La Convención partidaria

Los demócratas frente al reto de la reelección

Los demócratas frente al reto de la reelección

Trabajadores dan los toques finales al escenario donde los demócratas, de la mano de Barak Obama, transitan el último tramo para la reelección.

Foto: Agencia EFE

La Convención Demócrata de esta semana en Charlotte enviará al presidente estadounidense Barack Obama hacia la batalla por la reelección, en lo que probablemente sea la última campaña de su carrera política.

 

Frank Fuhrig

Dpa

La Convención Demócrata también podría marcar el fin de una era en la política estadounidense, en que la gente festeja al candidato en medio de música, confeti y globos rojos, blancos y azules. Y es que la semana pasada, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, sugirió que los dos gran partidos de Estados Unidos deberían replantearse si “vale la pena la gran cantidad de recursos destinados a este tipo de convenciones”.

“Son eventos muy costosos”, dijo a periodistas durante un almuerzo al margen de la Convención Republicana en Tampa. “Creo que por la cantidad de noticias que la gente recibe hoy en día y la forma en la que acceden a ellas, no estoy muy seguro de que celebrar una convención de cuatro días tenga mucho sentido a futuro”.

Las convenciones políticas estadounidenses comenzaron a mediados del siglo XIX y eran eventos muy bulliciosos, donde las alas regionales del partido discutían durante días sobre políticas y candidatos antes de ponerse de acuerdo en un candidato presidencial.

Las elecciones primarias se extendieron tras la Segunda Guerra Mundial, minando el poder de los jefes de partido que dirimían candidaturas en cuartos llenos de humo de cigarro y dándole en cambio más participación a militantes y electores en cada estado.

La era de la televisión hizo que los debates y los discursos fueran televisados día y noche y los partidos se volvieron expertos en transformar sus convenciones en espectáculos televisados de cuatro días. Sin nada que decidir, miles de delegados y decenas de miles de seguidores podían centrarse en los festejos.

Sin el drama típico de las convenciones del pasado, los canales de televisión fueron recortando gradualmente su cobertura de estos eventos a una hora o dos en la franja de mayor audiencia.

“Lo que solía a ser una cobertura intensa de todos los canales de televisión, con algo de suspenso y sorpresa, es una historia completamente distinta ahora”, afirmó el senador por Illinois Dick Durbin, segundo demócrata en importancia en la Cámara Alta, en declaraciones a Roll Call, un diario que cubre la actividad del Congreso.

La semana pasada, en Tampa, Durbin, que daba entrevistas para refutar las acusaciones republicanas contra Obama, cuestionó el futuro de los encuentros partidarios.

“Me pregunto por las convenciones como parte de nuestro proceso político”, dijo. “Es algo bastante caro, que lleva mucho tiempo, y llegará el día, en un mundo de redes sociales, en el que haya otra forma de hacer esto”, afirmó.

Algunos números

En 2008, el Partido Republicano canceló la mayor parte de su primera jornada de la convención en Minneapolis, Minnesota, para evitar dar la impresión de festejo mientras el huracán Gustav amenazaba la costa del Golfo de México a 2.000 kilómetros. El primer día de la convención republicana de la semana pasada fue similar y estuvo prácticamente perdido por la amenaza del huracán Isaac.

Este año, los demócratas redujeron su convención de cuatro días a tres, la más corta desde 1948. En vez de la tradicional apertura del lunes, los demócratas realizarán un festival callejero de todo el día abierto al público en el centro de Charlotte, con música, comida local y una dosis de activismo comunitario.

Habiéndose negado a aceptar la promoción de corporaciones para la convención de este año, los demócratas lucharon hasta último minuto para conseguir los 37 millones de dólares que necesitaban para el evento. El comité local anfitrión, sin las limitaciones empresariales, juntó otros 15 millones de dólares para otros actos incluyendo fiestas de bienvenida, indicó el diario Charlotte Observer.

Los republicanos reunieron con facilidad los 55 millones de dólares para su convención en Tampa. Cada partido recibió, además, 50 milllones de dólares del gobierno federal para gastos de policía y seguridad.

Los sindicatos, una pata importante del partido, con bases de izquierda, tendrán una presencia mucho menor en la convención de 2012, con más de una decena de sindicatos boicoteando el evento.

Si bien siguen apoyando a Obama, algunos de ellos están molestos por la decisión de los demócratas de reunirse en Carolina del Norte, considerado uno de los estados más antisindicales del país. Otros sindicatos opinaron que era mejor gastar sus fondos en las bases antes que en un festejo.

La primera dama, Michelle Obama, será la principal oradora al inicio de la convención, el martes. Los delegados dentro de la Time Warner Cable Arena también escucharán hablar de política exterior y seguridad nacional -seguramente haciendo eje en el abatimiento del líder terrorista Osama bin Laden en 2011- al senador John Kerry, el candidato demócrata derrotado en 2004. Bill Clinton, el único presidente demócrata en ganar dos periodos desde 1944 (1993-2001) dará el discurso de nominación para Obama el miércoles a la noche.

La convención finalizará el jueves en el Bank of America Stadium, en un intento por recapturar el entusiasmo de la convención de 2008 en Denver, Colorado, en la que Obama aceptó su nominación -para convertirse luego en el primer presidente afroamericano de la historia- en un estadio repleto.

Antes de Obama, el vicepresidente Joe Biden hablará ante una multitud que se estima en 70.000 personas. El show final que llevará a la aceptación de Obama incluirá música de estrellas como el latino Marc Anthony, la banda de rock Foo Fighters y la cantante soul Mary J Blige.