Mesa de café
Mesa de café
La cantinela de siempre
Hace frío y los muchachos están abrigados con sacos y bufandas.
-Los viejos no soportan las bajas temperaturas -dice Marcial mirándolo a José que acaba de llegar temblando de la calle.
-No te hagás el pibe que vos sos por lo menos cinco años más viejo que yo -replica José, mientras le hace señas a Quito para que le sirva un café grande.
-No es un problema de edad, es un problema de estilo. Un tema que los peronistas nunca van a terminar de entender.
-Yo no entenderé de estilo, pero entiendo de pueblo -contesta José- algo que ustedes los gorilas no lo saben y no les interesa saberlo.
-Yo no sabré mucho de pueblo -se mete Abel- pero olfateo cuando lo están jorobando.
-¿Y se puede saber en qué lo estamos jorobando?
-Se presentan como un gobierno popular y son un gobierno de multimillonarios; dicen que están a favor de los más débiles y todos los días le meten la mano en el bolsillo a los jubilados; se dicen progresistas pero le cobran impuestos a las ganancias a los maestros y pensionados...
-Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia -completa José, para después agregar- es fácil despotricar contra un gobierno que como todo gobierno no es perfecto pero que a las cosas importantes las hace bien. Como dijo el general, nosotros no estamos en el gobierno porque somos buenos, sino porque los que nos critican son peores que nosotros.
-Yo no sé si Macri es peor que ustedes -dice Marcial, pensativo.
-Yo estoy seguro que sí -responde José.
-En la ciudad de Buenos Aires lo votan y lo votan porque algunas cosas ha hecho -digo.
-El voto porteño es un voto gorila -responde José.
-Otra vez con el disco rayado -exclama Abel y mueve la cabeza con resignación- yo no lo voto a Macri ni mamado -aclara- pero convengamos que el voto porteño más que un voto gorila es un voto exigente, un voto que no lo arreglan con versos o con planes sociales.
-El clientelismo de Macri es escandaloso -refuta José.
-Muy por debajo del de ustedes -contesta Abel- pero lo que no se puede discutir es que en la ciudad de Buenos Aires los servicios de salud, educación y seguridad son de una calidad superior a los que se ofrecen en el gran Buenos Aires.
-¿De dónde sacaste semejante verso?
-De los datos, de las estadísticas que nos dicen que los pobres se desplazan hacia la ciudad de Buenos Aires porque saben muy bien lo que les conviene.
-Convengamos que el proceso es perverso -observa Marcial- los pobres son corridos de las provincias gobernadas por los caciques feudales del peronismo, y acá los abarajan los gángsters del conurbano.
-El que los abaraja es el gorila de Scioli -dice José.
-Que yo sepa Scioli tributa para Cristina -digo.
-El hombre de Cristina en la provincia de Buenos Aires es Mariotto no Scioli -explica José.
-Y el hombre de Scioli a juzgar por los datos y por los últimos partidos de fútbol -digo- es Moyano.
-¿Yo me pregunto -dice Marcial- con qué peronistas va a gobernar y va a hacer campaña electoral esta chica? A los dirigentes sindicales los tiene en contra y a Scioli no lo puede ni ver.
-Tenemos la juventud y el 54 por ciento de los votos.
-La juventud camporista, como dice Guillermo Moreno, no sirve para nada, lo único que los moviliza es la plata y antes de entrar a un hotel hay que obligarlos a que dejen los cintos en la consejería -observa Marcial, mientras le echa un terrón de azúcar a su taza de té.
-Y con los votos -digo- yo no libraría cheques sin fondo porque hoy están y mañana se fueron.
-Ya se están yendo -enfatiza Abel.
-Ustedes siempre nos dan por muertos, pero el peronismo está más vivo que nunca.
-El peronismo -aclara Abel- pero en este gobierno cada vez hay menos peronistas.
-¿Y se puede saber desde cuando ustedes están tan interesados en la identidad del peronismo?
-Desde que pasó a la oposición -se burla Marcial.
-Como estarán las cosas de confundidas -digo- que el otro día lo recibieron a Moyano en el Club Progreso.
-Ahora resulta que para ustedes Moyano tiene los ojos azules y el pelo rubio -se burla José.
-Yo le tengo que reconocer -dice Abel- que es el dirigente que con más energía lucha contra el impuesto a las ganancias que este gobierno popular les aplica a los trabajadores de ingresos fijos.
-A mí lo que me llama la atención -digo- es que por primera vez un gobierno que se dice peronista tiene a los sindicalistas en contra.
-A algunos -corrige José.
-A casi todos -dice Abel.
-Hagamos números -propone Marcial- Moyano está en contra, los “Gordos” están en contra, la CTA de Michelli está en contra. El único apoyo que tiene es el de Yasky, cuya legitimidad es tan dudosa como su ética electoral.
-Acordate -digo- que en 1975 los sindicalistas le tiraron abajo el plan económico a la señora Isabel.
-No van a comparar a Isabel con Cristina -exclama José.
-Cada vez se parecen más -responde Abel.
-Moyano es el Lorenzo Miguel de aquellos años -añora Marcial.
-Este espectáculo yo creía que jamás podrían presenciar mis ojos: los gorilas al lado de Moyano.
-Nosotros no nos pusimos al lado de Moyano -aclara Marcial- Moyano se puso al lado nuestro.
-El otro día estuvo brillante -dice Abel- cuando dijo que los anuncios sociales del gobierno nunca se cumplen.
-El de las viviendas se va a cumplir -responde José.
-Ver para creer -digo.
-Algo se va a hacer -admite Abel- pero lo que yo les critico es que otra vez la plata salga de los jubilados.
-La plata de los jubilados es antes que nada plata del pueblo, porque corresponde a los aportes de todos y no de ellos. Además -completa José- prefiero que la plata se invierta en el bienestar de los trabajadores a que sea un factor de especulación en los bancos.
-Ese es un criterio tramposo -digo- la plata de los jubilados es para las cajas de jubilaciones no para cualquier cosa. Y si la plata sobra, inviértanla en políticas que beneficien a los jubilados y no en cualquier cosa. Aumenten las pensiones y las jubilaciones, paguen los juicios...
-Lo que dijo Bossio al respecto no tiene nombre -se queja Abel.
-¿Qué dijo?
-Que acepta el fallo de la corte de pagar los juicios que han perdido pero que no lo van a hacer porque sino se desfinancian.
-Con ese criterio -dice Abel- yo no le pago al almacenero de la esquina y dejo de pagar la cuota del auto.
-No la hagamos larga -dice Marcial- porque el anuncio de los planes de viviendas no se va a cumplir y dentro de una semana estarán hablando de otra cosa o prometiendo dulce de leche y galletitas para los chicos tristes.
-No comparto -concluye José.
Remo Erdosain