El sábado 4 de agosto

Las dos mitades de Kevin Johansen

El cantautor junto a The Nada mostrará en ATE Casa España “Jogo (Subtropicalia)” y “Fogo (Pop Heart)”, las dos mitades que conforman “Bi”, su nuevo disco doble.

Las dos mitades de Kevin Johansen

Johansen al frente de The Nada, la variopinta agrupación que lo acompaña desde hace algunos años, a la cual sumó numerosos invitados en la gestación de 29 canciones. Foto: Gentileza producción

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Kevin Johansen y The Nada llegarán el próximo sábado a ATE Casa España (Rivadavia 2871) para presentar “Bi”, su nuevo disco doble, integrado por el latinoamericano “Jogo (Subtropicalia)” y el anglorockero “Fogo (Pop Heart)”

El Litoral conversó con el artista para adentrarse en los polos del planeta Johansen.

Duplicidad

—Se habla mucho de la crisis de las discográficas. ¿Cómo se toma la decisión de sacar un disco doble?

—En realidad creo que la gente que quiera escuchar los temas los va a poner en el auto, o en la lista, y los va a escuchar todos. Es como cuando seguís a un artista, escuchás el disco. Si es un disco doble vas a tener que ponerle un poquito más de tiempo (risas).

También obviamente hay un público que escucha un solo tema, o dos, se engancha o no. Es como el promedio, o los sondeos que hace la gente. El single existió siempre, ahora existe en formato digital, nada más. Mucha gente escucha un tema o dos, pero no por eso voy a hacer un tema o dos (risas).

—Estas dos partes serían como la suma de los dos mundos, el subtropical o “templadista” y el anglosajón.

—Sí, justamente es eso. Fue saliendo la idea de los dos discos: después de “Logo” habían quedado dos patas, “Jogo” y “Fogo” dando vueltas, unas esquirlas del disco anterior de estudio.

Empecé con el disco folclórico porque me parecía que era una época de mucha cercanía entre los países, el disco tiene como un guiño a Uruguay y Brasil. Lo grabamos en el estudio Del Arco de León Gieco, de vuelta con Osqui Amante y Javier Tenenbaum, laderos de discos anteriores como “Sur o no Sur”.

Después lo dejé descansar un rato en 2010, conocí a Tweety González en México, por casualidad, y él tenía ganas de hacer algo conmigo. Tenía el proyecto de hacer un disco más rockero, hasta pachanguero, con algo de pop. Lo empezamos el año pasado (en el estudio El Pie), y resultó que terminaron cabeza a cabeza los dos discos. Era “sacamos uno y después otro” o “sacamos los dos juntos”. Y cuando empecé a barajar el concepto de disco doble, “Bi”, mi hermana me mostró las fotos de nuestros padres de jóvenes y esos retratos son la tapa de “Bi”.

—La primera parte se empezó a gestar por 2009...

—Sí, 2009-2010.

Confluencias

—La galería de invitados es impresionante, quizás la mayor de tu carrera, incluso hay coautorías. ¿Cómo se fue dando cada vínculo con Paulinho Moska, Lisandro Aristimuño o Lila Downs?

—Lo cierto es que te vas encontrando con artistas, con colegas, y vas pegando onda; la verdad es que con cada uno de ellos fue muy lindo, “vamos a hacer algo en algún momento” y se dio. Creo que trabajar, tanto con Lila Downs, con quien me había encontrado en festivales afuera y en Buenos Aires; como con Daniela Mercury, que me diga “yo me copé con un tema tuyo: ‘Anoche soñé contigo’ y me gustaría cantarla con vos”, es muy gratificante. Con todos me pasó algo así bonito de conectar, de gustar de lo que hacía el otro, de la afinidad estética y ética con muchos de ellos.

Escuchaba, como yo tengo la voz grave, timbres, fantaseando: “Uy, qué lindo sería que ésta la cante Daniela Mercury, o ésta hacerla con Natalia Lafourcade, el “Negro” Rubén Rada, Lisandro Aristimuño..., así se fueron dando las colaboraciones.

—El tema es poder llevarlos al estudio y plasmarlo.

—Sí, son gente con mucha experiencia, y disfrutan mucho de todo el proceso del estudio, de sorprenderse. Nos la pasamos pipa, como dicen los españoles.

—Sobre todo en “Jogo” hay muchas voces femeninas. ¿Hay una búsqueda deliberada de ese contrapunto?

—Creo que sí, tenía que ver con el concepto de “Bi”, la mujer. Pero la verdad es que fue también muy casual que hubiera muchas voces femeninas. Pero una voz más aguda complementa muy bien con las voces graves que meto yo.

—Justamente en el tema “Subtropicalia” aparece una santafesina radicada en Buenos Aires, que es Micaela Piccirilli. ¿Cómo fue el encuentro con ella?

—Sabíamos al verla en lo de León, en el estudio Del Arco, que cantaba muy bien. La verdad es que le puso una impronta tremenda al tema ése, y a otros en los que metió coros. Amistad, onda y disfrutar de ese hermoso timbre que tiene.

Contextos

—En “Fogo” hay dos covers: “Everybody Knows” de Leonard Cohen y “Modern Love” de David Bowie. Si bien tu voz tiene un parentesco con la de ellos, es llamativo que Cohen termina convertido en milonga y tango, y Bowie va para el lado del folk.

—(Risas) La verdad es que a mí me gusta sacar de contexto los temas que no son propios. Está bueno comprobar que la canción es indestructible: un buen tema sobrevive a los arreglos de cualquier época.

Esos dos temas son dos canciones tremendas, con una lírica muy fuerte, además de la idea musical. Así que fue simplemente eso, llevarlos a un lado inesperado, pero con eso demostrar que se aguantan cualquier intento de ejecución (risas).

—¿Escuchaste la versión de “Everybody Knows” de Rufus Wainwright?

—No, sí escuché la que hace de “Hallelujah”, que es muy bella. Él al tener una voz más aguda también le da una emoción muy particular. La verdad es que fue muy lindo descubrir que a Leonard lo puede cantar cualquiera, y es imposible arruinarlo.

—¿Cómo elige un compositor a la hora de hacer temas ajenos?

—He hecho mucho covers, he grabado uno en “Sur o no Sur” de Serge Gainsbourg, esa especie de Charly García francés, que se llama “La chanson de Prévert”; pero he hecho versiones de “Karma Chamelleon” de Boy George, o “In between days” de The Cure en tango; en “Patagonia” hacemos una especie de chanza con “Hotel California”; “Take on me” de A-Ha con charangos, sacándolos de contexto.

Supervivencias

—Rescataste canciones viejas tuyas. ¿Cuánto de lo que uno reencuentra es representativo de uno y cuánto es un monumento de lo que uno fue entonces?

—En realidad tiene que ver con la esencia de uno. Más que artista de culto fui muchos años artista oculto; eso pasa con los años, descubrís que hay temas que pueden sobrevivir a la época en que fueron escritas. El cancionista quiere que canciones y obras tengan chances de perdurar en el tiempo. Después la gente elige: me emocionó esto o no. La idea es que haya suficiente gente que se emocione con un tema tuyo como para darle vida después de varios años.

Así que fue lindo el proceso con Tweety, porque agarró canciones que tienen más de 20 años algunas.

—¿Te dijeron algo los jazzeros sobre “Los tics del jazzero”?

—No, se divierten: tuve la frutilla sobre el postre de que lo toque Ernesto Jodos, uno de los más grandes jazzistas que tenemos. Se divertía y reconocía que todos los géneros tienen sus tics.

Transiciones

—¿Se siente algún vacío luego de haber “parido” 29 canciones?

—Me salió un sarpullido, me estresé, me agarró una especie de pánico escénico y pudor, porque sabés que tenés que salir a defender eso. Fue en mayo, como un duelo, porque terminó una etapa y empezó otra. Es físico, cuando hay tanta entrega. Ahora, estoy en la etapa linda de darle vida a lo que grabamos.