Los republicanos ya tienen candidato

Romney promete un futuro mejor a los estadounidenses

Saldrá a buscar los votos de los desencantados de Obama. Prometió crear muchos empleos.

 

Silvia Ayuso - DPA

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Mitt Romney aceptó formalmente la candidatura presidencial por el Partido Republicano en un discurso en el que prometió un futuro “mejor” para todos los estadounidenses y que estuvo plagado de guiños hacia los “desencantados” con el gobierno de Barack Obama, a quienes aseguró que está bien “pasar página” y volver a apostar por la “promesa de América” que, afirmó, traerá una Casa Blanca bajo su mandato.

“Me postulo a la presidencia para ayudar a crear un futuro mejor”, dijo Romney al aceptar con “humildad” y “responsabilidad” la candidatura republicana, al cierre la noche del jueves de la convención que el partido conservador celebró esta semana en Tampa, Florida.

Según aseguró, eso pasa por “crear empleos, muchos empleos”. Acto seguido, reiteró la promesa hecha 24 horas antes por su compañero de fórmula, Paul Ryan, acerca de que una Casa Blanca bajo mandato republicano creará “12 millones de empleos” en los próximos años.

“Al contrario que el presidente (Barack Obama), tengo un plan para crear 12 millones de nuevos empleos”, aseguró Romney, quien reveló que dicho plan tiene “cinco puntos” que van desde la “independencia energética” al impulso del comercio exterior, menos impuestos y gasto estatal y, sobre todo, la revocación de la reforma sanitaria impulsada por Obama.

“Desearía que Obama hubiera tenido éxito porque quiero que Estados Unidos tenga éxito”, aseveró. “Pero sus promesas sólo han llevado a desencanto y división”, agregó.

“Hoy ha llegado el momento de pasar página, de dejar atrás las decepciones de los últimos cuatro años (...) ahora es tiempo de revivir la promesa de América”, sostuvo Romney y se comprometió en este sentido a priorizar la economía a cualquier otra iniciativa.

“Obama prometió que iba a frenar el incremento del nivel de los océanos y a curar el planeta”, ironizó. “Mi promesa es ayudarles a ustedes y a sus familias”, contrapuso entre aplausos.

Aun así, Romney dedicó algunos minutos a trazar algunas líneas de lo que sería la política exterior estadounidense bajo su mandato, y que se basa en devolverle a Estados Unidos el liderazgo que los conservadores afirman ha perdido bajo el mandato demócrata, para lo que prometió mano dura con países como Irán o Cuba y una renovación de las alianzas con “amigos” como Israel.

“Obama ha arrojado bajo las ruedas del autobús a aliados como Israel, incluso al mismo tiempo que relajaba las sanciones contra la Cuba de Castro”, criticó.

“Abandonó a nuestros amigos en Polonia al huir de nuestros compromisos con el esculo antimisiles, pero está ansioso por darle al presidente ruso (Vladimir) Putin la flexibilidad que desea (...) bajo mi gobierno, nuestros amigos verán más lealtad, y Putin verá un poco menos de flexibilidad y más mano dura”, prometió.

Romney habló ante las más de 20.000 personas que llenaban el foro republicano y en pleno horario estelar televisivo, en un acto que cuatro años atrás fue seguido por casi 40 millones de personas.

Consciente de que constituía la mejor y quizás última oportunidad de cambiar la imagen hierática y distante que hasta los estrategas republicanos reconocen le impide conectar con buena parte de su propio electorado, dedicó una buena parte de los casi 40 minutos de discurso a clarificar algunos aspectos personales.

Ya antes, durante los discursos y videos previos a su alocución, diversos políticos, amigos personales de Romney y hasta estrellas como el oscarizado actor y director Clint Eastwood habían destacado sus características más “humanas”.

Pero se esperaba del propio Romney que, en palabras del influyente republicano Jeb Bush, “abriera su corazón”, y eso lo intentó la noche del jueves, presentándose como un padre de familia tradicional y con las preocupaciones de todo padre de cinco hijos, un producto “clásico” de la era baby boom del “sueño americano”.

Romney combinó esta parte de su discurso más personal con alusiones dirigidas a atraer a algunos de los sectores de voto que más se le resisten, como el hispano.

Así, el republicano recordó una vez más el vínculo “mexicano” de su familia, relatando que su padre “nació en México y tuvo que huir con su familia durante la revolución mexicana”.

Creció en Michigan, continuó, que es un estado “inusual” para un mormón. Pero “a mis amigos les interesaba más saber qué equipos deportivos seguíamos que a qué iglesia íbamos”, agregó en un sutil intento de restarle importancia a su credo, una religión que sigue suscitando muchos recelos entre el electorado estadounidense.

En una apelación directa también a otro sector esquivo de su mensaje, las mujeres, Romney dedicó un sentido homenaje a su madre y esposa, Ann, a la par que recordó que como gobernador de Massachusetts eligió a una mujer como su lugarteniente y para otros altos puestos locales.

Romney promete un futuro mejor a los estadounidenses

El candidato republicano a la presidencia de EE.UU., Mitt Romney, recibe a su esposa Ann, y otros familiares en el escenario.

Foto: EFE

Australia condena insultos de millonaria a trabajadores

El gobierno laborista de Australia condenó hoy las palabras de la mujer más rica del país, Gina Rinehart, que dijo que sus compatriotas australianos son “trabajadores vagos que beben y socializan demasiado”.

Rinehart, una magnate del sector minero, provocó la indignación esta semana al escribir en una revista del sector industrial que cualquier podría hacer millones si simplemente trabajara más duro y empleara menos tiempo bebiendo con los amigos.

El viceprimer ministro Wayne Swan dijo que Rinehart había insultado a los trabajadores australianos diciéndoles: “Salgan del pub y vayan a hacer millones”.

Según el ex primer ministro Kevin Rudd, Rinehart está equivocada y su llamamiento a recortar el salario mínimo no reducirá el desempleo porque “la vida es más compleja que eso”.

Para la ministra de Sanidad, Tanya Plibersek, Rinehart debería intentar vivir con el salario mínimo antes de sugerir su recorte.

Rinehart, de 58 años, es la australiana más rica con una fortuna estimada en 29.000 millones de dólares australianos (unos 28.000 millones de dólares americanos).

Cuando tomó las riendas de la empresa familiar en 1992, tenía una serie de contratos de explotación de minas. Pero mediante joint ventures, logró hacer crecer su firma, Hancock Prospecting Pty Ltd, valorada el año pasado en más de 10.000 millones de dólares australianas. También posee otros permisos de explotación minera de hierro y carbón, los dos materiales que más exporta Australia.