Los escenarios de la vida
Los escenarios de la vida
Por María Luisa Miretti
“Las señoras de la calle Brenner”, de Angélica Gorodischer. Emecé, Buenos Aires, 2012.
La clave de esta novela de Angélica Gorodischer como muy bien lo aclara al final- no reside en actos heroicos, intrigas, aventuras o amores desenfrenados, sino en la sumatoria de sucesos que configuran la vida de sus personajes hasta dotarlos de sentido.
En el caos inicial una ciudad destruida- dos mujeres se encuentran y acompañan durante días, haciéndose pasar por madre e hija, en una relación que se fortalece con el paso del tiempo. Las llevan a un sitio, luego a otro, las hacen trabajar, las visten, les dan cobijo y así, mientras van madurando internamente, el entorno comienza a despejarse, hasta que ingresan al mundo civilizado donde además de aprender a leer y escribir deben llevar nombre porque “lo que no tiene nombre no existe”. Paralela y simultáneamente, una mujer amante del arte que trabaja en un museo logra un ascenso que le permite alquilar un departamento grande y cómodo en la calle Brenner, donde va a vivir con su madre.
Son las historias en torno de las cuales giran los acontecimientos, pero el logro de Gorodischer reside en ese sutil hilván con el que va entretejiendo las piezas entre sí, logrando belleza en la podredumbre, dicho de otro modo, creando en el epicentro del caos.
Esas historias son puestas desde afuera se desconocen los orígenes o las causas (especialmente en el caso del derrumbe)-, pero esto colabora en el devenir discursivo que va generando un clima singular. Por momentos especialmente las imágenes iniciales- hay un tono casi melancólico y quejumbroso que recuerda aquel mundo ancho y ajeno de Ciro Alegría y aquel fatídico Cuarzo que el indio nunca llegó a entregar a su mujer y a su hijo, sentado sobre el derrumbe.
Personajes que maduran y crecen, así como cambian, a nivel discursivo, las inevitables asociaciones, como cierto símil intertextual con Ema Zunz (Borges) y la escena en la que ella (Alaíde) se desvirga para lograr una victimización de mayor impacto.
Los conflictos surgen de las relaciones familiares, pero básicamente entre madre e hija, porque faltan palabras, no hay memoria o no hay expresiones suficientes para demostrarlo, pero en definitiva rondan en torno a seres que van y vienen, avanzan y retroceden, sienten, aman y luchan armando y desmontando los distintos escenarios de la vida.