HASTA EL 12 DE AGOSTO

“Mínimas entropías” en el MAC

De la Redacción de El Litoral

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Curada por Roberto Echen, la exposición “Mínimas entropías”, que se exhibe en el MAC, propone fotoperformance e instalación, con técnicas de fotografía y ensamble. Estará habilitada hasta el 12 de agosto, y se puede visitar de martes a viernes de 9 a 13 y de 17 a 20; sábados y domingos de 17 a 20.

“Rosana Storti produce dos gestos simultáneos, en dos planos de visibilidad (y también en dos niveles significantes) distintos -sostiene Echen-. Por un lado, el más inmediato, ya que es el lugar de visibilidad de la obra, de lo que se muestra en la muestra y que me llevó a la pregunta por la entropía o, mejor, a preguntas que involucran -de modo desplazado y con extrapolaciones que ningún científico querría avalar- a la entropía o -en todo caso- a lo que ese concepto ha posibilitado. Preguntas con o sin signo de interrogación. Preguntas por el estado de cosas y los estadios (hasta en su significado vinculado a los deportes) diferentes que puede ser una ‘casa’, los modos en que ese espacio (ámbito no meramente físico) se (o podría hacerlo) reconstruye, su tendencia entrópica o inercial y los lugares que provocan un alejamiento del equilibrio. ¿Qué hago con la ropa sucia? ¿Y la limpia? Alguien va a decir que esas preguntas no tienen que ver con la entropía sino con la ignorancia de la dinámica de una casa (de un hogar).

“Sin embargo, tal vez no hacerlas cada vez que se hace una pila de ropa planchada o un bollo de ropa para lavar es el síntoma de una caída inevitable hacia un lugar de entropía máxima. ¿Qué hace Storti con la ropa? ¿De quién es esa ropa? ¿Cómo es que esas pilas de ropa, esas plantas, ese inodoro, el baño mismo -lugar más íntimo que el dormitorio-, han recorrido un viaje tan largo hasta el MAC? Viaje más largo en el tiempo que en el espacio, seguramente. Porque han tenido que desandar un destino entrópico para volverse significantes a partir de ese mismo destino.

“Sí, el arte contemporáneo. Ese lugar que no sabemos bien qué es, pero que nos da la posibilidad de estos viajes (viaje como desplazamiento, corrimiento que no involucra un trayecto espacial). Y Pitu (ahora que estamos tratando temas hogareños, familiares podemos llamar a su autora Pitu, como le dicen sus allegados) se coloca allí, para darse cuenta de que tiene un montón de cosas desordenadas; para saber que el componente obsesivo puede hacer algo más que pésimas publicidades de productos de limpieza. Por el sólo hecho de estar ahí.

“Pero porque estar ahí se torna des-habitual, des-habituado desde una mirada que las reclama para rescatarlas del lavarropas entrópico. Y aquí aparece el segundo gesto. Storti (volvemos a la distancia que da el apellido) trabaja la casa (en tanto representación) desde hace tiempo. Con maquetas.

“Lo que ocurre en esta muestra, en ese nivel de discurso sobre la obra misma que parece ineludible en los trabajos contemporáneos, es que las maquetas se ampliaron, empezaron -improbablemente- a aumentar la escala (no físicamente tal vez, sino en ese espacio de producción que llamamos mente) hasta devenir el espacio mismo que mostraban a escala. Inversión rigurosa del mapa del reino de Borges. Paso o hiato entre dos modos de representación. Pero, sobre todo, resistencia. Alejamiento de ese lugar -el lugar- entrópico, inercial que acecha -constantemente- a todo artista: quedarse en la comodidad de lo transitado, de lo conocido, tranquilizador y familiar. Allí, ese gesto se une al anterior: ambos se sitúan en esa lucha -desigual si las hay- contra un modo de mirar que transforma todo en indiferencia”.

Acción frenética

Para Stella Arber, directora del museo, “en las obras de Rosana Storti aparece de todo ante nuestros ojos. Es tal la cantidad de objetos puestos en juego que deviene en un agotamiento visual buscado a propósito por la artista, para mostrar el proceso al que fueron sometidas, en pos de su desarrollo vital, cada una de las imágenes.

“A modo de conjuntos delimitados por elementos parecidos, se resuelve un sistema de encuadres encadenados que podrían desdoblarse en decenas de otros. El proceso de producción tiene que ver con la fotoperformance, donde se advierte un verdadero trabajo de elaboración y el incremento sumario de traslado de los objetos que compondrán la obra, mudarlos de un lugar a otro será una frenética acción de la construcción de la imagen, acentuando una dinámica que se aquieta por la toma directa arrojándonos un orden obsesivo al límite, mostrándonos el efecto orgánico a ritmo acelerado en su desdoblamiento embrionario, que se expande en progresión.

“A cada paso uno puede ingresar visualmente en alguna disposición concreta para desplazarse luego a otra, y así sucesivamente. Ir y venir con la mirada será parte de nuestra búsqueda, que derivará seguramente en un alcance privado de connotaciones, propio de cada uno. En este muestreo selectivo, la artista propone singulares composiciones y declaraciones, nosotros seremos exploradores de su orden visual. Enfocar no eludirá los diferentes reflejos que se producirán y que guiarán a nuestros ojos a la carga caprichosa de una u otra parcialidad por el solo placer del recorrido. Aunque el ojo podrá prestar debida atención a un foco visual repentino, esta tarea óptica se repetirá hasta que uno considere que ya lo vio todo.

“Se convertirá así en un rasgo de arte relacional, el mosaico de instantáneas que hacemos a la vez que su autora, así tendremos la posibilidad de novedosas fuerzas entrópicas en interacción y de construcciones resueltas por nosotros a partir de su imagen. Fijación, atención, focalización serán a cada paso las variables, así como también tendremos apuros visuales, ya que la multitud murmurante de las imágenes de Storti, nos dejarán sin algunos tramos ya que ella misma nos distrae con tanto que ver.

“Al contemplar estos nuevos entornos veremos ‘campos de fuerzas’ que como un imán para el ojo, darán efectos de tensiones mutuas entre formas y cosas, con algunos realces de posición entre ritmos repetitivos, signos, señales y diseño de las imágenes”.

Orden y desorden

“Así se nos presenta algo importante a detectar -continúa Arber-: el potencial de lo simbólico. Disponemos de evidencias y de significados pero aparecen datos colaterales que señalan otros vínculos, tanto de disposición espacial como de ordenamientos alternativos, visiones simbólicas que se alimentan a partir de un colectivo de arquetipos supuestos y conocidos, así como metáforas de estados internos. Codificar desde la memoria, interpretar mensajes, experimentar cambios, serán las opciones flexibles y las gamas de expectativas que se articulan frente a estas obras.

“Aparecerán ‘jerarquías perceptivas’ para orientarnos e ir armando el esquema del dominio visual de Storti, que en su habilidad e inventiva apunta a nuestra atención consciente, abrumada por el asalto a los sentidos que realiza desde la profusión de elementos, condenándonos a pertenecer a la experiencia de la abundancia y exuberancia sin perder la sensación de agobio, en la inagotable variedad de la redundancia.

“La artista nos muestra la dependencia que tenemos con los objetos que nos rodean, cómo van condicionando nuestras vidas, las distracciones a las que nos someten, las obligaciones que nos determinan. Como parte de eso, ella misma aparece en la obra con la cara tapada, casi como en una pérdida de identidad ante semejante inundación de estímulos, dejando de ser, para estar allí, desde esa sobrecarga emocional, compartiendo el espacio vital con todos esos objetos, aunque le quiten lugar y no pueda fluir en el espacio que la absorbe, la encierra conformando una dependencia con ellos que le impiden salir o separarse del conjunto.

“El vivir diario se torna denso, pesado en la opresión de objetos accesorios que condicionan desde la compulsión de acumular en un orden lógico. Todo el conjunto visual pone al descubierto la construcción por asociación más que por las formas concretas o por la variante de sus colores, dispuestos de tal manera que va creando una secuencia cromática en la que se configura y completa la experiencia visual en una constante búsqueda de vibraciones, que adquieren importancia desde la estética Neo-pop que propone Storti, consciente de lo que provocará en los espectadores pondrá a prueba ese orden preestablecido contrarrestándolo con el desorden mental que determina la acumulación, y que ella muestra a modo del arte trash que vincula lo lúdico, la diversión, la ironía, la exhibición de información personal, los estados de ánimo extremos y hasta una nueva manera de presentarse, de instalarse a través de sus obras, como un modo de provocar sensaciones puntuales en el otro.

“Eso sí, carece del desaliño y la suciedad que caracteriza a esta estética ya que Storti se preocupa hasta el límite por el orden, la prolijidad y la limpieza, a tal punto que ya a nivel digital trabaja el mayor número de aportes visuales para sus obras con todos los detalles posibles, hasta la posición de las mismas en las salas; de este modo no deja un solo dato sin razonar, ni un detalle sin reflexionar tornándose de Neo-pop a Neo-conceptual en igual medida, atravesándose mixturadas las dos tendencias, accionando por igual en el desarrollo, proceso y resultado de sus creaciones”.

“Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan. Hay operaciones registradas desde la apropiación efímera de lo performático, desmaterializando por completo sus instalaciones, así ella interroga al propio lenguaje artístico, en sus despliegues (lo que se devela) y en ese repliegue (lo que se oculta) de acciones que tienen un puntual fin en sí mismas y se convierten simultáneamente en producto estético separado de la acción que la produce, dotando al hecho artístico de una multiplicidad de potencialidades sincrónicas y de desdoblamientos creativos únicos”.

 

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Foto: GENTILEZA DE LA ARTISTA

“Rosana Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan”.

“Rosana Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan”.

“Monoblock”, instalación. Foto: GENTILEZA DE LA ARTISTA

En el Museo de Arte Contemporáneo de la UNL, Bv. Gálvez 1578, se expone la muestra “Mínimas entropías”, de Rosana Storti.

“Rosana Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan”.

“La artista nos muestra la dependencia que tenemos con los objetos que nos rodean, cómo van condicionando nuestras vidas, las distracciones a las que nos someten, las obligaciones que nos determinan”. Fotos: GENTILEZA MAC

“Rosana Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan”.

“El vivir diario se torna denso, pesado en la opresión de objetos accesorios que condicionan desde la compulsión de acumular en un orden lógico”.

“Rosana Storti está planteando con sus estrategias un nuevo capítulo en la escena visual santafesina, dando imágenes que no sólo se ven, sino que se piensan”.