se hacen pasar por empleados municipales

Con bolsas hacen el cuento del tío

De la Redacción de El Litoral

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“Buenos días señor. Soy empleado de la Municipalidad. Le informo que a partir de septiembre deberá preclasificar los residuos. De lo contrario, será multado. Le dejo estas bolsitas para que separe entre húmedo y seco y evite las multas”. El vecino de barrio Sur al que le fueron dirigidas las palabras mientras bajaba unos paquetes del auto y se disponía a ingresar a su casa, agradeció la cortesía. Pero al segundo de hacerlo, el joven le aclaró que debía abonar 100 pesos por las bolsas; a lo que el jubilado le indicó que no podía pagar ese monto.

Como un gesto de solidaridad, el supuesto trabajador le bajó el precio. Le dijo que por ser jubilado, podía dejárselas a 50 pesos. Pero como el hombre también mostró imposibilidad de abonar un 50 % menos del precio original se las rebajó a 30 pesos. “Si no puede pagar 50, no se preocupe. Lo hacemos pasar como si usted es pensionado y sólo me da 30 pesos”, dijo como la mejor opción.

El vecino de barrio Sur no dudó en comprar el abultado pack de bolsas de consorcio. Sin presumir que se trataba de un engaño, pagó lo que le pidió el falso empleado; quien sacó un recibo —sin ningún tipo de validez porque es de los que venden en las librerías— al que le estamparon un sello de la Municipalidad que ya no se utiliza más —tiene la foto del puente colgante, símbolo que se utilizaba anteriormente a la gestión de Mario Barletta—.

Al mismo tiempo que le pidió su nombre y apellido, el falso trabajador le solicitó permiso para poder completar el recibo en una mesita dispuesta en el living del hogar que se observaba desde afuera. El jubilado accedió y acto seguido el joven le solicitó un vaso de agua. Fue en ese momento cuando el hombre mayor notó que algo raro sucedía y, tomándolo del brazo, lo sacó del domicilio y cerró la puerta con llave. Cuando le alcanzó el vaso del agua, el joven ya no estaba.

El jubilado, cuando analizó en frío los hechos, se dio cuenta que tuvo suerte. Pensó que si en el mismo momento en que le permitió el ingreso a su casa otra persona también entraba, otra hubiese sido su suerte y la de su familia.

Por último, desde la Municipalidad aclararon a El Litoral que ningún vecino debe hacerle caso a las personas que, en su nombre, vendan bolsas de residuos. Ello “es una gran mentira” y una versión del “cuento del tío” que ya tiene antecedentes en la ciudad.

Recomendaciones

Ante la visita de un operario que se presente como trabajador de una empresa de servicios públicos y pretende ingresar al hogar para realizar algún tipo de verificación, solicitarle su nombre y apellido. Tras ello, pedirle que aguarde unos minutos afuera hasta tanto constatar con la empresa que realmente sea un empleado de la misma. En los tiempos que corren no es suficiente que la persona muestre una credencial o esté vestido de operario. Todo puede tratarse de una farsa.

No brindar datos personales a desconocidos que tocan el timbre con la intención de hacer encuestas. La información puede ser utilizada para “estudiar” al dueño de casa. ¿De qué forma? A través de los buscadores de internet, por ejemplo.

Nunca abrirle la puerta a personas que no son allegadas al hogar, aunque parezcan simpáticas, se muestren agradables y lleguen con una “gran promoción o un regalo”. Esa acción podría facilitarles el ingreso al domicilio. Mucho menos, permitirles el acceso para que puedan trabajar más cómodos.

Con bolsas hacen el cuento del tío

911

es el número

al que hay que llamar para denunciar a los falsos trabajadores de la Municipalidad. Lo mismo para advertir cuando se sospeche de la modalidad delictiva del “cuento del tío”.

0800-777-5000

es el número

donde se puede averiguar sobre la realización de campañas o iniciativas que lleve adelante la Municipalidad en la vía pública.

Engaño. Un pack de bolsas de consorcio y un volante real impreso por el municipio sobre la campaña de preclasificación es el packaging que utilizan los falsos empleados. Si alguien las compra, entregan además un recibo que no tiene ningún tipo de validez. Foto: Mauricio Garín

Los casos más recientes

El Litoral dio cuenta en la víspera del asalto sufrido por dos familias de barrio Villa Dora, cuando supuestos operarios de una empresa de teléfono -vestidos con ropas de color azul, casos amarillos y arneses- lograron ingresar a los domicilios supuestamente para reparar las líneas y terminaron llevándose dinero y objetos de valor. En Liceo Norte, otra familia pasó por algo similar el miércoles. Dos hombres se presentaron en la vivienda como empleados del Correo Argentino para entregarle un encomienda y cuando la dueña de casa abrió la puerta, los delincuentes se metieron y la asaltaron. En los tres casos, las víctimas fueron mujeres.

Los abuelos, los más elegidos

La modalidad delictiva conocida como “el cuento del tío” es un hecho que se registra con frecuencia y suele realizarse de a dos. Los delincuentes que recurren a este tipo de estafa se valen de la confianza que generan en sus víctimas para llevar adelante su “ingenioso” fraude. A través de esa modalidad, además, pueden perpetrar asaltos domiciliarios si consiguen que alguna víctima les abra la puerta. Las personas mayores y las mujeres son las más buscadas para hacerles “el cuento del tío”.

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