SEÑAL DE AJUSTE

Medicados

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“Tiempos compulsivos” tiene su epicentro en una clínica diurna de salud mental que trata a enfermos ambulatorios situados más allá del diván y más acá del chaleco.

Foto: Télam

Por Roberto Maurer

 

Al mejor mago le sale un conejo muerto de la galera y a Suar este año le tocaron dos o tres. La ficción no ha sido un terreno favorable para las producciones de Pol-ka y en lo que va de la temporada El 13 tuvo que arrojar por la ventana a “Los únicos” y luego sacrificar prematuramente a “Lobo”. En la tómbola del negocio del espectáculo las especulaciones sobre éxitos, fracasos y tendencias son inevitables, como en cualquier mercadito.

Se conjeturó que el público no estaba preparado para la licantropía y que, hoy, la gente prefiere historias de amor como las de antes, por lo cual se confió en la recientemente estrenada “Sos mi hombre” (*). Pero su repercusión menguante no ha logrado colmar las expectativas y, además, provocó una acusación de plagio. Tampoco el recurso infalible del sexo funcionó en “Condicionados”, que ocupó uno de los lugares más indignos del rating de Pol-ka en materia de unitarios, o sea en una especialidad en la que nunca había fallado.

Chapas y chapitas

Ahora El Trece vuelve con un unitario y ha estrenado “Tiempos compulsivos” (miércoles a las 22.30), el día de descanso de la caravana de Tinelli, y con una fórmula que en otros tiempos le dio buenos resultados, la del espacio terapéutico donde conviven psiquiatras y pacientes, cuya principal atracción descansa en las neurosis y trastornos mentales de gravedad diversa, y basta con recordar “Verdad/Consecuencia”, “Vulnerables” y “Locas de amor”.

“Tiempos compulsivos” tiene su epicentro en una clínica diurna de salud mental que trata a enfermos ambulatorios situados más allá del diván y más acá del chaleco. En esa zona intermedia se vive al borde y los terapeutas también se encuentran atrapados por patologías compulsivas. Es un muestrario: Teresa (Gloria Carrá) sufre un trastorno de identidad asociativa que alimenta personalidades múltiples, Esteban (Rodrigo de la Serna) es un mitómano cuasi psicópata adicto al sexo, Inés (Carla Peterson), quiere un mundo maniáticamente ordenado y acumula objetos, Gerardo (Guillermo Arengo) sufre de hiperconectividad y no suelta el celular, y Sofía (Pilar Gamboa) usa su cuerpo para infligirse heridas. A duras penas, son atendidos por psiquiatras que arrastran sus propios conflictos, interpretados por Fernán Mirás y Juan Minujin, a quienes se suma el personaje de Paola Krum, una inexperta psicóloga santafesina que en el primer capítulo llega para hacer una residencia. Desbordada por el panorama, es posible que le haya costado distinguir entre enfermos y terapeutas.

Paliza

El primer envío tuvo su eje en una paliza propinada al psiquiatra encarnado por Mirás por el ex marido de una enferma, y en las reacciones de sus alterados pacientes. Por lo visto, se trataría de una ficción menos ortodoxa o menos ajustada a las terapias: los problemas se traducen y explotan en diferentes ámbitos, desde la calle al hogar.

Se ha reunido un elenco poderoso con autores solventes, ya que el guionista Javier Daulte, además, es psicólogo y dramaturgo, en tanto el director Daniel Barone posee experiencia en cine y televisión. Si bien el resultado es de gran categoría, las situaciones dramáticas no dan tregua y siempre se sostienen en un pico de intensidad, al punto de producir un efecto sofocante en el espectador de televisión, cuya mente se encuentra peligrosamente expuesta ante la pantalla. Y en su fragilidad, ha generado su propio mecanismo de defensa: la compulsión de cambiar de canal. En la noche de estreno “Tiempos compulsivos”, el público prefirió a “La dueña”.

(*) Las tiras en crisis utilizan diferentes artimañas para subir el rating. En “Sos mi hombre” se acaba de recurrir a Piñón Fijo y la Mole Moly.