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“Breve historia de la Argentina. 1916-2010”

Luis Alberto Romero presenta, en Breve historia contemporánea de la Argentina” un panorama que conjuga el trabajo riguroso del historiador y la reflexión del ciudadano sobre el presente. Desde su publicación en 1994 el libro tuvo una amplia recepción, y se presenta ahora en edición revisada y aumentada, ya que se incluyen dos capítulos, que abarcan desde el gobierno de De la Ría en 1999 hasta la muerte de Néstor Kirchner, en 2010.

Luis Alberto Romero advierte en primer lugar que no partido de la idea de probar alguna tesis, sino de reconstruir la historia compleja, contradictoria (y dolorosa) de la Argentina contemporánea, y también de intentar responder algunos interrogantes, como el lugar que hoy existe en el mundo para la Argentina, o las características que debe tener el Estado para garantizar lo público y racionalizar la economía, asegurando justicia y equidad, o la existencia y estímulo de una cultura crítica, rigurosa y comprometida.

Los distintos capítulos se detienen en los gobiernos radicales (1916-1930), la restauración conservadora (1930-1943), el gobierno de Perón (1943-1955), el empate (1955-1966), dependencia o liberación (1966-1976), el Proceso (1976-1983), el impulso y su freno (1983-1989), la gran transformación (1989-1999), crisis y reconstrucción (1999-2005) y una nueva oportunidad (2005-2010).

Un epílogo nos entrega una reflexión sobre el tembladeral del presente: “A fines de 2010, el futuro de la Argentina sigue tan lleno de interrogantes como cuando concluí la primera versión de este libro, en 1992. No sabemos cuánto durará la actual prosperidad, basada en un factor incontrolable: la demanda del mercado mundial. Sospechamos que el mejor momento ha pasado y hasta tememos que haya sido desaprovechado. Los beneficios extraordinarios se gastaron de manera poco sensata, atendiendo más a la coyuntura que al largo plazo, más a la política que al desarrollo. Una versión más de la fábula de la cigarra y la hormiga. Eliminar el bolsón de la pobreza, restablecer una sociedad integradora y no meramente inclusiva y encaminar la economía en un crecimiento sustentable y capaz de extender sus beneficios no tiene que ver sólo con los cambios en la economía mundial. Tiene que ver sobre todo con el gobierno y con el Estado argentinos”.

Agrega más adelante que este segundo peronismo “avanzó sin prejuicios en el desmonte del Estado y particularmente de los distintos mecanismos de control. Legitimó estas acciones con un discurso que, en una primera versión, con Menem, esgrimió los argumentos del neoliberalismo y la modernización, y en la segunda, con Kirchner, se hizo fuerte en el estatismo, el populismo plebiscitario y otros ingredientes plasmados con artificio, como la reinventada tradición de los años setenta o la reivindicación de los derechos humanos”.

Y también: “Hoy predomina el discurso populista, que reivindica al pueblo en contra de los poderosos; pero se mantiene un lugar para el discurso de los años noventa, que fomenta y legitima la construcción de poder y riqueza a través de la política populista... La democracia y particularmente la necesidad de sustentar el poder en los sufragios abrieron nuevas posibilidades a la profesionalización. Una de sus desdichadas variantes fue la posibilidad del enriquecimiento personal. Esto le cabe en alguna medida a un enorme sector de políticos profesionales... Los recursos para el enriquecimiento personal provienen, de una u otra manera, del Estado. El segundo peronismo, escaso en lo programático, más débil en lo identitario y abierto en lo organizativo, se constituyen en el Estado y con el Estado. Se trata de un partido del Estado, dirigido por las mismas personas que dirigen el Estado”. Publicó Fondo de Cultura Económica.

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Luis Alberto Romero.

Foto: Archivo El Litoral