Nº 69 de la revista El Satélite (marzo de 2008), publicación rafaelina que nos cediera gentilmente el reconocido juez de boxeo Marcos Machuca (un gran apasionado de esta disciplina) y que sirve de respaldo para todo lo aquí descripto. Justamente, estos testimonios estarían anulando la versión preexistente sobre los choques entre Monzón y Pérez, la que sostiene que combatieron cinco veces entre sí, resultando empatados los otros dos pleitos que se le adjudican. Charra aclara, inclusive, que Carlos tuvo en otro momento de su carrera un empate con uno de los hermanos de Raúl, Cornelio Pérez, también llamado “Kid” o “Canelo”. De allí, tal vez, la confusión que impera sobre esta cuestión.

“Tiraba como un demonio”

Para que se den una idea de quién era Raúl Pérez, hay que rescatar del olvido también uno de los pocos testimonios escritos que existen sobre esta rivalidad. El 30 de agosto de 1977, en la revista Deportiva, Monzón le expresaba a Julio Ernesto Vila lo siguiente: “El petiso era realmente un rival difícil; se metía muy agazapado y tiraba como un demonio”.

Según Charra, esa forma de pelearlo a Carlos tenía su razón de ser y había surgido de la observación previa de las características de éste y de un concienzudo trabajo de gimnasio. “En esa época, Monzón no era nadie, por así decirlo, pero tenía buena mano, aunque era de estilo más bien duro y de pocos movimientos; yo ya lo había observado en su pelea con Kid Pérez , con el que empataron; ahí le saqué esa debilidad”, explica Charra.

“La cuestión era hacerle cintura, “embatatarlo” abajo y salirle al cruce con toda la fuerza; no darle espacios, estar siempre cerca; para eso lo tenía a Raúl todo el día haciendo cuerda”, recuerda también.

“Tirábamos una soga de una punta a la otra del ring y Pérez debía balancearse de un lado al otro, sacando un gancho primero y rematando con un cross; así estaba por horas y llegaba al combate con una cintura perfecta, preparado para mantenerse a poca distancia”, agrega Charra.

“A Monzón no se le animaban de cerca, le hacían cintura pero de lejos; claro, darle distancia a la derecha y dejarse desbastar por la izquierda cortita era la locura a la que todos se lanzaban”, aclara después. Luego completa: “Eso lo cortamos de lleno; Pérez se le pegaba, lo sacaba del centro del ring con cintura y lo castigaba fuerte con un par de uppercuts; eran peleas de amateurs, pero se había formado una cierta rivalidad”.

Raúl Pérez, la sombra negra de carlos Monzón

Si bien fue tres veces vencedor de Carlos en el amateurismo, Raúl Pérez lo recuerda con gran respeto.

Opinión autorizada

Don Alfredo Charra fue el mentor, entrenador y conductor de Raúl Pérez. Empezó a enseñarle los primeros movimientos entre las cuerdas, a los 11 años a quien recuerda como a uno de sus más grandes pupilos, al margen de aquella serie de victorias contra Carlos Monzón.

“Pérez era una piedra; se afirmaba y tiraba la trompada, la extendía completamente y si daba en el blanco ya no había vuelta atrás, el combate estaba decidido a su favor; siempre tuvo buena contextura y mucha fuerza”, explica Charra sobre su destacado discípulo, a quien dirigió a lo largo de una campaña que combinando su brillante etapa como aficionado y su menos rutilante período profesional- tuvo momentos espectaculares, ya que Raúl llegó a mantener un invicto de más de 100 peleas, de las cuales 75 las ganó por nocaut.

“No cualquiera logra eso”, sentencia orgulloso Alfredo. “Pero repito, Pérez era muy fuerte, muy macizo con sus golpes; metía esas manos que te duelen toda una semana; aparte, tenía un estado físico impecable y siempre le quedaba resto para moverse”, agrega Charra sobre Pérez, a quien le decían “Granito” justamente por la dureza de sus golpes.

“Era muy ligero abajo y tenía mucha agilidad con la cintura, esquivaba muy bien por eso no fue para nada un boxeador castigado, nunca le pegaron o lo lastimaron fuertemente”, opina también don Alfredo, una de las personas que mejor conoció al “verdugo” amateur de Monzón.

Monzón amateur

Carlos Monzón debutó como púgil aficionado el 2 de octubre de 1959, empatando en tres asaltos con Raúl Cardozo y realizó su última pelea en dicho terreno, el 12 de diciembre de1962, ganándole por puntos en cinco episodios a Bienvenido Cejas. En total, hizo 87 combates amateurs: ganó 73, empató 6 y perdió 8. Sus vencedores fueron: Rodolfo Ceccarossi, Raúl Pérez (3), Salvio De Meo, René Lamboglia, Ismael Hamze y Osvaldo Mariño. De Ceccarossi se desquitó antes de pasarse al profesionalismo; de Hamze y Mariño en el campo rentado. Al principio lo dirigieron Marcelino Martínez y Roberto Agrafogo (unas 4 peleas), después Ricardo Minella (3 peleas) y finalmente Amílcar Brusa, con quien realizó el resto y después se hizo profesional.

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