Egipto
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La opinión pública celebra el cese de la cúpula militar
El presidente recortó poderes y relevó a los más altos mandos. También anuló enmiendas constitucionales que les daban amplios poderes.

El presidente egipcio, Mohammed Mursi, informa sobre los cambios en las poderosas Fuerzas Armadas. Foto: efe
De la Redacción de El Litoral
DPA
Importantes sectores de la opinión pública egipcia saludaron hoy el recorte de poderes y el cese de altos cargos de la cúpula militar egipcia anunciado el domingo por el presidente Mohammed Mursi.
El ex director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), el antiguo disidente Mohammed El Baradei, habló de un “paso en la dirección correcta”.
En un paso inesperado, Mursi anunció en la víspera la destitución del influyente ministro de Defensa y comandante del Ejército, Mohammed Hussein Tantawi, así como del jefe del Estado Mayor, Sami Anan.
Al mismo tiempo, el presidente anuló recientes enmiendas constitucionales que daban amplios poderes al Ejército en detrimento del jefe de Estado.
“Es un traspaso de poder al presidente, de buena voluntad”, consideró el político islámico moderado Abdel Moneim Abul Futuh. También los protagonistas de la revuelta que defenestró al presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011 saludaron la medida.
“Su decisión merece nuestro apoyo”, declaró en Twitter Ahmed Maher, cofundador del movimiento juvenil 6 de abril. “Creo que es justo lo que queremos”.
Sólo algunos círculos jurídicos criticaron a Mursi por hacer cambios constitucionales sin tener facultades para ello.
“Un presidente no tiene el poder de cambiar una Constitución, aunque sea interina”, dijo la jueza constitucional Tahani al Gabali al portal “alahram online”. “Mursi tenía que haberse atenido a la declaración constitucional vigente”, sostuvo.
Las enmiendas habían sido aprobadas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas poco antes de que Mursi fuera declarado ganador de las elecciones presidenciales, cuando la cúpula militar gobernaba aún el país de forma interina.
Como sustituto de Tantawi a la cabeza del Ejército fue designado el mariscal de campo Abdel Fattah al Sisi. Mursi, por otra parte, designó con Mahmud Mekki por primera vez desde que asumió el poder a un vicepresidente. El juez Mekki se dio a conocer como un crítico del sistema que presidió Hosni Mubarak hasta su caída en febrero de 2011.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no se ha pronunciado hasta ahora. Pese a que no queda claro hasta qué punto Tantawi y otros generales estaban informados sobre la medida, parece haber indicios de que el paso fue coordinado con los militares. En el país nada apuntaba hoy a un posible golpe de los generales.
En un discurso emitido en la noche del domingo, Mursi elogió a las Fuerzas Armadas. El mandatario aseguró que siempre apoyará al Ejército en “su sagrada tarea de proteger a la nación”. “Mis decisiones no tienen nunca como objetivo ofender a alguna institución estatal”, agregó.
Mursi afianzó con el anuncio su poder en Egipto poco después de asumir la presidencia. Tras la caída de Hosni Mubarak el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas había asumido el poder y lo había entregado hasta ahora de forma vacilante.
Con la declaración constitucional del domingo, el presidente traspasó todos los poderes que la cúpula militar reclamaba hasta ahora a sí mismo. El mandatario podrá ahora promulgar leyes y definir él mismo el presupuesto estatal.
El jefe de Estado reafirmó también su apoyo a los planes de la transición democrática. El nuevo Parlamento debe ser elegido tras la elaboración de una nueva Carta Magna por la actual Asamblea Constituyente y su aprobación en un referéndum.
Pese a su apoyo, El Baradei también se mostró cauto. “Un presidente que tiene tanto poderes ejecutivos como legislativos contradice la esencia de la democracia. Eso sólo puede funcionar de forma excepcional y provisional”.
Israel se mostró por su parte preocupado en sus primeras reacciones al cese de Tantawi y Anan, y a la anulación de los prerrogativas constitucionales de los militares en Egipto.
Ambos pasos llegaron por sorpresa y demasiado temprano, consideró hoy el diario “Jerusalem Post”. Tantawi y Anan representaban la línea de diálogo con Israel.
“Mursi quiere mostrar quién manda en casa”, resumió el “Jediot Achronot”. El gobierno israelí está especialmente preocupado por la creciente violencia en la península del Sinaí, con una evolución aún difícil de prever, añadió el rotativo.
Tantawi, el último vestigio de la era Mubarak
Hasta el domingo, el mariscal de campo Mohammed Hussein Tantawi, de 76 años, era el hombre más poderoso de Egipto. Durante 20 años, el oficial de carrera que pertenece a la minoría de los nubios trabajó a las órdenes del ex presidente Hosni Mubarak.
Y desde la caída del antiguo régimen en febrero de 2011, Tantawi era el último vestigio de la vieja estructura de poder que continuaba ocupando un alto cargo: la presidencia del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y la cartera de Defensa.
Como el ex presidente Mubarak y su predecesor Anwar el Sadat, Tantawi participó también en la guerra contra Israel. En 1956 entró al servicio del Ejército y fue nombrado su comandante en 1991 por Mubarak. Al mismo tiempo asumió el puesto de ministro de Defensa, aunque siempre rehuyendo en lo posible las apariciones públicas.
Como ministro, dialogó con frecuencia con políticos extranjeros, pero prefirió mantenerse al margen a la hora de tomar decisiones, por ejemplo respecto a la cuestión de cómo se posicionaría El Cairo frente a la organización radical palestina Hamas en la vecina Franja de Gaza. Así se desprende de los despachos diplomáticos filtrados por la plataforma de Internet Wikileaks.
Tras el derrocamiento de Mubarak tras una revuelta popular, el Consejo Militar de las Fuerzas Armadas asumió el poder con Tantawi al frente. El gremio se declaró garante de una transición democrática ordenada, pero se perdía en cuestiones de gestión menores. Además, reprimió con brutalidad las protestas del movimiento juvenil que continuaban en el país, y de los cristianos coptos.
El gremio dirigido por Tantawi respondió al ascenso de las fuerzas islamistas en las elecciones democráticas disolviendo el Parlamento y dictando decretos constitucionales que limitaban el poder del primer presidente elegido democráticamente, Mohamed Mursi.
Pero los generales no pudieron frenar a las fuerzas islámicas: las últimas imágenes mostraban a un envejecido Tantawi con marcadas arrugas en el rostro.
Con su decisión del domingo, Mursi retiró al militar del poder, dejando espacio a una generación de militares más joven cuyos oficiales no sienten al parecer esa arraigada enemistad frente a los islamistas.
Sin embargo, Mursi dejó una salida honorífica al hasta ahora militar de más alto rango, adornándola con la concesión de la estatal orden del Nilo.
Además, Tantawi podrá añadirse el título de ‘asesor‘ del presidente, lo que podría librarlo de una posible persecución penal.
El “controvertido” nuevo jefe
Sobre el nuevo jefe de la cúpula militar egipcia, Abdel Fattah al Sisi, se dispone de poca información como corresponde al cargo que desempeñó hasta ahora. Los medios egipcios lo recordaron hoy sobre todo por una controvertida iniciativa para realizar tests de virginidad tras las protestas de la plaza Tahrir.
El flamante ministro de Defensa de 57 años dirigía desde la caída del régimen de Hosni Mubarak en febrero de 2011 los servicios secretos militares. Además, pertenecían al comando supremo militar, que bajo el nombre Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas asumió el poder tras la dimisión de Mubarak.
En su función tras la caída del régimen, Al Sisi sólo apareció en una ocasión en la escena pública y de una forma nada gloriosa, recuerdan los medios egipcios.
Fue cuando en marzo de 2011 la policía militar capturó y cometió abusos contra manifestantes jóvenes de la plaza Tahrir en el sótano del Museo Egipcio. Entonces, las mujeres denunciaron haber sufrido un trato especialmente denigrante al ser sometidas a los llamados test de virginidad.
Y fue Al Sisi quien unas semanas después intentó argumentar esa práctica ante los medios occidentales: las mujeres acamparon
junto con hombres en la
plaza Tahrir y para que no pudieran denunciar después violaciones por la policía militar, se comprobó su virginidad, dijo cínicamente.
Al Sisi ya forma parte de una generación de oficiales del Estado Mayor que al
contrario que Tantawi o Mubarak, que fue piloto de las fuerzas aéreas, no participó activamente en la guerra contra Israel.
Al Sisi se formó en la academia militar y entró al servicio de infantería. Bajo el régimen de Mubarak fue comandante de la Sección Norte con sede en Alejandría.
Lo que más pesó para la decisión de Mursi, como afirman medios egipcios, es que se mostró dispuesto a pasarse a su bando.
El hasta ahora jefe de los servicios secretos del Ejército es considerado un hombre religioso, pero no era miembro de los Hermanos Musulmanes, de cuyo movimiento procede Mursi. Sin embargo, conoce por su puesto anterior las vidas de todos los camaradas, incluso de aquellos que podrían ser peligrosos para el gobierno de un presidente civil.