Al margen de la crónica

Talento olímpico

Los Juegos de Londres 2012 llegaron a su fin confirmados como la cita olímpica más fascinante de todos los tiempos para los amantes de la música.

Con Sebastian Coe a la cabeza, sus organizadores exprimieron al máximo las obras de medio siglo de bandas y canciones que influyeron en la juventud de todo el mundo.

The Beatles, Sex Pistols, Oasis, The Clash, Mike Oldfield, Frankie Goes to Hollywood, The Jam, The Chemical Brothers o New Order fueron sólo algunos ejemplos del amplio repertorio.

En ninguno de los Juegos Olímpicos de la historia se vio algo siquiera lejanamente similar. Ya en la ceremonia de inauguración se supo que Londres no sólo iba a albergar los Juegos Olímpicos 2012, sino también los primeros Juegos Musicales.

Magistralmente orquestada por el cineasta Danny Boyle, la ceremonia no disgustó a ningún oído. Entre otros actuaron Arctic Monkeys y Paul McCartney, que puso en pie al estadio para corear el “na, na, na, na” de “Hey Jude”.

La banda sonora de “Carrozas de fuego” envolvió cada entrega de medallas antes de dar paso al himno del ganador. Y “Heroes”, tema del londinense David Bowie, fue la banda sonora de los triunfos locales.

Para los momentos de tensión máxima, qué mejor que “Under Pressure” de Queen y Bowie. Y en los combates de boxeo, “Song 2” de Blur amenizó el ambiente.

Hubo en cambio otros temas musicales que sonaron algo repetitivos pasada la primera semana. La mayoría de los dirigentes de los comités olímpicos, periodistas y atletas llevaban un teléfono móvil con el mismo tono, que terminó tornándose una pequeña pesadilla.

Las tribunas de básquet fueron siempre, no sólo en Londres, un espectáculo auditivo, pero para estos Juegos incorporaron algo novedoso. El animador puso nombre a cada grada cabecera: una se llamaba “Oasis” y la otra “Robbie Williams”. Cuando sonaba la música, cada grada debía cantar su canción, “Wonderwall” o “Angels”.

“Vas por el court y se escucha música. No es normal en Wimbledon”, dijo Federer, que perdió la final de Londres 2012 ante Murray en el mismo escenario en el que cuatro semanas antes conquistaba Wimbledon por séptima vez.

“Suena música hasta medianoche como si estuviéramos en Ibiza. A veces me pregunto qué hacemos aquí”, se quejó el nadador serbio Milorad Cavic un día antes de que el pebetero recibiera el fuego olímpico.

Así, el final de los Juegos era en cierto modo previsible, sobre todo teniendo en cuenta de la enorme cantidad de talento británico en lo que a música se refiere.

Entre impresionantes juegos de luces y fuegos artificiales, la presentación de George Michael, Take That, el regreso de las Spice Girls, un emocionante tributo a John Lennon, temas The Rolling Stones, Queen y David Bowie, y el cierre con The Who fueron la frutilla del postre de unos Juegos Olímpicos que pasarán a la historia por su despliegue de talento.

¿Cómo definir la ceremonia de clausura?, le preguntaron a Coe. Y el campeón olímpico fue claro: “Party, party, party (fiesta, fiesta, fiesta)”.