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“¿Qué es el arte contemporáneo?”

Superados el período moderno, el posmoderno, el poscolonialismo, el fin de la historia y tics similares, ¿Qué es el arte contemporáneo?, se pregunta el profesor y crítico estadounidense Terry Smith, y tras la obvia respuesta de que contemporáneo es todo el arte que se produce hoy (“se trata de una subcultura internacional, activa, expansionista y proliferante, con sus propios valores y discursos, sus propias redes de comunicación, sus héroes, heroínas y herejes, sus organizaciones profesionales, sus eventos clave, sus encuentros y monumentos, sus mercados y museos... en síntesis, sus propias estructuras de permanencia y cambio), atina a conceptos de acercamientos más concretos. Tras la afirmación en los últimos años de las instalaciones, la fotografía a gran escala, el video y la proyección digital, “en términos de estilo, no existe ningún sucesor del minimalismo o del conceptualismo. Lo más parecido es la espectacular obviedad del arte retro-sensacionalista o tal vez el refinamiento erudito del remodernismo. Un vínculo tenue e incoherente entre estos nuevos medios y estas tácticas de impacto constituye para muchos la seña distintiva del arte contemporáneo internacional, algo así como un ‘estilo de la casa’ que se da por sentado, una impronta de exclusividad que se establece a partir de modos más antiguos o prosaicos”.

Contemporáneo, continúa teorizando Smith, bien podría significar “sin período”. Este estar fuera del tiempo (más allá de que en todo presente suele ser difícil aprehender lo que sucede precisamente en ese tiempo), ¿resultaría en definitiva negativo o liberador? Smith cita las críticas que hacen del arte contemporáneo una estafa o una impostura elitista. Se trataría de “un fraude contra el público perpetuado por los profesionales del mundo del arte, una elite condescendiente que defiende su quiosquito en nombre de los elevados valores que, a su vez, busca imponer sobre el público con miras a su mejoramiento. A cambio de esta impostura, esperan recibir ciertas recompensas como proveedores de bienes culturales”.

Para contrarrestar afirmaciones de ese tipo, Smith explora las distintas corrientes impulsadas por el mercado, el gusto o la expresión de nuestro tiempo, repasando los inevitables Richard Serra, Gerhard Richter, Damien Hirst o Takashi Murakami, pero también las instituciones, bienales y museos. Publicó Siglo XXI.